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ENFOQUE

Voto electrónico, aporte a la calidad institucional

Brasil está adelantado más de 25 años respecto de la Argentina. La afirmación podría estar anclada en variables económicas y sociales como el despliegue de su infraestructura, aunque también habría que atender motivos políticos. El socio principal del Mercosur celebrará el próximo 5 de octubre elecciones presidenciales y legislativas, para las cuales utilizará nuevamente el “voto electrónico”.
La primera vez que Brasil apeló a ese mecanismo de avanzada en materia electoral fue en 1986. Y desde entonces su aplicación se fue extendiendo en forma progresiva hasta cubrir todo el territorio del país. Así, se estima que dentro de dos domingos los brasileños conocerán hacia las diez de la noche qué candidato habrá ganado la elección en primera vuelta. Y tendrán una total certeza.
En la Argentina, el “voto electrónico” pareciera ser una materia pendiente para el desarrollo de la calidad democrática. De hecho, sólo se registran experiencias aisladas en la provincia de Buenos Aires -en mesas de votación para extranjeros- y en algunas ciudades de otros distritos, como la cordobesa Marcos Juárez o Neuquén capital. Sin embargo, hay un caso digno de ser destacado.
Se trata de la provincia de Salta, donde comenzaron a utilizar este dispositivo electoral, en forma paulatina, desde 2009. El sistema, que ya se aplica en todo el distrito desde 2013, requirió de un proceso de educación de la población, especialmente a los sectores que usualmente no tienen acceso a la tecnología informática. Pero las autoridades están convencidas de que el sistema funciona.
“Estaría bueno que mis colegas gobernadores y también en el Congreso se animen a implementar este sistema, que garantiza la transparencia y la velocidad del escrutinio”, dijo ayer el gobernador Juan Manuel Urtubey al cerrar el seminario internacional denominado “Experiencias del voto con boleta electrónica”, que se realizó durante dos jornadas en un hotel de la capital salteña.
Allí, el joven mandatario provincial alentó la expansión a nivel nacional de esta moderna metodología de sufragio. Entre los asistentes al foro estuvo el director nacional electoral, Alejandro Tullio, quien sostuvo que “no hay que tenerle miedo a la incorporación de tecnología”, aunque advirtió que el proceso debería ponerse en marcha de forma “gradual y progresiva”.
Según pudo saber este diario, en Salta se utilizaron en la última elección legislativa -en todo el distrito- unas 4.000 máquinas de votación, mientras que para ampliar el sistema a nivel nacional se requerían unas 130.000, calcularon los especialistas en la materia. En el caso de la provincia norteña, el sistema resultó menos costoso que el tradicional, que usa las boletas impresas.
Aunque a nivel nacional la ecuación puede resultar inversa, porque el Estado central no debería limitarse a alquilar las máquinas para el día de la votación, sino participar en el armado de los aparatos y en su posterior almacenaje, con el objetivo de no ceder el control del proceso a las empresas privadas sino tener además la “capacidad de gerenciarlo”, aseguró Tullio.

“El futuro asegurado”

El funcionario sostuvo, en la misma línea, que el voto electrónico “es el futuro asegurado” del sistema electoral argentino y dijo que las preguntas que aún hay que contestar son “el cuándo y el cómo” se comenzará a implementarlo. De todos modos, Tullio advirtió que se deben atemperar las “debilidades” del sistema, especialmente en cuanto a la infraestructura y la seguridad informática.
De acuerdo a la experiencia acumulada en Salta, el sistema contribuyó a mejorar la transparencia del proceso electoral, puesto que evitó el “voto cadena” y otros trucos utilizados para el fraude. Y como en los últimos comicios legislativos el oficialismo provincial no tuvo una buena performance, en la provincia norteña quedó la impresión generalizada de que los datos no se pueden adulterar.
En el plano de las falencias, la organización no gubernamental CIPPEC constató que el 23% de los electores mayores de 55 años debió pedir ayuda para emitir el sufragio, algo que atenta contra la idea del “voto secreto”, aunque la especialista Julia Pomares dijo que el secreto para mejorar el sistema es “la capacitación”, tanto de las autoridades de mesa como de los propios ciudadanos.
Ese punto es el que desvela a los impulsores del “voto electrónico”: el aspecto práctico, es decir el momento exacto en que se emite el sufragio. A tal punto que analizan hasta los aspectos mínimos como la comprensión de la “pantalla táctil”. En este punto, se pudo constatar que las máquinas usadas en Salta son de fácil utilización tanto para el votante como para las autoridades electorales. 

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