Gustavo Marchesi: "Esa noche en Chivilcoy fue un caos”
BÁSQUET

Gustavo Marchesi: "Esa noche en Chivilcoy fue un caos”

Luego de que Argentino volviera a la cancha de Colón, tras 32 años, el capitán del Turco en ese día memorable contó con lujo de detalles los hechos acaecidos.

El 30 marzo de 1990 iniciaba el campeonato Provincial de Clubes de Básquetbol (hoy Prefederal) y Argentino recibía la visita de Colón de Chivilcoy. El Turco perdió 78-77, con un triple de Gustavo Alonso sonando la chicharra con la pelota en el aire. Terminó el partido y hubo serios problemas. 

El 22 abril de 1990 se jugó la revancha en Chivilcoy y ganó Argentino 86 a 83. El partido no debió jugarse porque nunca hubo garantías. Por eso pasó de todo.

“En Junín había sido un partido muy parejo. Ellos tenían un buen equipo y nosotros no estábamos tan afilados como después, avanzado el campeonato. 

Ganábamos por dos puntos faltando nada. Alonso, un muy buen jugador que ellos tenían, metió un triple casi de la mitad de la cancha y nos ganaron por un punto. 

Y pasó lo que no debía haber pasado. La gente de Chivilcoy, unas cuarenta personas, entraron a la cancha a festejar. Totalmente lógico. 

Pero la gente de Argentino no se lo bancó y se armó una gresca de magnitudes proporcionales. Hubo golpes, sillas volando, corridas, de todo. 

Ellos quedaron muy enojados por estos hechos y nos esperaban ansiosos para la revancha en Chivilcoy.

Desde el día después del partido este, hasta el día que viajamos inclusive, me estuvieron amenazando. Llamaban a mi casa, al Banco Junín donde trabajaba en esa época, diariamente. Me decían que me iban a matar. Era teléfono fijo en ese entonces, no había celular.

Llegó el día de la revancha. Cuando fuimos llegando al club Argentino para viajar, nos encontramos con tres colectivos. Dos eran de la hinchada. O sea que si iba a haber lío, iba  a ser  grande. Y fue grande.

La verdad que llegamos allá y fuimos a una guerra. No fue un partido de básquet. El clima era totalmente hostil. Desde que bajé del colectivo me custodió la policía hasta el vestuario, a  mis compañeros igual. La gente de Junín a los golpes para poder entrar a la cancha. Todo así.

Empezó el partido y la gente de Chivilcoy estaba adentro de la cancha, con los pies  adentro de la cancha. 

Yo tuve suerte porque un jefe de operativo me protegió en todo momento. Cuando me  pegaban para que cayera al piso y la gente de afuera me pateaba, se metía la policía y no recibí más que alguna patada extra.

En el entretiempo vivimos otra situación complicada. Salimos hacia el vestuario en medio de toda la gente de ellos, con insultos, gritos, salivazos. Y cuando levanto la cabeza veo que en un rincón estaba mi señora con Patricia –la mujer del Pacha Taró-  que habían ido a ver el partido como si nada. Yo no quería ni levantar la cabeza porque si se avivaban la iban a pasar mal. 

El partido fue el antibásquet. Nosotros metíamos un gol y la gente entraba a la cancha. Partido suspendido, la policía los tenía que sacar, luego entraban los nuestros y otra vez el partido parado. 

Encima fue un partido en que abrimos una diferencia de ocho-diez puntos ganándolo bien. Hasta que en una de las últimas jugadas se fue solo Claudio Lezcano para liquidar el juego y se metió una persona abajo del aro y lo agarró. No lo dejó meter el gol.

Ahí se armó la madre de los escándalos. Dos horas suspendido el partido. Los jueces no sabían como seguirlo.

Así hasta que terminó y nos arrinconaron en una esquina. La gente de ellos nos quería pegar. De a poco desalojaron el gimnasio. Salimos como las 3 de la mañana. La policía logró despejar la cuadra completa, pero nos estaban esperando en la esquina. El micro nuestro con varios vidrios rotos, en fin, llegamos a Junín de día.

Esa noche se infartó el presidente de Argentino, Nené Pagano y tuvo que entrar una ambulancia a la cancha a buscarlo. En ese momento se cayó un hincha de ellos que andaba por arriba de los techos y se vino a pique. Otra ambulancia para buscar a este sujeto. En fin, un caos. Pero ganamos.

Por suerte ese básquet se terminó. Es que eso no era básquet. Por ahí veo algún video que me muestran los chicos y me preguntan qué me llama la atención. Y en realidad es la gente adentro de la cancha. Pero no pasaba solo acá. En Lanús a los jugadores de Obras los quemaban con cigarrillos. Cosas que no conducían a nada.

Por suerte hoy el deporte está protegido como debe ser y la gente puede disfrutar en familia de un gran espectáculo como es el básquetbol.

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