Los jugadores azulgranas posan con la copa.
Los jugadores azulgranas posan con la copa.
LIGA NACIONAL DE BÁSQUETBOL

De la mano del juninense Nicolás Romano, San Lorenzo de Almagro es pentacampeón

Derrotó en la finalísima a Quimsa de Santiago del Estero por 82 a 77. Los santiagueños lo tuvieron en un puño y no lo supieron ganar.

Fue el final que esta Liga merecía. Juego 5. Palo y palo hasta el final. Emoción. Dos equipazos. Una serie cambiante. Gran paridad. Y un campeón para la historia. Fue el moño de una temporada muy difícil, en la que todos lucharon para llegar al objetivo soñado: jugarla y terminarla. Y así fue.
Una temporada que comenzó, el 4 de noviembre, con el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), que se desarrolló en la fase de Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO) y terminó, seis meses después, en medio de la segunda ola.
Un certamen atípico en el medio de una pandemia que azotó al mundo entero llegó a su fin. Y no solamente tuvimos campeón de la Liga Nacional, la Liga Femenina también culminó con la corona para Berazategui y por otro lado el inicio de la Liga Argentina en febrero, que aún se encuentra en pleno desarrollo. No es poco en este contexto de sufrimiento e incertidumbre.
Muchos de los equipos debieron salir de su lugar de residencia para comenzar sus prácticas en Buenos Aires de manera temprana, como fueron los casos de Hispano Americano y La Unión de Formosa. El elenco formoseño, por ejemplo, recién volvió a su hogar cuando finalizó su participación en la competencia. Los clubes, los dirigentes, cada uno de los protagonistas fueron sumamente responsables desde este comienzo para que hoy tengamos a un nuevo campeón. Desde las burbujas en los hoteles, el encierro. Todos tuvieron que convivir y formar de cierta manera una "familia" para afrontar entrenamientos, almuerzos, cenas, charlas para sobrellevar las emociones y sentimientos personales, porque claro está que esto no es solo un juego, que detrás hay personas y la parte psicológica fue un factor fundalmental en muchos de los planteles.
A fines de febrero, Quimsa, hoy finalista, se llevó el torneo Súper 20 frente a San Martín. Los equipos también estuvieron presentes en competencias internacionales, protagonistas en la BCL Americas. Hablamos de San Lorenzo, Quimsa e Instituto.
Rodrigo Castillo, el árbitro que luchó por su vida frente al Covid, hoy estuvo presente en Obras para hacer la entrega de las medallas para el segundo puesto. No olvidemos el nombre del trofeo que se entregó: "La Copa Osvaldo Arduh", en honor al querido entrenador de Atenas que Córdoba que falleció antes de iniciar el torneo. Un golpe muy fuerte y anímico para el elenco cordobés que debió convivir todos estos meses con la angustia y el dolor para intentar competir al máximo nivel. Su hijo, Nicolás, se hizo cargo del plantel junto con Cristian Colli, para seguir adelante a pesar de todo.
Pasión, esfuerzo, sacrificio, constancia y ganas, muchas ganas de parte de toda la familia del básquet argentino para llegar a este 15 de mayo con un nuevo campeón. San Lorenzo se consagró por quinta vez en  la historia de manera consecutiva y hoy se lleva todos los titulares. Pero, el gran protagonista en esta edición tan distinta y particular fue sin dudas cada uno de los que formaron parte de esta temporada: técnicos, asistentes, jugadores, árbitros, médicos, kinesiólogos, psicólogos, dirigentes. Hoy es un día para festejar, porque la Liga Nacional está más viva que nunca.


 
El partido
Fue un cambio absoluto de estrategia en el segundo tiempo para que San Lorenzo pudiera patear el tablero y ganar un partido cuyo trámite le había sido desfavorable en el primer tiempo y hasta la mitad del tercer cuarto (perdía por 15). Santander arriesgó. Mandó a presionar más arriba, a presionar la bola. A no dejar jugar. A riesgo de que la diferencia trepara más. Pero esa táctico dio sus frutos. Penka no dejó que Robinson la tocara más. El escolta, que hasta el primer tiempo era el claro MVP de la serie, ya no pudo desequilibrar y Quimsa se confundió. Le costó juego y tiros. Y entró en la frustración. Fue como una bola de nieve. Que se agigantó. Para ambos. San Lorenzo ganó en confianza y el rival la perdió.
El Ciclón, tras un mejor arranque por la defensa colectiva y, en especial de Aguirre sobre Robinson, había arrancado mejor. Pero Quimsa mostró su equilibrio como equipo. Tras estar trabado en ataque, se puso el overol y defendió. Hasta que Robinson, con un segundo cuarto brillante, lo sacó del hoyo ofensivo. Fueron 15 puntos en 15 minutos de Brandon, en modo asesino, ante quien se le pusiera enfrente, Penka, Fjellerup y hasta Vildoza. Tiros en la cara, penetraciones y, ya en su salsa, hasta un taponazo a Piñero volviendo a defensa. Luego, de a poco, se sumaron otros, sobre todo cuando Santander dispuso una defensa box contra Robinson y eso abrió espacios para otros. Un triple de Mainoldi puso el 40-26 mientras San Lorenzo sufría por esa misma vía (1-13 en la mitad, con 5 pérdidas de Vildoza). La etapa se cerró con 10 de ventaja, pese al 35% de campo del ganador. Reflejo del trabajo de obrero del equipo santiagueño.
Quimsa se mantuvo duro en el reingreso desde los vestuarios. Implacable en defensa y eso generando confianza en ataque. Como esa tapa de Ramirez Barrios a Vildoza –hasta ahí llevaba 3-7 de campo y cinco pérdidas- que se tradujo en un bombazo de Copello en el otro lado. Pero hasta ahí llegó el dominio de Quimsa. Santander decidió cambiar y San Lorenzo se le vino encima. Arriesgando, en ataque y defensa. En su aro presionando más la bola –incluso bien arriba- y en ofensiva jugando en menos segundos, recayendo más en el talento de sus figuras, en especial Vildoza, que empezó a dibujar. Así anotó 28 tantos en el período luego de sólo sumar 30 en la etapa inicial. Quimsa hizo lo que pudo: la diferencia de 15 (51-16) pasó a ser de cuatro (62-58) luego de tres cuartos.
En el inicio del último, el Ciclón pasó a ser un vendaval y empató en 70. Partido nuevo. Yendo a la ofensiva en pocos segundos, con Vildoza manejando todo y al fin apareciendo otros actores, como Piñero –tremendo en el tiro luego del 0-7 de campo en la etapa inicial-, Romano –haciendo de todo, siendo decisivo en el cierre-, Fjellerup –le costó con el tiro abierto pero fue devastador yendo hacia el canasto- y hasta Acuña.
Lleno de confianza, San Lorenzo se lo llevó puesto. Fue guapo. Bancó los peores momentos y resurgió. Cuando pasó a ganar 76-70, pareció que no se le podía escapar. Pero Quimsa luchó hasta el final, como pudo. Ya no era el equipo de siempre. San Lorenzo lo había desmantelado en el segundo tiempo. Con juego y personalidad. Así llegó el nuevo título, el quinto nada menos. El que tal vez hasta el Papa haya festejado desde el Vaticano.

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