CRÍTICA SITUACIÓN EN JUNÍN

Ya peligra la alimentación de al menos 200 chicos en los comedores escolares

Un claro reflejo del problema son los tres centros educativos complementarios que tiene la Ciudad, donde la matrícula se incrementa pero las posibilidades de darles de comer a todos son cada vez más remotas..

Dirigentes locales manifestaron en las últimas horas su preocupación por la situación que se está dando en los tres centros educativos complementarios (CEC) que tiene nuestra ciudad, donde desde principios de año aumentó la matrícula que concurre para realizar actividades pedagógicas en contraturno y para desayunar –o merendar en caso de asistir a la tarde- y almorzar.
El problema que se presenta en esas instituciones es tan claro como crudo: cada vez son más las bocas que esperan una taza de té con pan o un plato de comida, pero la limitación de recursos amplía día a día la cantidad de menores que pueden acceder a ese servicio.   
Julián Caliva, que es congresal de la Federación de Educadores Bonaerenses (FEB) y es uno de los que recorre las entidades estudiantiles del distrito, comentó que el inconveniente surgió a raíz del recorte producido en el cupo asignado a los comedores escolares, medida aplicada desde el 1º de junio de este año. A partir de ese momento,  pese a que se aumentó el valor por cápita (se pasó el desayuno de 2 pesos a 2,60 pesos por alumno y el almuerzo, de 5 pesos a 6,70 pesos), se achicó la cantidad de chicos que pueden percibir ese beneficio en los establecimientos educativos.
“En ese marco, lo que sucede con los CEC nos preocupa sobremanera. Estas instituciones trabajan en doble turno y reciben tanto a estudiantes que concurren a escuelas primarias en el turno mañana como a aquellos que lo hacen en el turno tarde. Por diferentes razones, sea porque viven con un solo integrante de la familia y éste trabaja o porque necesitan un refuerzo desde el punto de vista pedagógico, asisten a estos establecimientos en contraturno de su escuela. Es decir, el que concurre al CEC  a la mañana, desayuna allí, desarrolla alguna actividad relacionada con su quehacer educativo y después de almorzar, también en ese sitio, concurre al colegio; y aquel que fue a la escuela en horario matutino, almuerza, va al CEC, toma allí la merienda y  a las cuatro de la tarde vuelve a su casa”, le contó Caliva a Democracia.
Así, hay chicos que desde temprano y hasta casi la media tarde no pasan por su vivienda familiar y lo que ingieren depende pura y exclusivamente de los centros complementarios.
Acompañado por la secretaria general de la Unión de Educadores Bonaerenses, (Udeb) María Inés Sequeira, Caliva puntualizó el estado de cosas que se da en cada uno de esos lugares.
“Tomando el caso particular del CEC 801, situado en calle Uruguay al 800, allí  concurren 167 chicos. A principio de año tenía cupo para 120, pero después de esta medida se lo redujeron a 68, con lo cual no se alcanza a cubrir ni la mitad. Es más, se llega a mucho menos que eso. Lo mismo sucede en el CEC 802 (Tucumán y Paso), al que van más de cien alumnos. Sufrieron la reducción de entre el cuarenta y cincuenta por ciento, proporción que varía dependiendo si se toma como punto de referencia el desayuno o merienda, o el almuerzo”, comentó.
Sequeira, por su parte, indicó que el caso más complejo se da en el CEC 803 (0rdiales 340), que solamente está recibiendo veinte panes para más de cien alumnos, y de “eso tienen que derivar una parte a la escuela primaria 45 y otra para un comedor de Agustín Roca”.
Como si todo eso fuera poco, hay otra particularidad que se está observando en las tres instituciones por igual: “Desde que comenzó todo el proceso de inflación, el aumento generalizado de precios y demás, esta situación se revirtió y el flujo de alumnos que se reciben se incrementó notablemente.  Esto sucede porque, a diferencia de lo que acontece en las escuelas primarias, donde hay una fecha límite para inscribirse, en los centros complementarios lo pueden hacer en cualquier momento del año”, explicó Sequeira. 

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