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BÁSQUET

Sandra Ibarra: La Piba de 47

Fue importante en la selección Argentina de Eduardo Pinto, en los 90 y volvió a ponerse los cortos para debutar en la flamante Liga Nacional Femenina, cumpliendo un gran sueño con Ameghino de Villa María.

Nació en Villa Crespo, un 1 de agosto y tenía muy cerca el club Atlanta. Los padres, Osvaldo e Isabel , la hicieron socia del club y ella ahí practicaba todos los deportes, porque "siempre me gustó todo", cuenta. Hacía patinaje artístico y hockey, pero cuando tuvo que decidir, no titubeó y eligió el básquet. Su primer entrenador en Atlanta fue Claudio Sanaza y tuvo a Jorge Ramos, un pergaminense que fue a jugar al básquet y de paso entrenaba al femenino.

El click lo hizo con Carlos Lana, a los 15 años ya que le hizo "tomar consciencia de cómo debían ser los entrenamientos de un profesional y cómo había que cuidarse". Al irse Lana, a los 16 años Sandra llega a Santos Lugares, donde cobraría su primer sueldo y tendría un gran salto de calidad, porque la llamarían para el Sudamericano U17 con la selección nacional que fue campeona en Ecuador, saliendo goleadora del Torneo.

Ya a los 17 y 18 tuvo pasos por Sunderland, con Cascini, que luego por su excelente nivel la llevaría también a Platense. Al año siguiente llegaría el momento de recalar en Argentinos Juniors, donde jugaría 2 años y conocería al base del equipo del masculino, Guillermo Tamburini, quien luego fue su esposo.

Después de su paso por el Bicho, llegaría el turno de jugar en Vélez, club que estaba interesado en sus servicios hacía algunas campañas y donde duraría 5 años. Allí tuvo a Eduardo Pinto, quien la pulió técnica y físicamente para llegar a la Selección Argentina. El asistente era Gabriel Gusso, actual entrenador de la entidad velezana.

Siempre paralelo al básquet, estudió. Primero terminó el secundario y luego siguió la carrera docente, porque siempre le gustó. Iba a trabajar en subte al profesorado, pero ya con el bolso hecho para la noche y poder entrenar con el equipo, para luego volver a las 23 a su casa. "Las chicas de ahora no necesitan hacer eso, pueden vivir del básquet, recién a los 47 años me toca dedicarme sólo al básquet por 3 meses que tengo licencia en mi lugar de trabajo."

La historia de Sandra con el básquet además la ubica en el mismo club donde su hijo Maximiliano Tamburini compitió en la pasada Liga Argentina, Ameghino de Villa María. El joven de 21 años ya lleva 5 temporadas como profesional y  cuenta que "siempre me dijeron que tengo el tiro de mi mamá. Pero ella tira mucho mejor (risas). Es un orgullo, yo era muy chiquito cuando ella tuvo su mejor momento y por eso disfruto de verla ahora jugando en la Liga Nacional. Se lo merece, es un verdadero ejemplo para mi y todos los jóvenes que quieren dedicarse a esto"

Sensaciones
"Fue muy raro todo, al principio me sorprendió que quisieran que esté en esta Liga Nacional. Yo soy muy exigente conmigo misma y no quería ocupar un lugar en el equipo sin merecerlo. Así que entrené muchísimo y quería ver donde estaba parada, no por mi capacidad sino por las limitaciones que te trae esta edad"

"Cuando estoy con la pelota me olvido de la edad que tengo, disfruto plenamente, disfruto el entrenamiento y el grupo. No pierdo de vista mis limitaciones, sé lo que le puedo dar al equipo. No soy un caso común, y así lo entiendo, pero doy el máximo de mi para cuando me toca entrar"

El básquet femenino
"¿Si hubiera servido que haya una Liga Nacional en mi época? Yo creo que sí. En los 90 siempre lo fuerte fue el básquet de Capital Federal, pero no se expandía al interior del país. El gran mérito de esta Liga es que se ven chicas y clubes que antes no se veían, juegan equipos de todo el país, eso está buenísimo, ayuda a crecer"
"Lo que sí me gustaría que haya más equipos, que se apueste más a la Liga Femenina y ayudar económicamente a los clubes que desean hacerlo"

La repercusión
"Lo tomé todo con un perfil muy bajo. No quería hacerlo tanto público. Hasta no chocar con las rivales, hasta no sentir el roce de nuevo no quería decir nada, por eso todos me vieron directamente jugar en los partidos. Era una prueba para mí y cada partido así lo tomo. Lo sabíamos solo mi familia, mis compañeras de trabajo y mis amigas de Junín"
"Una vez que debuté y pasaron los partidos sí me llegaron un montón de mensajes y me emocionaron mucho. Después la repercusión en las redes sociales o mensajes que han puesto ex entrenadores míos o compañeras, me van contando mi familia, porque yo no tengo redes sociales, no me gusta"
"Una cosa loca que me pasó fue cuando fui a jugar contra Unión Florida que me encontré con Horacio Brusco, un periodista que me vio crecer y le dio una alegría inmensa verme, y en la mesa de control haciendo las estadísticas una ex compañera mía en los años 90 que me dijo: esto en nuestra época no existía (risas). También me encontré con Eduardo Pinto, que fue mi técnico en la selección y me felicitó. Una alegría tremenda"

El esfuerzo
"Yo soy docente y para poder venir acá me tuve que tomar una licencia deportiva. Tuve que hablar mucho con mi familia y sobre todo con mi marido Guille (Tamburini), no es fácil estar tres meses lejos de tu casa, más a esta edad. Soy una convencida de que las cosas se dan por algo. Estar solamente pensando en básquet, estar con chicas mucho más jóvenes compartiendo día a día, para mí es un regalo de la vida"

Jugar contra Vélez
"Jugar contra Vélez fue una sensación rara. Quería ver enfrente a mis compañeras y revivir los recuerdos, pero no conocía a nadie (risas). Ni siquiera viajó su entrenador Gabriel Gusso, con quien sí compartí momentos en mis 5 años que defendí la camiseta de Vélez".

Ameghino
"Yo estoy en Ameghino desde el 2016, donde se jugaba el torneo local y Provincial. Me encontré con un club bárbaro, con unas ganas de crecer tremendas, no se ve todos los días. Los dirigentes son súper organizados, trabajan todos a la par. Es un club con ambiente familiar que creció a pasos agigantados debido a la organización y ganas que tienen. Además hay un trabajo en conjunto del Técnico, asistentes, preparadores físicos, kinesiólogos y psicólogo. De lo único que tenés que ocuparte es de entrenar, no hay otra preocupación"

La hermana
"Jugar con mi hermana Vale es otro regalo, la amo y sé todo lo que hizo por el femenino cuando no había nada en el club, hace 8 años. Hizo un trabajo de hormiga. Ya me había emocionado en el 2016 cuando salimos campeones del Torneo Local, compartir esto con ella, viajar juntas, es excelente. Un condimento súper especial"

Expectativas
"Mi única expectativa personal era hacer pequeñas cosas al entrar, no tener pérdidas, ser efectiva con mi tiro de 3 puntos. Lo estoy cumpliendo. Vivo el día a día, disfruto el momento. No importa la edad que tengas, siempre podés aprender y mejorar"
"Entreno cada día puliendo los defectos que tengo, hasta que me dé el cuerpo. Si me cuesta defender, lo trabajo el doble, dejo el 100%"

Familia
"Le agradezco infinitamente a mi familia, a mi marido Guille, mis hijos Anto que está estudiando en Buenos Aires, Maxi que compartimos la misma pasión, está haciendo su carrera. Sin ellos y sin sus mensajes día por día no podría hacer esto, de verdad"

Agradecimientos
"Quiero agradecer al Club Junín, me brindaron la posibilidad de entrenar tanto con el masculino como el femenino, así me podía preparar para esta nueva competencia. También a las chicas de Ciclista Juninense, que también me permitieron algunos días entrenar con ellas".

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