Nos dejó este sábado el gran Sergio Lumbardini. O sea que se nos fue un pedazo de la historia del básquetbol de nuestra ciudad.
Fue el histórico secretario de la Asociación Juninense de Básquetbol. Prácticamente estaba desde antes de la presidencia del Dr. Fernando Vénere, o sea en los albores de la década del ´80.
Fue multifuncional en la sede madre del baloncesto local. Estaba con los fixtures, las cobranzas, las selecciones, los viajes, las camisetas, los impuestos del edificio, etc. etc.
Era el primero en llegar y el último en irse -como lo muestra la foto con la llave en la mano- para abrir y cerrar la Asociación Juninense de Básquetbol.
De trato cordial, amable, siempre mediador en los entreveros de las reuniones de delegados, supo granjearse una legión de amigos en su paso por esta vida.
Sufrió una descompensación cuando terminó el partido de fútbol de Sarmiento-Barracas Central. Y no fue para menos con el desastre que hizo el árbitro que enardeció a todo el estadio. El corazón tenía que estar fuerte para soportar tamañas injusticias.
Sergio estaba ahí, como no podía ser de otra manera, en la platea, alentando al club de sus amores.
Fue asistido rápidamente por médicos y la ambulancia que enseguida lo derivó a un nosocomio asistencial. Lamentablemente nada pudo hacerse por su vida y falleció en horas de la noche.
Seguramente ya estará tirando al aro con Cristian y Ethel, dos de los grandes amigos que tuvo en esta vida terrenal.
Mañana faltará alguien en la mesa de control del barrio de las Morochas. Pero solamente en la mesa. En el estadio Sergio seguro estará viendo el partido en algún rincón y disfrutando del básquet, como lo hizo siempre.
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