“Nací en Piedritas, un pueblito perteneciente al partido de General Villegas. Vine a los ocho años a Junín con mi familia.
A mi vejo le salió laburo en la fábrica de La Juninense, y se vino a fabricar quesos a Junín. Era de profesión quesero.
Nos instalamos en el barrio del club 9 de Julio y siempre vivimos allí. Uno de los mejores barrios de la ciudad de Junín. Muy buena gente, vecinos solidarios, gente amable.
Y me fui del barrio recién cuando me casé. Me radiqué en Villa Talleres. Luego me pude comprar la casa en el barrio El Picaflor y es donde estoy actualmente viviendo.
Mi juventud fue en la plaza del Obelisco. Estaban las naranjas a nuestra merced y cada tanto se armaba una guerra de barrio contra barrio. Era a naranjazos limpios.
También hacíamos los autitos de carrera que se preparaban con peso adentro para que no volcaran y se hacían las ruedas con gomas de bicicleta recortada, o íbamos a pedir algún desperdicio en la gomería del barrio. Antes no había problema, te regalaban todo.
Además estaba la casita de Tucumán, un emblema de la plaza 9 de Julio que lamentablemente de-sapareció en los albores de los años ´80.
Me mandaron a la escuela número uno, que más o menos quedaba derecho de casa y en ese entonces se podía ir solo. Íbamos con los pibes del barrio y volvíamos prácticamente todos juntos.
Igualmente llegué a séptimo pero tuve que terminar las cursadas en la escuela número veinticuatro, a la noche.
Eran otras épocas y me mandaron a laburar. Había que colaborar con la casa. No eran tiempos fáciles. A los 13 años comencé a trabajar.
Atrás de lo Ghirardi y Vauthier estaba el campito. Eso era sagrado. Era impresionante la gente que se juntaba a jugar al fútbol.
Estaba el Indio Meoni, Cachín Baro, entre los que me acuerdo, todos chicos del barrio que se juntaban a diario para correr detrás de una pelota.
A mi me ficharon en Defensa Argentina. Era arquero, jugué un nocturno en la cancha de Sarmiento que nos fue bien y llegamos a la final. Pero a mi me gustaba más el básquet. Estaban Pichi Leytur –que también fue mi compañero de trabajo muchos años- Ortega, Pino, los primos Domench, Adrover, Garbe. Venían Lupino y Artiga de Viamonte.
Ya estaba jugando al básquet en 9 de Julio. Había empezado con Cara de Boyo Quintanal como técnico, un señor. Después vino Polo Cárdenas.
Jugaba en las inferiores del “9” y llegué a primera cuando estaban todos los monsturos. Los hermanos Pagella, Carnelli, Mancini, Bertinotti, Romero y los chicos que venían de abajo como Poggi, Pérez, recién empezaban los hermanos Pastorino. Integré el equipo que obtuvo el último título para el club en su historia deportiva, en el año 1974.
Después de 9 de Julio me llevaron a jugar al club Huracán de Arribeños que en los albores de los ´70 tenía básquetbol. Jugaba contra Arenales que era la contra, Santa Isabel.
Solamente íbamos los domingos con el cabezón Gianelli, Poggi, Sabelli. El técnico era Nato Costa.
Se jugaba en dos fines de semana que armaban los partidos.
Otro año el Galgo Distéfano nos llevó a jugar a Ascensión, también con Poggi, Corbanini. Había un grupo que querían jugar al básquetbol. Invitaban equipos de la zona y se llenaba de gente. Impresionante.
Yo iba porque me gustaba, aparte de unos mangos que siempre te daban. Pero después de los partidos nos tapaban de fiambre casero, ravioles. Era un festín. Después nos íbamos a divertir y para comer. Muy buena gente.
De veterano íbamos a jugar al club Jorge Newbery, luego también jugábamos en la cancha de la escuela nacional que nos la prestaban.
Antes Junín era una cantera de jugadores. Los hermanos Pagella, los Biurrun, el Canguro Ferrari, los Spichialli y los Rico en San Martín. Y la generación que vino después, como el Mago Aréjula, Gianelli, Yódice, Merlo, impresionante.
Hoy los chicos no tienen el incentivo que había antes para ir a un gimnasio y dedicarle horas. Los chicos están en otra cosa. La computadora, la play stations, el celular.
Antes se iba a jugar al fútbol o al básquet, no había otra cosa, ni siquiera como pasatiempo. Además hoy para jugar los padres tienen que pagar.
¿Ginóbili? Lejos el mejor de todos los tiempos. Buenos hubo siempre, como el Beto Cabrera, Lito Fruet, etc.
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