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Adam Silver, comisionado de la NBA.
ENFOQUE

Una NBA humanizada

“Lo que está sucediendo es más grande que nuestro negocio y más grande que el deporte”. Adam Silver, comisionado de la NBA, sucesor del recientemente fallecido David Stern, es acaso el dirigente más lúcido en el deporte actual de Estados Unidos. Sus palabras de las últimas horas reflejan la incertidumbre de un deporte que solo elabora cronogramas tentativos, consciente de que todo dependerá de cómo evolucione el coronavirus y de lo que resuelvan los respectivos gobiernos.
La NBA, dijo Silver, hasta ve “como una obligación civil” su vuelta al ruedo y su aporte para “reactivar” la castigada “economía” de Estados Unidos. Pero la NBA, aclaró Silver, no quiere “comprometer la salud y la seguridad” de sus jugadores.


Imposible olvidar la noche del 10 de marzo pasado, cuando la NBA decidió suspender justo cuando estaba por comenzar el partido entre Jazz y Thunder en Oklahoma. El Jazz ya había recibido el positivo del examen de Rudy Golbert, el jugador francés que luego bromeó sobre el virus tocando micrófonos y grabadores de los periodistas en plena conferencia de prensa. Fue una actitud infantil e irresponsable, de la que se arrepintió a las pocas horas, tras lo cual donó dinero a la lucha contra la pandemia, igual que lo hicieron luego otras numerosas estrellas de la NBA. Los Jazz y otros equipos tuvieron que someter a exámenes y meter en cuarentena a sus jugadores y la NBA anunció inmediatamente la suspensión del torneo. Recién allí muchos estadounidenses comenzaron a tomar más en serio al virus que hoy los castiga como a ningún otro país.
El sábado tendrían que haber comenzado los playoffs, pero Silver admite que todavía ni siquiera hay fecha estimada de retorno. Los fanáticos de la NBA, y del deporte, tendrán que seguir resignándose a ver partidos viejos. O, como alternativa, “The Last Dance”, la serie de diez capítulos sobre la última temporada de Michael Jordan en los Chicago Bulls y cuyo estreno en Estados Unidos ESPN ya está en Netflix. La fecha original era junio, pero la paralización del campeonato, los encierros forzados por la pandemia y la presión de los aficionados en las redes sociales, liderados por LeBron James, precipitaron las cosas. La serie trata sobre la difícil temporada 1997-98 en la que los Bulls del entrenador Phil Jackson y de Michael Jordan lograron su segundo tricampeonato en apenas ocho años. Estamos hablando de uno de los mejores equipos de todos los tiempos. Y de todos los deportes. Incluyendo la final épica en la que Jordan jugó con cuarenta grados de fiebre. Un equipo, consciente de que el deporte mundial estaba viviendo un momento histórico, filmó por dentro a los Bulls, peleas y tensiones internas incluidas, pero se precisaba que finalmente Jordan aceptara que tanta intimidad terminara siendo ventilada. Pasaron más de veinte años. Ahora podremos verlo.


La gestión de ese documento interno que hoy vale oro fue impulsada justamente por Silver, que en aquel momento asumía como jefe del departamento de NBA Entertainment. El hombre, se ve, ya tenía visión. Como la tiene hoy mismo. Silver es el dirigente que más piensa en los deportistas en la comisión asesora que formó el presidente Donald Trump para evaluar cuándo volverá el deporte en Estados Unidos. La comisión incluye también a dirigentes de las otras tres ligas principales del deporte profesional. Fútbol Americano, béisbol y hockey sobre hielo. Curiosamente, no hay dirigente de la MLS (fútbol) y sí hay en cambio de la lucha y las artes marciales mixtas, ese espectáculo cada vez más sangriento que trasmiten los canales de cable. El sábado mismo se celebró la lucha en Florida, sin público, solo con equipo de TV, y especialmente autorizado por el gobernador del Estado, a cuya campaña política aportaron dinero los dirigentes de ese espectáculo. La comisión asesora de Trump carece de representantes sindicales de los deportistas. Y de ciudadanos negros. La mayoría de sus integrantes quiere que el deporte vuelva ya. Que todo se reabra. Como los ciudadanos de Michigan que días atrás reclamaron por la reapertura de la economía munidos de armas y sin barbijos. Una imagen que confirma que algo grave está sucediendo desde hace tiempo en la primera potencia del mundo. Y peor aún, que no está claro que eso vaya a cambiar una vez que todo pueda volver a la normalidad.

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