En Capital Federal y el conurbano solía jugarse un desafío, hace algunos años atrás, que consistía en que quien encontrara “un lugar en el que en diez cuadras a la redonda no haya un supermercado chino”, se ganaba diez mil pesos.
Supuestamente esa era la cifra –hace diez años– que estaban dispuestos a pagar inversionistas que se dedicaban a abrir este modelo de negocio administrado por ciudadanos de origen oriental, a quien le pasase el dato de un barrio al que aún no hayan llegado.
Si bien la afirmación estaba más cerca del mito urbano que de la realidad y nadie conocía la existencia de este “inversor”, ni mucho menos se podía garantizar el pago del dinero, lo cierto es que jugando a encontrar un lugar desierto de supermercados chinos, nadie podía ganar.
Y ese es el mismo panorama en el que se encuentra Junín hoy. Con cerca de 30 supermercados chinos cerca abiertos en la Ciudad, y un casco urbano de unos 24 kilómetros cuadrados, ya no hay sector que no conozca este tipo de autoservicios. Si alguien quisiera jugar a encontrar un área de diez cuadras en la que no haya un comercio de este rubro, por lógica estaría condenado a perder.
Cómo funcionan los supermercados chinos
Mientras en el Gran Buenos Aires, Argentina, este modelo de negocio comenzó a sufrir una leve baja en cantidad de bocas abiertas en el interior sigue en pleno crecimiento.
Especialistas del sector atribuyen la caída en cantidad de bocas en la región metropolitana a la misma competencia entre los supermercados chinos, sus horarios y direcciones que ante la sobrepoblación de locales del mismo tipo, se vieron obligados a resignar márgenes de ganancia para quedarse con los clientes.
A su vez, la apertura de sucursales de las tradicionales cadenas de supermercados pero en formato más chico y cerca de los vecinos sumó un nuevo jugador a la batalla.
Esta situación junto a la gran cantidad de territorio inexplorado, direccionó la expansión de los últimos años de los supermercados chinos al interior del país. Y según la visión de distintas fuentes que trabajan en el rubro consumo masivo, Junín registró una concentración mayor a la de otros lugares.
Ya que este tipo de comercios no está discriminado por el origen de sus dueños o empleados, es difícil determinar en cifras oficiales la cantidad de comercios en la Ciudad.
Un proveedor de productos alimenticios congelados consultado dijo tener 27 clientes dentro de la Ciudad. Pero otras estimaciones arrojaron que “ya deben superar los 30”.
En ese contexto, distintas fuentes consultadas afirmaron que empresarios de origen oriental compraron un local en Sáenz Peña y 25 de Mayo.
En tanto, el presidente de la Sociedad Comercio e Industria Junín, Jerónimo Dos Reis, señaló: "son 27 y más" y consideró que la ciudad ya tiene una gran concentración.
“Se van a tener que empezar a cruzar, a no enfrentarse por zonas para que se distribuyan en todo el ámbito urbano, ante tanta cantidad”, dijo.
Dos Reis dijo que los comerciantes de origen chino "no están asociados a la institución".
Si bien consideró que están dentro del marco de la ley, fue crítico sobre la competencia desigual frente a los tradicionales comercios de barrio.
“Es un modelo diferente al almacén, donde la mayoría de los dueños cuando termina de trabajar cierra y se va a la casa. Los chinos viven dentro del supermercado y eso les permite tener mucho menos costos de mantenimiento, que seguro lo deben trasladar en algunos casos”, afirmó.
“No esta prohibido“, agregó y dijo que “la mayoría de los supermercadistas tienen una trayectoria dentro del rubro y conocen el funcionamiento de la cadena de almacenamiento y de rotación de los productos”, explicó, mientras que señaló que “en el formato chino es como que vienen a aprender el funcionamiento. Aunque es una situación que pasará en el tiempo y aprenderán”, sostuvo.
"Si el municipio los permite, están en todo su derecho, dijo Dos Reis, en tanto que señaló que hay locales que por zonificación no están admitidos pero, de todas maneras, por ley es posible.
"Hay lugares en donde el municipio les permite haciendo uso del código de ordenamiento urbano que torna permisible la habilitación a cambio de algunas cuestiones que hacen al bien barrial, como por ejemplo, si hay un galpón que está en el medio de un barrio y está abandonado y que haya una actividad sería beneficioso para la zona”, explicó.
“Pero también se puede decir que a la vuelta hay un almacén que está hace 20 años y abrir un 'chino' es ponerle una competencia con muchas diferencias a favor. Ademas de que tienen compras en grupos dentro de su cámara”, dijo.
“En una competencia lado a lado entre un chino, un almacenero y un supermercado el último que va a estar resistiendo es el chino por su estructura comercial de gastos. El almacenero vuelve a su casa, sale a cenar a la noche, contrata a algún pintor para su casa, tiene un conjunto de gastos que el chino no tiene y eso se traslada a los márgenes que pueda esperar de los productos de góndola. El almacenero común puede pedir un 15 o 20 por ciento de rentabilidad y al chino con un 7 o 10 le sobra. Lo que empuja a dar esos márgenes es la necesidad de cubrir la economía familiar y comercial”, explicó.
El titular de la Sociedad Comercio e Industria local también coincidió en la mayor concentración de este tipo de emprendimientos en la Ciudad en comparación a otras de la Región.
“Junín como ciudad y pueblo comercial es atractivo.Desde adentro a veces no se observa como tal pero el que viene de afuera se quiere venir a Junín por tener muchas cosas más, como la DGI, tribunales, que hacen a la economía de la ciudad que permite que mientras otros están trastabillando con inconvenientes, Junín esta ahí, es un pueblo de salud”, explicó.
“La gente viene de afuera y se queda. Es una cuestión de la organización social que tiene la ciudad que hace que todos los que quieran invertir en este tipo de rubros lo tengan a Junín como una de las ciudades mas importantes”, destacó.
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