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TENIS

Wawrinka sorprendió a Nadal y es el campeón del Abierto de Australia

El suizo Stanislas Wawrinka derrotó al español Rafael Nadal, quien afrontó la final con una lesión lumbar, por 6-3, 6-2, 3-6 y 6-3 y se quedó con el título del Abierto de Australia, primer Grand Slam del año.

Wawrinka, desde mañana número 3 del ranking ATP, se impuso con claridad sobre Nadal, gran favorito a quedarse con el título en tierras australianas y quien pretendía aumentar a 14 su cosecha de torneos de los denominados grandes.


De esta manera, el suizo quebró la racha de 16 Grand Slam ganados de forma consecutiva por el poker conformado por Nadal, el suizo Roger Federer, el serbio Novak Djokovic y el escocés Andy Murray, algo que no pasaba desde que Juan Martín Del Potro se coronó en el Abierto de Estados Unidos en 2009 cuando los cuatro llevaban ganados 34 de los 35 torneos grandes.


Nadal partía como favorito para vencer por segunda vez en Melbourne, pero se lo notó clavado en el fondo de la cancha y sin poder responder ante un Wawrinka con un servicio imponente y una derecha y un revés arrasadores.


El suizo ganó el primer set por 6-2 en 37 minutos y comenzaron a sonar las alarmas de que algo le pasaba al español, que luego del 2-1 del segundo set pidió médico y se fue al vestuario con el fisioterapeuta Hugo Gravil.


En ese momento, Wawrinka se entreveró en una discusión con el juez de silla, el portugués Carlos Ramos, porque quería saber cuál era el motivo de la salida del español.


"Puedes elegir: lo discutes o lo aceptas", le dijo Ramos, a lo que el jugador le gritó enojado: "Tienes que decírmelo", despertando los silbidos de todo los presentes en el Rod Laver Arena.


Fueron siete minutos de incertidumbre hasta que el número uno del mundo reapareció en la cancha, serio y sin camiseta, envuelto entre silbidos y abucheos del público.


A partir de ese momento, la final perdió cierto encanto y todo se centró en si Nadal abandonaría, algo que pasó por última vez en 1990 en Australia cuando Stefan Edberg lo hizo ante Iván Lendl.


Unos minutos después, recibió masajes acostado en la cancha, ya que apenas se podía mover, rotar la cintura y algunos de sus saques ni siquiera superaban la red.


Con lágrimas asomando por sus ojos, sin reacción, con signos evidentes de dolor y sin poder oponer resistencia ante un Wawrinka que se mantenía muy sólido, Nadal vio cómo se le escapaba el segundo set.


Sacando a la mitad de su capacidad pero mejor, ya que las pastillas contra el dolor comenzaron a hacer efecto, en la tercera manga, Nadal comenzó a seleccionar sus tiros y economizar esfuerzos, para taladrar mentalmente al suizo y hundirlo en un mar de dudas.


Wawrinka, presionado por la obligación de rematar el duelo ante un rival en inferioridad física, vio como se le esfumaba el tercer parcial por 3-6.


En el cuarto parcial, "Stan" se recuperó, recompuso su juego, controló mejor sus nervios y rompió dos veces el servicio de Nadal. Se adelantó 4-2 para perder su saque, pero quebró de nuevo el de Nadal para ponerse 5-3 y cerrar la faena con un golpe paralelo que el español sólo atinó a mirar. 

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