UN LUCHADOR EN EL AUTOMOVILISMO LOCAL

A 29 años del accidente que le costó la vida al corredor de TC Raúl Fulcheri

El trágico desenlace ocurrió el 21 de diciembre de 1990 en Ruta 65, donde colisionó de frente contra un camión. Ese año, el piloto juninense le había devuelto la ilusión a la ciudad de tener un auto de Turismo Carretera en las pistas. Antes, compitió en otras categorías de la zona.

Un capítulo trascendente, que se había comenzado a gestar en la historia del deporte juninense, se cerró trágicamente en la madrugada del 21 de diciembre de 1990. Raúl Fulcheri, que a principio de ese año le devolvió la ilusión a la ciudad de tener un Turismo Carretera en las pistas, perdió la vida en un accidente de tránsito.
Este sábado se cumplieron 29 años del siniestro vial en el que perdió la vida el piloto de Junín, tras chocar de frente y volcar en la cinta asfáltica. El hecho ocurrió sobre la Ruta Provincial 65, a cinco kilómetros de Ascensión, cuando la cupé Torino, que comandaba, impactó frontalmente contra un camión Ford 700, que había salido de Junín y se dirigía a Córdoba.
Debido a la fuerza de la colisión, el corredor de autos falleció en el acto, al igual que su acompañante Ricardo Mangini, mientras que los restantes sufrieron heridas de consideración y fueron trasladados de urgencia a Arenales y luego al Sanatorio Junín.
Los lesionados fueron su esposa Elba Ferraro, sus hijos Daniel y Adrián y María Alexandra Vignola, quienes presentaron politraumatismos varios.

Fulcheri y la familia regresaban de un agasajo en Venado Tuerto, ciudad de origen del ex corredor de TC, Valdi Caparrós, quien en ese momento tenía a su cargo la preparación de la máquina del juninense.
Tras conocer la trágica noticia, Caparrós se hizo presente en nuestra ciudad para acompañar a los familiares del piloto en ese momento de dolor. Los restos fueron velados en calle 25 de Mayo 89 y luego trasladados al Cementerio Central.
El chofer del camión había quedado internado  en un hospital con traumatismo de hombro. En aquel entonces, el Dr. Andrés Ortiz había caratulado la causa como “Homicidio y lesiones graves y leves culposas”.

Incansable luchador
Su personalidad lo llevó a ganarse el cariño de todos los allegados al mundo fierrero de Junín, porque siempre trabajó con humildad y silencio. Fulcheri, lo hizo como las hormigas, despacito y juntando, peso tras peso, el dinero para alcanzar la compra de un TC. 
Tuvo como objetivo hacerlo sin pedir la ayuda de la ciudad y así lo cumplió. Cuando lo tuvo, se animó, pero casi pidiendo disculpas, a requerir el apoyo del pueblo.
Era un fanático de la categoría. Siguió las competencias muy de cerca, y concurrió a la mayoría de los lugares donde estaba el TC. Los fines de semana le resultaban distintos, ya que era casi un rito su preparación para cada viaje.
Todas las esperanzas de tener el auto de la máxima categoría argentina, de pronto se hicieron realidad. Con una gran satisfacción comentó la adquisición del auto, que lo llevó a la etapa más importante de su carrera deportiva.
La posibilidad le surgió en un viaje a Necochea, donde se encontró con el que sería su coche, que estaba tapado de tierra. Su estado no lo asustó, todo lo contrario, se entusiasmó más. Hasta hizo el negocio de la compra relacionándolo con su actividad particular, de acuerdo al valor equivalente de una cierta cantidad de cereales. El cumplimento de su anhelo hizo que ni siquiera lo revisara, lo llevó como estaba.
Primero intentó solo. Dos veces fue a probar al autódromo para ir acostumbrándose a lo que era nuevo para él. Pero al auto le faltaba mucho para estar en competición, lo que resultó un problema solucionable en poco tiempo, con la aparición de “Valdi” Caparrós.

El de Venado Tuerto se hizo cargo del auto y lo preparó. Ahí comenzó la otra historia automovilística de Fulcheri quien se dirigió al autódromo de la Ciudad de Buenos Aires y logró rendir el examen de suficiencia.
Luego, comenzó a correr, clasificó en la serie, llegó a la final, ubicándose en el puesto Nº 23, lo que significó superar sus propias expectativas que eran las de girar para ir aprendiendo. Fue un buen comienzo y un preludio de lo que sucedió, ya que finalizó en la mayoría de las pruebas que participó.
Realmente había sido un año muy positivo, terminando sexagésimo sexto en la clasificación de la temporada y eran muchas las esperanzas deportivas para 1991. 
Se auguraba otro año con enormes posibilidades de progreso.
El TC era muy reciente para él, pero siempre estuvo ligado con los motores. Cuando era muy joven corrió en moto alrededor de cuatro años. Luego se alejó por cuestiones familiares y económicas.
Sin embargo nunca bajó los brazos y se metió de lleno con los fierros en 1985 cuando comenzó a competir en el TC Roqueperense, donde salió campeón en la clase B al año siguiente; mientras que en 1987 estuvo en el TC Bonaerense, donde finalizó cuarto en la tabla general.
Fueron sus pasos previos a lo que él alguna vez pensó que no iba a llegar: correr en el Turismo Carretera.
Tras su fallecimiento, la ciudad estuvo consternada y lloró a un hombre que se había ganado el afecto de todo el pueblo. Su figura, la de una persona de bien y dedicada a una pasión, sería recordada por siempre entre los juninenses.

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