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>FUERTE PREOCUPACIÓN POR LA CRISIS ECONÓMICA

Pymes de Junín: En caída libre y sin perspectivas de mejorar

>El preidente de Capynoba, Raúl Cicerchia, dijo que la situación de las pequeñas y medianas empresas “es declinante” y agregó que lo peor de todo es que “no se ve una luz al final del túnel”.

”Desde mayo venimos mal, y lo peor de todo es que pasa el tiempo y no vemos que haya una luz al final del túnel”, dijo el presidente de la Cámara de Pequeñas y Medianas Empresas del Noroeste Bonaerense (Capynoba), Raúl Cicerchia. 

Con elocuente tono de preocupación, el dirigente describió el mal momento que viven las pymes juninenses señalando que “ni siquiera el ahorro se está volcando al consumo”, mientras “los costos fijos son cada vez más altos”. 

“Para el empresariado no son días fáciles, ya que la rentabilidad bajó de manera notable y no se puede dejar de cumplir con las obligaciones, que encima aumentan en exigencia. Por ejemplo, el mes que pasó hubo que pagar 1.200 pesos más por empleado”, puntualizó Cicerchia en declaraciones a Democracia.

Así, el titular de Capynoba se encolumnó tras los dichos de Osvaldo Cornide, quien comanda la Cámara Argentina de la Mediana Empresa, que en su última aparición pública pintó un panorama desalentador al hablar del presente que vive el sector.

    Para Cornide, si no se incrementa la actividad comercial se perderá lo “positivo” de las medidas anunciadas por el Gobierno para subsidiar el empleo y evitar despidos en las empresas. 

   “Es indispensable que la Argentina llegue a un acuerdo con los fondos buitre para evitar un aislamiento financiero” que no sólo pondría más grave la situación sino que “podría traer problemas con las importaciones”. 

  Cicerchia adhirió a ese punto de vista y resaltó que en Junín, el cuadro “es inédito e inaudito”. “Con esta presión impositiva, las últimas cifras de recaudación deflactadas muestran que el Estado está recaudando menos porque agota la base imponible”, precisó. 

   En otro sentido, de acuerdo con los datos de CAME, las ventas minoristas cayeron, en promedio, 7,4 por ciento entre enero y julio, en unidades”. 

  Cicerchia expresó que “en las calles del centro, donde antes había listas de espera, ahora hay locales vacíos y lo mismo pasa con los galpones en la industria”. 

   “Si no hay una solución rápida en lo internacional que estimule el ánimo general y atraiga inversiones, lamentablemente va a continuar la caída de las ventas y, como consecuencia, el cierre de locales”, sostuvo el dirigente. 

En un informe especial realizado por Democracia el 8 de junio pasado, varios exponentes locales del mundo pyme ya se animaban a afirmar que la crisis era la mayor en los últimos doce años, sólo superada por la iniciada a fines de 2001. 

“Lo que ocurre en este momento está  todo el mundo quejándose, viendo cómo hace para achicar sus costos, gastar menos. Nosotros estamos en la misma disyuntiva. Nos encontramos permanentemente tratando de achicar los gastos y aunque tratamos de meterle para adelante y no dejar de hacer cosas, el contexto nos obliga a actuar con mucha prudencia”, comentó en ese momento Pablo Molins, dueño de Molar, una de las firmas de diseño gráfico más prestigiosas de la región. 

Por su parte, Daniel Saccoccia, de Saccoccia Maquinarias, afirmó que “en el caso de quienes dependemos del sector rural, si bien en un primer momento estábamos muy contentos con el régimen de lluvias, al final nos terminó complicando porque hay inundaciones en los campos y en los caminos. Eso hace que los productores restrinjan sus compras o no hayan podido levantar su cereal”, describió. 

Para Saccoccia, los gastos fijos “marcan la jugada”. 

 “Antes, por ahí te salía un cliente a cien kilómetros que decía tener interés en tal herramienta y vos agarrabas la camioneta y salías; hoy le buscás la vuelta para que el negocio avance por teléfono o tratás de sumar un par más de posibles compradores que vivan en la misma zona como para completar la gira. Todos se miden, a los comisionistas les está pasando lo mismo, a las fábricas les está pasando lo mismo, porque tener un viajante en la calle te sale entre 600 y 700 pesos diarios”. 

Puesto a establecer una comparación con lo ocurrido en 2013, manifestó que “dentro de todo, el año pasado fue bastante mejor que el actual”. “Hoy por hoy, quizás cerrás la venta de una sembradora y ves que el monto es grande pero la ganancia es chica”, se lamentó. 

Volviendo a Molins, señaló que en la actualidad, su preocupación pasa por ver cómo hacer para “mantener las ventas con precios lo más competitivos posible”. 

“Hace más de un año y medio que no tomamos gente, si hay mucho laburo una semana nos arreglamos como podemos y cosas que no mirás nunca, las mirás en este momento. Por ejemplo, si gastamos mucho de teléfono o de internet, vemos lo que podemos hacer para gastar menos, hemos cortado algunas cuentas corrientes bancarias que no usábamos”, puntualizó con evidente incertidumbre.<

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