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El argentino sigue escribiendo capítulos de su leyenda deportiva.
A SUS 40 AÑOS ES DETERMINANTE EN LOS SPURS

El fenómeno Ginóbili

En su 16ta temporada se muestra más vigente que nunca. Decisivo en un equipo que no termina de soltarlo. Del “Obi Wan Ginóbili” al “Grandpa Juice”, su marca en la NBA

Increíble. Sorprendente. Decisiva. Esas son sólo algunas de las palabras que aparecen en cualquier buscador de internet cada día posterior a un nuevo partido de Emanuel Ginóbili y sus San Antonio Spurs. Y es que “el pibe de 40”, como él mismo se ha denominado, no deja de sorprender, aún a quienes lo seguimos desde su primer partido en la NBA, con mucha más cabellera y piernas frescas. Ese 29 de octubre de 2002, la historia comenzaría a cambiar para siempre. Esa noche de martes, no representaría una noche más en la historia del deporte argentino. Con el marcador 15-8 en favor del equipo de Texas, Poppovich mandó a la cancha a un pibe flaco, ignoto para el mundo de las luces encandilantes de un Staples Center que ostentaba su reciente campeonato con los Lakers y la rica dinastía que años anteriores forjaron jugadores como Wilt Chamberlain, David West o el enorme Magic Johnson.
Ese primer paso, enorme por cierto, sería sólo el inicio de una trayectoria que aún hoy, parece tener más capítulos que se llenarán para intentar describir lo que el argentino ha hecho y significado para la NBA.
Con 40 años encima, 16 consecutivos en la elite del básquet mundial, Ginóbili sorprende día a día por vigencia, capacidad, determinación y protagonismo, más allá de que le escape a esto, aduciendo que los Spurs son ahora el equipo de Kawhi Leonard y LaMarcus Aldridge.
Lanzamientos decisivos, defensas fundamentales y la inteligencia deportiva aplicada a su máxima expresión, hacen de esta temporada de Emanuel Ginóbili, una de las mejores que ha jugado. No sólo por lo expuesto, sino también por lo dicho anteriormente, 40 abriles pesan sobre su cuerpo. El bahiense es el segundo jugador más longevo en la actualidad, detrás de otro fenómeno, como Vince Carter, que no se resigna a conseguir un anillo, algo que Manu puede colocarse casi en una mano entera.
A pocos días de que cierra la votación para un nuevo Juego de las Estrellas, a disputarse en la ciudad que lo vio debutar, Emanuel Ginóbili se encuentra 5to. Sí, 5to en el Oeste, gracias a los 231.460 votos que recibió y que lo ubican debajo de Stephen Curry, base de Golden State Warriors (735.115), James Harden, de Houston Rockets (602.040), Russell Westbrook, de Oklahoma City Thunder (438.469) y Klay Thompson, compañero de Curry (359.442), todos ellos figuras en sus equipos, menores de 30 años y en el apogeo de su carrera.
Esto resalta aún más el fenómeno del bahiense, que ha traspasado absolutamente el rectángulo de juego y ha llegado a tocar la fibra más sensible de aquellos no tan habituales al deporte de la naranja. 
Lo suyo ya se ha hecho cuestión de Estado. Hasta existen noticieros realizando campañas en Twitter para apoyarlo. Ginóbili, inconformista por naturaleza, está ante la gran posibilidad de cerrar su carrera, si así lo desea, en el olimpo del mejor básquet del mundo, rodeado de los mejores, como su trayectoria lo merece. 
El destino, caprichoso a veces, dirá si para el 16 de enero, martes, mismo día de su debut y el día en que se cierra definitivamente la votación del Juego de las Estrellas, la fortuna le sonríe una vez más al mejor basquetbolista argentino de todos los tiempos y probablemente el mejor foráneo en los casi 72 años de la rica historia que posee la NBA.

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