BÁSQUET

Jorge Alberto Viaño

Nací en Junín, en el Barrio Villa Belgrano, a una cuadra del club San Martín. Fui a la escuela 16. Había canchita de fútbol en la escuela y jugábamos todos los días un picado.

Pero con los chicos del barrio íbamos a practicar fútbol al Club Rivadavia que nos quedaba como a 20 cuadras. Antes era todo descampado y calles de tierra. Y hacíamos básquet en San Martín, las dos cosas a la vez.

Pero primero me fiché en la quinta de Rivadavia. Jugué con Pucho Vanegas, Rulo Chaparro, Bertolotti. Pero me decidí por el básquetbol.

Pasó que mi hermano mayor practicaba también los dos deportes. San Martín en 1957 armó un muy buen equipo que salió campeón y eso arrastró un montón de pibes al club. Entonces unos 50 chicos fuimos a practicar entre los que estaban los hermanos Matilla, Miguel Forzano, el famoso Chuchuta de quien guardo el mejor de los recuerdos, los hermanos Molina y otros que ya no recuerdo. Ojo que no había mucho lugar, había que andar bien porque las divisiones eran poquitas, no como ahora. Era cadetes que fuimos dos veces campeones, segunda y cuarta. En cuarta estaban los que ya habían dejado primera y los que no picaban en ningún lado. Te daban cada piñones y no por malos, sino que se jugaba fuerte.

En segunda me gustaba porque estaban algunos de primera y te fogueabas bien. 

A los 17 llegué a primera donde estaban los Sabelli, Mario Rico, Sergio Spichialli, Rodolfo Ganci. Todavía estaban De Rorre, Ochoa. Armamos un buen equipo. Me hicieron debutar en la cancha de Villa Belgrano. Entré un minuto y medio, estaba enloquecido.  Pero siempre en San Martín hubo un problema que fue la falta de organización basquetbolística. Yo con otro muchacho entrenabamos a una hora, otros más tarde y tal vez otros más adelante. No teníamos un técnico. Un año pusimos un muchacho amigo nuestro que le hacíamos seña y pedía minuto. Estaba en el banco porque era amigo, pero no dominaba el básquet. En ese tiempo en el club era arreglate como puedas, medio como que te dejaban solo.

Un año vino Néstor Etchevers como técnico. Ahí sí hubo un plan de prácticas y también la parte física. Practicábamos de noche, en invierno y al aire libre. Miguel Forzano se encargaba de conseguir el kerosene para las estufas y así teníamos el vestuario caliente para bañarnos.

Formamos un lindo equipo, con los Sabelli, Mario Rico, Sergio Spichialli, Humberto Biaggetti.  Este último tuvo la mala fortuna de quebrarse la muñeca en un partido. Salimos dos veces campeones en el ´67 y ´68.
Como Los Indios fue el primero en tener estadio cerrado, la Asociación organizó un certamen de invierno que lo ganamos y repetimos en el de verano.

Cuando se fue Etchevers se metió gente en el club que nada tenía que ver con el básquetbol. Entonces muchos jugadores nos enojamos y nos fuimos.  Darío Sabelli a Ciclista, yo me fui a Argentino, Mario Rico a La Plata. Fue un desbande. Una lástima porque ese equipo podría haber campeonado un par de años más. En ese tiempo eran los candidatos  Argentino y San Martín.

Ya en Argentino estaban los hermanos Biurrun, Alfredo Taró, Andrés Spacapán, Gustavo Marchesi.
Yo me había mudado enfrente del club. Tenía llave y pelota. Me la pasaba entrenando. Tuvimos dos años muy buenos. Ya el panorama era otro porque los clubes se habían armado muy bien, estaba Bragado Club que era durísimo, Ciclista mismo estaba con todo.

Salimos campeones ganándole la final a Los Indios en 1984. Después nació mi hija mayor y ya dejé de jugar, aunque estaba para un año más.

Con la selección de Junín arranqué en las inferiores y no paré salvo dos años. En uno habían traido de Capital a Carrera Gross que no me gustó la forma de manejar el grupo y renuncié. Otra vez me lesioné.

Pero me encantaba porque teníamos un equipo bárbaro. Estaban los dos Pagella, los dos Biurrun, Mario Rico, Darío Sabelli, Pocho Abdala, Santiago Carnelli, Roberto Mancini.

Cuando se hizo un campeonato Argentino en Capital Federal, desafiaron a los mendocinos a hacer un partido en Junín. Se jugó en Los Indios y no podían creer el equipo que teníamos. Estabamos dentro de los cinco mejores equipos del país. Le ganamos a San Andrés en la cancha de Argentino después que ellos salieran campeones en Buenos Aires, con Santa Fe eran unos duelos bárbaros aunque no le pudimos ganar como tampoco a Bahía en los provinciales. Nuestro mejor momento coincidió con el equipazo de Cabrera, Froet, Monachesi, De Lizazo y Cortondo, o los que venían atrás Ugozzoli, Ojunián, López Álvarez. Si jugábamos con 7 no se si le ganábamos. La Plata también era bravo con Gehrmann, Sfeir, Ratier, Arnal, Perazzo porque los agarraba a todos cuando iban a estudiar.

¿Ginóbili? Cabrera fue muy bueno. Pero el básquet argentino tiene un antes y un después de Ginóbili. Un fenómeno. El mejor de todos los tiempos.

COMENTARIOS