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LOS ADOLESCENTES Y LA EDUCACIÓN

Preocupa a especialistas juninenses el grave déficit en la comprensión lectora

Una problemática que se arrastra de un nivel educativo a otro privando a los jóvenes de la posibilidad de desempeñarse como lectores eficientes y capaces dentro de la sociedad. Un debate abierto, pero que es necesario dar.

La comprensión de un texto, mejor dicho del mensaje plasmado en éste, es el objetivo primordial de la función lectora que comienza a desarrollarse en la escuela primaria. Pero a juzgar por las falencias que muestran día a día los intentos de comunicación entre los jóvenes, se ha convertido en una tarea difícil de lograr y que tarde o temprano puede llevar al fracaso de ese individuo no sólo en la comprensión de mensajes sino  extendiéndose a su propia inserción en la sociedad y desenvolvimiento con sus pares.
Un adolescente que no es capaz de discernir contenidos dentro de sus lecturas no podrá ejercer un pensamiento crítico que lo favorezca a la hora de fundamentar sus futuras elecciones. Porque comprender un texto significa ir más allá de sus propias palabras y ser capaces de encontrar e interpretar cada una de las posibilidades que en sus hojas se nos ofrecen.

Estudio memorístico y escasa lectura

La comprensión comienza con la decodificación de las palabras y el procesamiento que realiza el individuo, de modo automático, de los significados que proveen de valor al texto que se lee. Es necesario que esto sea adquirido específicamente por el niño para llegar a ser un lector eficiente en su vida escolar posterior y sobre todo de cara a su futuro como ser social.
Cuando esto no ocurre, nos encontramos con jóvenes que no pueden comprender el significado de un texto aún siendo ya estudiantes avanzados.
La docente y psicopedagoga de nuestra ciudad María Paula Sánchez considera que mucho de esta cuestión se encuentra asociado al hecho de que preocupe más la cantidad de contenidos y la memorización de estos antes que su comprensión. “Las causas de la falta de comprensión lectora en los adolescentes, a mi entender, radicaría en la enseñanza que enfatiza el aprendizaje de tipo memorístico, la falta de entrenamiento en destrezas de estudio e investigación”, explica la docente. “Además podríamos añadir la falta de adecuación de los programas a los intereses de los alumnos  y el no fomentar la lectura como un hábito”.
“Si bien son las causas pedagógicas las primeras que debemos destacar, nunca debemos dejar de mirar la influencia de lo social que repercute directamente dentro del aula”.
Las consecuencias que trae aparejadas este tipo de falencias en el aula se vislumbran de inmediato en el ámbito social donde ese joven está inserto.
“Las consecuencias de esta problemática son suficientemente graves como para no atenderlas”, destaca Sánchez. “No poder comprender un texto nos abre la puerta al fracaso escolar, nos quita la posibilidad de acceder al conocimiento y al crecimiento individual”.
Si pensamos en el fracaso individual del joven, es necesario volver los ojos al papel que éste desempeña en la sociedad en que vive. Y comprender el alcance que el déficit en la comprensión lectora tiene en la sociedad implica pensar en nuevos paradigmas.
La licenciada en sociología Elizabeth Belligoi destaca el papel de la educación para repensar estos paradigmas y no quedarnos en el tiempo. “Para empezar voy a citar a Alvin Toffler –escritor, lingüista y docto en varias otras áreas como leyes y ciencias- que dice que  las sociedades que no preparen a sus chicos quedarán en el camino. Fijate que papel importante el de la educación porque más allá de aquellos sueños románticos de que uno a la escuela debe ir a divertirse, en realidad uno en la escuela tiene que comenzar a entender que es la vida, aspirar a mejorar, a cambiar. Pero uno no puede en la escuela evadir las leyes ni las reglas, uno a la escuela tiene que ir a aprender”, asegura.

Revisar contenidos y entrenar destrezas para evitar el fracaso

Un planteo que se repite constantemente es la necesidad de repensar los contenidos para que puedan atender a las necesidades de los alumnos hoy y comprender su contexto. En tal sentido, Belligoi explica que “el problema está en la falta de contenidos acordes a estos tiempos de cambio. Hay nuevos paradigmas que atender. Hay que acomodarse entre los viejos y los nuevos. Esto es una transición compleja”.
“Paulo Freyre dice que es necesario desarrollar una pedagogía de la pregunta”, explica Belligoi, “porque siempre hay pedagogía de la respuesta ya que los profesores trabajan con los alumnos en base a lo  que el docente quiere, no con lo que el alumno quiere. Más allá del contenido a enseñar es necesario saber la adecuación de este contenido al contexto de ese alumno. Es por esto que hay un  desinterés generalizado”.
Belligoi entiende que, “los chicos hoy están con la tecnología que los pone en otra situación. Y como adultos hay que estar a la altura. La sociedad que no prepare a sus chicos, que no los eduque, que es uno de los bienes más preciados y el derecho de todo niño y adolescente se quedará en el tiempo. Si no nos preparamos como sociedad nos quedamos en el camino”.
Pero aunque la negatividad del panorama nos haga dudar, siempre cabe recordar que desde el ámbito escolar todo se puede cambiar para mejorar, siempre hay herramientas que permiten evaluar procesos de enseñanza y apuntar a mejorar cuando los resultados no son los esperados. Sólo hace falta compromiso.
“Por suerte”, asegura Paula Sánchez, “esto se puede revertir, pero exige un compromiso inmenso por parte de todos los docente como de la escuela como institución. Y digo todos los docentes porque no hay que ser  profesor de Lengua para prestar atención a estos indicadores. Todos los profesores de todas las disciplinas debemos hacernos eco de estos cambios, nosotros también necesitamos que los chicos comprendan los textos”.
Según Sánchez, docente del I.S.F.D. y T. Nª20  y  Nª129,  “la escuela como institución educativa debe enviar a su alumnado un mensaje coherente que acompañe el mensaje docente para que no se desvirtúen las acciones que llevamos a cabo en las aulas”.
Para la docente, “las maratones de lectura y fomentar el uso de la biblioteca mediante estrategias innovadoras son muy buenas formas de paliar estas falencias.
También volver a leer en el aula, que es un hábito que se ha perdido. El hecho de que nos tomaran lectura era un momento que nos mantenía atentos, hacía que practicáramos todos los días. Hoy son pocos los docentes que lo realizan. Pero estoy segura de que no es una utopía, si se quiere, se puede”.

Instituciones comprometidas

“Sin dudas, las instituciones son responsables de este déficit si no fomentan el hábito de la lectura, sino acompañan el mensaje del cuerpo docente, si no se hacen eco de lo que se desprende del diseño curricular”, advierte Sánchez. “Es por eso que el mensaje debe partir verticalmente desde ella hacia los docentes y por ellos a los alumnos”.
“Mi trabajo en el nivel terciario, donde el alumnado es mayor de edad, me permite visualizar esta problemática en más casos de los que me gustaría. Estoy segura de que es un mal que arrastran de nivel a nivel. Y viendo que están estudiando para ser docentes, no queda otra que sanear esta dificultad sí o sí. Por eso me comprometo día a día en acompañar al alumno, ayudarlo a adquirir esas destrezas que necesita para adquirir aprendizajes significativos. Somos agentes de cambio nunca debemos olvidar eso”, concluye la docente. 

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