AUTOMOVILISMO

Rubén Mario "El Gringo" Denti

Piloto juninense que mostró sus habilidades durante 13 años en las pistas. Corrió en el TC Regional, en el Roqueperense y en el TC 4000.

Los chicos del barrio me pusieron Gringo y nunca supe por qué. Me conocen más por el apodo que por el nombre.

Nací en el barrio Padre Respuela, amo este barrio. Para mi es la mejor zona de Junín. En ese entonces eran todas calles de tierra, baldíos por todos lados. Enfrente de casa había un campito con cancha de fútbol y de bochas. Mi viejo jugaba a la bochas todos los días.

Fui a la escuela Padre Respuela, que está todavía a una cuadra de casa. Iba con Horacio Agesta, Horacio Ferrari, Hugo Giangualano, y otros que no me vienen ahora a la memoria.

En el barrio se jugaba al fútbol, a los cochecitos que se fabricaban y que hoy se está haciendo “retro” en el parque Borchex, al ladrón y poli. Otros tiempos que ya no existen más.

De chico jugué al fútbol. De hecho fiché en Defensa Argentina, luego en Independiente de Junín, pasé por Singlar de Ascensión, pero era muy vago. No me gustaba ir a las prácticas.

Me gustaban más los fierros que el fútbol. Un amigo de la zona de Lincoln había comprado una moto de carrera. Yo era chico, 16 años,  y cuando mi viejo se enteró que iba a correr la moto casi me mata. Se me frustró el sueño. Pero este amigo luego compró un Fiat 600 que lo corrí dos carreras, pero no era de los mejores autos. Tampoco sabía si tenía condiciones o no.

Pero siempre seguí ligado a los talleres donde había autos de carrera. Iba de mis amigos Horacio Guerrero y Hugo Abil que tenían un Torino. Ellos me armaron un motor de Ford Falcon, preparado, pero era un auto de calle. Me iba con ellos a las carreras hasta que un sábado que salíamos para Mercedes a una carrera, Hugo me dice que no viajábamos que el acompañante –Daniel Amuchaste- se había descompuesto. En medio de esto me ofreció si me subía yo de acompañante. Fue un momento raro porque me gustaba y no me gustaba, yo quería manejar. Pero acepté. 
Fue la inyección que me faltaba para empezar porque me agarró una locura inmanejable.

Llegamos el domingo a Junín y el lunes me puse en campaña para comprar un auto. Quería uno medio empezado, aunque primeramente quería desarmar el Falcon que ya tenía. Pero era una picardía porque había que romperlo todo. Era malgastar la plata, aparte que me gustaba porque soy hincha de Ford.

Seguí buscando y di con un Chevy que era de Carlos Zarfo que lo había comenzado a armar él y un amigo y lo habían dejado parado. Hablé y me lo vendió con la condición que el auto lo preparaban ahí porque la ilusión de él era que ese auto corriera algún día y que me iba a dar una mano. 

Armamos todo el chasis, me dio más de una mano para hacerlo, se fueron agregando amigos que sin ellos no podría haberlo hecho. Tardamos un año y pico para terminar solamente el chasis. Faltaba el motor. 

Hicimos una cena donde juntamos doscientas personas y presentamos el chasis. Acá apareció Ferreti Neumáticos que me dio una mano muy grande con las gomas y, me pagó el primer motor. Se agregaron el Gaucho Genaro  y el Flaco Bruno que se encargaron de armarme el motor.

Y en 1994 hice el debut en Pilar.  Me acompañó ese año Carlos Sarfo. Salimos a clasificar, sin experiencia, y cuando llegamos a boxes estaban todos con una alegría bárbara. Nosotros no entendíamos nada. Habíamos entrado terceros. Para mi en la primera competencia entrar tercero cuando lo único que había manejado ocho años había sido el colectivo Azul, era como tocar el cielo con las manos.

Largamos la serie y empezó a fallar el auto. Llegaba a 4500 vueltas y fallaba. Terminé último.  Lo desarmaron todo en boxes y la nafta tenía agua. Cambiaron todo, limpiaron tanque y carburador. Largué último en la final y venía quinto. Pero en una curva me fui y me pegué un palazo contra las gomas, por falta de experiencia. Eso fue lo primero que hice.

Mi carrera duró desde 1994 hasta 2007. Tuve el apoyo grandísimo de mucha gente de Junín que me pintaron la propaganda del auto desde el ´94 y cuando dejé de correr todavía las tenía. Mucho o poco siempre colaboraron conmigo.

Corrí en el TC Regional, en el Roqueperense y en el TC 4000. En el año 2006 salí subcampeón en el TC 4000. Y en el 2007 colgué el volante.

Hubo un año que corría un domingo en el TC Roqueperense y al otro en el TC Regional. Y los circuitos eran Baradero, Pilar, Campana, Merlo, Roque Pérez, Lobos. Había que moverse. Pero es una pasión que uno lleva adentro. Si no lo sentís, no lo hacés. Hubo unos cuantos años que me preparaba el motor mi primo en Martínez, Buenos Aires. Yo tenía un Peugeot 404 que le había sacado el asiento trasero y me iba a buscar el motor todas las semanas. Salía del trabajo y arrancaba  para Buenos Aires. Me venía a las 2 de la mañana, llegaba a Junín, una ducha y a laburar de nuevo. Salía del trabajo y me iba a colocar el motor a la tarde. Pero sin el apoyo de los amigos y la gente hubiese sido imposible. Fui empleado toda la vida y hoy es muy costoso dedicarse a esto, prácticamente imposible.

Juan Manuel Fangio fue el mejor de todos los tiempos. Pero hubo y hay buenos pilotos en el país. Sin ir más lejos el Flaco Traverso, Matías Rossi, Gabriel Ponce de León. 

A veces no es solamente el piloto, es un conjunto piloto-auto. El auto empieza atrás y termina en la trompa. Tiene que estar todo perfecto para poder mostrarlo.

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