BÁSQUET

Andrés Huarte: Un Colorado al servicio de la formación de jugadores.

Hizo varios deportes. Eligió el básquetbol como forma de vida, estuvo a cargo de la Selección Nacional de chicos con capacidades diferentes y hoy forma a los más chiquitos en esta disciplina.

Nací en el barrio de Las Morochas. Jugué al fútbol, al básquet, al golf y al rugby. En mi casa no había juguetes, solo pelotas. Nos juntábamos con Juanchi, Pablo Martínez, Alfredito Vacarezza, los Bertamoni, Pablito Moreno, Nico Tuso, usábamos las ventanas del colegio San Jorge para jugar al básquet. La Negra Westrepp nos odiaba porque le rompíamos todas las persianas. Los arcos eran los palos de los árboles y la pared. Jugaba al fútbol en Jorge Newbery y al básquet toda la vida en Argentino. Al golf y al rugby jugué muy corto tiempo. Se hacía todo porque si se quiere se puede.

En mi época no había play stations. Existía recién el Dynacom, los muñequitos eran cuadrados y el de boxeo se veía una cabeza con una nariz larga en el medio y unos brazos para pegar. Pero yo no era amante de esas cosas. En todos lados encontrábamos un arco  y un aro para jugar al básquet.

Mi viejo me llevó a jugar a los cuatro años con Pirulo Di Cienzo en Los Indios. Arrancamos ahí con mi hermano. Me acuerdo que en la parte de atrás había una canchita de fútbol donde hoy está el playón. Pero por cercanía a la cancha de Argentino a los cinco años ya estábamos con la casaca azul puesta.
Jugué al básquet hasta los dieciocho que comencé a estudiar Educación Física. El año anterior fue la primera Liga Juvenil Nacional que presentó Junín que jugamos contra Ferro. Yo estaba en ese equipo pero me había fracturado dos dedos.  Fue jugando al rugby y me pusieron dos clavos. Ojo que yo era del montón para abajo. Estaban Juanchi, Martínez, mi hermano, Fede Francisquelo, Lucho Suplicio. Pero le ponía ganas.

La lesión que tuve me complicó con el estudio. Yo siempre dije que quería vivir del básquet pero en la cancha no me daba y me dediqué a enseñar que es lo que hoy más feliz me hace.
 
9 de Julio
Yo vuelvo a la actividad en la ciudad de Chacabuco donde estuve un año. Cuando llegué a Junín me convocaron a una reunión los dirigentes de 9 de Julio. Me gustó el proyecto que tenían y la gente con la que charlé que estaban convencidos que el club necesitaba tener chicos, cumplir una función social importante que 9 de Julio había hecho históricamente en la ciudad.
Formamos el cuerpo técnico logrando que trajeran a Mariano Bosa y fuimos armando la raíz de éste árbol que cada día esta más sólida.

Hoy estamos muy contentos porque logramos hacer un buen trabajo, que los chicos se arrimen al club y no tener que salir a buscarlos invadiendo materia prima de otros clubes.

De entrada nos planteamos que el trabajo iba a ser nuestro llamador y hoy tenemos 125 chicos hasta trece años, lo cual nos hace muy sólidos y que ese proyecto año a año vaya tomando color deportivo, acompañando al social que es el principio fundamental de esta institución.

Cuando llegué al club los pocos chiquitos que había no tenían identidad institucional en cuanto a la indumentaria deportiva, al club si estaba sucio, etc.

Me acuerdo cuando Argentino jugaba los regionales y no había empleados de  limpieza. Nosotros íbamos a las dos de la tarde y dejábamos el club impecable para la noche porque era un orgullo que esas baldozas bordó se vieran brillosas.

Acá instrumenté esa identidad porque me comencé a plantear cual era el problema. Comenzamos a vestir a los chicos para que cada uno tenga la misma indentificación que el otro. Yo hoy soy del 9 y más allá que mis colores son los de Argentino, tengo puesta la camiseta del 9 y voy a ver al Turco con la camiseta del 9. Mis chicos tienen que ver que realmente estoy defendiendo estos colores y tiene que ser realmente así, como a mí me enseñaron en Argentino.

Los chicos tienen remerita, buzos, equipos largos y hasta caramañolas individuales. Logramos remeras reversibles para entrenar, estamos queriendo armar una salita de video para que ellos empiecen a mirarse jugar y corregir alguna actitud deportiva que no se condiga con las buenas costumbres.

Todo esto se hace gracias al trabajo en conjunto con los directivos. No es Huarte, Ilacqua y Bracci en soledad, hay un equipo de gente trabajando. Los directivos escuchan y ponen su granito de arena que casi siempre es económico.

Estamos muy felices más allá de lo deportivo. Estamos lejos de ser de los mejores equipos, pero logramos los primeros objetivos que son arraigarse a la institución para que los chicos después de U 13 no se quieran ir, sino se queden vistiendo nuestra camiseta.

Ya se está pensando en ingresar el próximo año en una liguilla U 15 más allá del resultado que podamos obtener, para que estos chicos empiecen a rodar. No hemos saltado escalones sino que vamos paso a paso y lo vamos midiendo con la felicidad de nuestros chicos. Lo deportivo va a llegar solo.

Nos reunimos con los profes todos los lunes para planificar y corregir errores. Yo hace nueve años que doy básquet, ellos me hacen ver los errores y viceversa. Es una forma de crecer.
 
Selección Nacional
Me alejé en el 2011 de la selección nacional de chicos con capacidades diferentes. Creo que fue una etapa de mi vida muy linda donde yo tenía otra disponibilidad horaria, económica y no tenía la familia conformada.

El proyecto merece alguien que le ponga lo que yo puse en su momento y hoy no es el tiempo de mi vida para hacerlo. Estuve seis años trabajando al 100% y hoy no podría hacerlo lo que sería injusto para los chicos. Creo que logramos lo imposible. Fuimos parte de un panamericano (Venezuela 2008) cuando Argentina nunca había intervenido y fuimos a un Mundial a Portugal que todo el mundo conoció esa patriada como “los 17 a Portugal”.

Hoy mi cabeza está en 9 de Julio, mi familia y mis negocios, no puedo descuidar nada porque si se derrumba el nido va a ser difícil de remontar. Ya no tengo 25 años y mi etapa en la vida es otra.

COMENTARIOS