None
>JUICIO POR DELITOS DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS EN NUESTRA CIUDAD

Causa Junín: declararon los acusados y negaron los cargos que se les adjudican

>Cuatro de los siete imputados dieron su versión de los hechos en la declaración indagatoria que les fue ofrecida y aseguraron que no cometieron los delitos que se les atribuyen. Los declarantes remarcaron que la policía estaba sometida a los mandos militares. Rechazaron que la Comisaría Primera fuera un centro clandestino y que allí se torturara. El proceso se reanudará el viernes con los alegatos.

Exaltado, crispado, fuera de sí, Edgardo Mastandrea gritaba: “Acá estamos sentados nada más que policías. Quiero significar que los policías no participaban de ningún plan sistemático, y cumplían las órdenes del gobernador a través de los mandos naturales. Y ahora aparecemos seis ‘chichipíos’ de jerarquías menores imputados de tormentos, de homicidios, pero ¿de qué estamos hablando señores?”.
Con estas palabras, el ex comisario, acusado de tormentos agravados en perjuicio de 15 personas durante la última dictadura cívico militar, buscaba defenderse de la imputación que se le había hecho el martes pasado, cuando el Tribunal Oral en lo Criminal Federal 1 de La Plata aprobó la ampliación de las acusaciones pedidas por la fiscalía. En su estrategia, Mastandrea negó las acusaciones y apuntó a los militares.
Además, en su encendido discurso también apuntó hacia otros sectores e instituciones, como “los jerarcas del poder judicial de Junín”. Según dijo, los jueces y fiscales de entonces “no tenían autoridad”, porque “la autoridad la tenía el poder militar”.
Y enseguida se refirió a Ángel José Gómez Pola, el único militar acusado en este juicio que ya se había negado a declarar: “Este señor que está sentado atrás mío, este señor ‘Gómez bola’ (sic), no le dio para decir que era responsable de lo que hicieron. No les dio el cuero para decir que la policía no tenía otra cosa que hacer cumplir”, seguía gritando un desencajado Mastandrea.
Pero el ex comisario no fue el único que hizo referencia a la subordinación de la policía al poder militar en esos años, que pareció una estrategia compartida por los cuatro imputados que declararon por videoconferencia.
Julio Ángel Esterlich abonó esta teoría al señalar que “con el golpe de estado, las fuerzas de seguridad y la policía pasó a depender de la fuerza militar”, y sostuvo que “en la comisaría, las órdenes venían a través del mando regional”.
Asimismo, Esterlich –acusado de tormentos agravados en perjuicio de 13 detenidos– agregó que “las fuerzas militares estaban facultadas para realizar detenciones, había estado de sitio y las dependencias policiales estaban subordinadas a las fuerzas militares”.
En el mismo sentido se manifestó Francisco Silvio Manzanares, imputado por tormentos agravados en perjuicio de 14 personas.
Manzanares sostuvo que en la primera causa por delitos de lesa humanidad, “la primera declaración testimonial que recibe” el juez Héctor Pedro Plou “es la del cura Bernardo Santamaría, del Colegio Marianista, quien relata detalles de su detención. Él mismo manifiesta como instigador de su detención al coronel Plou, padre del juez federal. El Dr. Plou, el juez, como si esa manifestación no hubiese existido, podría haberse excusado, pero la salteó. Y dirigió toda su actuación de esta causa hacia la comisaría de Junín”.
Por tal motivo, según Manzanares “los únicos investigados fueron personal de la policía, de ahí que el único acusado militar sea Gómez Pola. El Dr. Plou no tuvo en ningún momento la intención de imputar al Ejército, fue la moneda de cambio para no acusar al padre”.
En el caso de Miguel Ángel Almirón, basó su defensa en cuestionar que haya estado a cargo del destacamento de Morse cuando fue detenida ilegalmente Susana Bogey, y también dedicó un párrafo a la relación de fuerzas entre policías y los militares: “Se dijo que la cárcel (otro centro clandestino de detención) estaba a cargo del ejército, por lo tanto, el personal policial ahí no ingresaba, y menos aún, con la escasa jerarquía que tenía yo”.

Tormentos
Para negar las imputaciones en su contra, los acusados relativizaron la caracterización de tormentos que pesa sobre ellos.
Los fiscales habían pedido la ampliación de las acusaciones a tormentos por considerar que también los configuraban “las propias condiciones de detención” en la Comisaría Primera, cuyas “condiciones de detención eran infrahumanas”, dado que estaba “lejos de implicar un régimen acorde a las necesidades de cualquier persona”. Un sitio “con comida escasa o nula, sin posibilidad de higienizarse, con interrogatorios violentos y simulacros de fusilamientos”.
Esterlich admitió que “por supuesto que los calabozos tenían agua fría”, y afirmó que él también se bañaba “con agua fría” en la comisaría. “No creo que haya una comisaría de la provincia que tenga agua caliente”, especuló.
En tanto, con respecto a la alimentación, dijo que “la comida de los detenidos la proveía la Alcaidía”, por lo cual, “no era responsabilidad de la comisaría”.
Por su parte, Manzanares consideró que él y los otros acusados en este juicio también fueron “atormentados” porque en la cárcel de Junín, donde fueron alojados, “no había agua caliente”. Y agregó: “Había insectos en abundancia, en enfermería se nos alojó con un detenido por delito común en camas sin colchón. No se nos proveyó mantas, comida, agua ni ninguna otra cosa, nos robaron todas nuestras pertenencias. Algunas las pudimos recuperar, otras no. Entonces, fuimos atormentados”.
Y a modo de paralelismo, comentó: “En 31 años de servicio, jamás permití que se le diera una cachetada a nadie. Jamás fui denunciado por apremios, torturas ni nada que se le parezca. Prefiero un culpable libre que un inocente como nosotros, preso”.

El viernes, los alegatos
Los cuatro acusados que declararon rechazaron enfáticamente los delitos que se les adjudican.
“Nos están imputando la detención de 14 personas detenidas por personal militar, que fue ratificado en esos días en un comunicado oficial del Ejército. Esas personas ingresaron a la comisaría legalmente, trasladadas por autoridad competente y a disposición de autoridad competente. La comisaría sólo los alojó”, se defendió Esterlich.
Mastandrea, en tanto, ratificó: “Niego absolutamente todas las imputaciones y las ampliaciones. Niego rotundamente todo por ser falso”. Y en el pináculo de su encendido discurso, reprochó lo actuado en este juicio de manera sarcástica: “Miembros del tribunal, señor agente fiscal, señor defensor, ustedes van a ser objeto de plagio por Piñón Fijo”.
Manzanares también rechazó las acusaciones. “Realmente, no entiendo por qué estoy preso”, alegó.
Finalmente, Almirón sentenció: “Como en un primer momento, niego todas las imputaciones que se me hacen. No cometí ningún delito. No conozco a ninguna de las víctimas nombradas, jamás las sentí nombrar hasta el inicio de la causa, cuando me citó el doctor Plou”
El juicio se reanudará el viernes, a partir de las diez, con los alegatos de las partes para luego pasar a la sentencia.<

COMENTARIOS