BÁSQUET

Facundo “El Colo” Murias

Estuvo en Chile y se va a hacer patria a México. Fue campeón con Ciclista Juninense ascendiendo a la “A” y pasó por varios clubes como entrenador asistente.

Nací en la ciudad de Junín en el barrio El Picaflor. Sin embargo a los cinco años me mudé a Villa Talleres donde prácticamente pasé mi infancia y adolescencia.

Fui a la escuela N° 24 y después al Comercial en el secundario. Del ambiente del basquetbol fui con Juan Sica, Franco Riva, Nicolás Maggi, los mellizos Dutto.

En el  barrio se jugaba al fútbol. Ocasionalmente a las tapaditas con las figuritas del momento. Éramos vecinos con Luciano Maidana, así que jugábamos desde las escondidas hasta lo que se pudiera, incluso el futbol.

Pero yo en mi casa tenía un aro de básquetbol, así que todos los días tiraba y entrenaba solo o con Lucho, que vivía al lado de casa.

Al futbol no jugué nunca a nivel de clubes, era solo para compartir un momento con los chicos del barrio. 

Si fiché en Ciclista Juninense y ahí estuve durante toda mi carrera, a excepción de un año que me fui a jugar a Deportivo Baigorrita.

En Ciclista estaba de entrenador Maximiliano Moreno, luego lo tuve a Chany López, a Pablo Ferrara, a Pucho Morgan y luego vino el proceso de Julián Pagura en el club que fue extraordinario. Lo viví todo. Desde U 13 hasta la primera.

Llegué a entrenar un año con el plantel profesional, en la era del Boti Santángelo, allá por el 2011.

Fui campeón como segundo asistente de Julián Pagura el año que ascendió Ciclista a la Liga Nacional 2012-2013.

Al año siguiente yo terminé el profesorado de Educación Física, no me comprometí con la Liga Nacional. Pero estaba la Liga de Desarrollo.

Al año siguiente me llamó Daniel Jaule para ir a Petrolero Argentino de Plaza Huincul y me fui como primer asistente. Luego estuve en La Unión de Colón con Damián Gamarra.

De Colón crucé la cordillera y me fui a Chile. Me contrató ABA Ancud un año y luego me vine a Ameghino de Villa María.

En Chile me fue muy bien.  Me encontré con un mundo nuevo, completamente diferente al de acá. La verdad que lo disfruté muchísimo. El club era de gente muy pasional, en una isla. Había un lindo clima porque para la gente su atractivo principal era el básquetbol.
Me encontré con que en el primer partido amistoso para presentar al equipo fueron 3.000 personas a la cancha. Cosas que acá no estaba acostumbrado a verlas.

En Ameghino estuve tres años. Creo que fue el ciclo más exitoso. Fue en La Liga Argentina, además involucrado en todo lo que era la estructura del club, en tratar de colaborar con las formativas para desarrollar chicos. Teníamos un grupo de quince para fomentar chicos, todos reclutados. Era un trabajo diario complementó un proyecto hermoso.

Creo que le quedó una buena estructura al club. qimei siempre hay que hacer algo más. El chico tenía su entrenamiento pero aparte una sesión de fundamentos, otra aparte de lanzamientos y un trabajo extra de pesas. Es lo que siento que he dejado ahí. Espero que sigan con la misma línea.

Lo de México fue sorpresivo. Un día me mandó un mensaje el entrenador Juan José Pidal que me dijo que tenía buenas referencias mías y que me quería llamar. 

Hablamos por espacio de una hora y media de básquetbol. Luego me llamó varias veces más. Me dijo que estaba la posibilidad y nos pusimos de acuerdo. Lógicamente me tomé un tiempo para contestarle.

Me voy con las mejores expectativas de aprendizaje. Se  está armando un equipo competitivo con intenciones de pelear el torneo.

De movida voy a integrar un plantel con nueve jugadores estadounidenses. Va a ser la primera vez que me encuentre con una situación de este tipo. Se contrató al base que estaba en Estudiantes de Madrid, que no es poca cosa.

Cuando yo comencé a trabajar a nivel profesional hace unos ocho años y pico no sabía nada de inglés y comencé a estudiar. Iba cambiando de profesores a medida que me movía de las ciudades. Pero hace cuatro años que estoy con una academia fija. Mejoré muchísimo el inglés básico y siempre me he podido manejar bien con los extranjeros.

El básquet nacional está muy bien. El jugador  nacional ha adoptado como costumbre mantener un ritmo de vida profesional muy diferente al de antes. Gracias a  la Generación Dorada el jugador promedio se cuida con la alimentación y hace trabajos extras.

Ahora muchos clubes está haciendo trabajos de pretemporada que eran cosas que antes no sucedían. Y todo esto va elevando el nivel de la Liga.

¿Ginóbili y Scola? Los dos mejores jugadores de la historia del básquetbol argentino, por todo. Pero lo principal es que demostraron a la perfección lo que es el perfil de un jugador profesional y de una persona que quiere permanecer en el alto rendimiento. Ese es el mejor legado que han dejado.

Lo de Scola estos últimos años tomando a los internos más chicos para llevarlos a entrenar, haciendo trabajos para llegar a un torneo especifico, extendiendo su carrera tres o cuatro años más para seguir jugando en el máximo nivel, fue sensacional.

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