MARKETING APLICADO

Manotas

La solidaridad como excusa.

La solidaridad y el compromiso social son por nuestros días valores culturales en crecimiento; manifestaciones individuales o colectivas que adoptan distintas formas en pos de un sentimiento compartido: “ayudar al otro”.
Surgen, en torno a esta motivación, movimientos, actitudes y agrupaciones que adoptan distintas fisonomías conformando buenas o malas versiones de sí misma. Como si se tratara de un pulpo con brazos buenos y malos en una influencia negativa por la cual la gente descree de todo y de todos.  
Asoman protagónicos aquellos brazos que fieles a su discurso se acercan a las empresas, o a los equipos de marketing, a plantear proyectos serios y sustentables en pos de obtener ayuda económica. Personas que dedican su tiempo a un objetivo puntual y merecen ser apoyados. Brazos que se estiran con mucho esfuerzo para brindar una mano a quienes lo necesitan.
El punto de esta columna radica en acentuar y alertar a la comunidad sobre la presencia de brazos perversos que, en nombre de la solidaridad, buscan conmover y recaudar para su corona. Personas que se presentan como voceros del valor tan preciado y golpean ahí abajo, donde nos duele como sociedad.
Manotas, largas e impunes que merecen ser apartadas del fin principal dejando que las otras puedan atraer libremente los fondos necesarios para los distintos objetivos sociales.
En este mismo juego cae la publicidad como excusa de los que necesitan el medio de “canje” para sacar réditos personales. Ofertas de participaciones en eventos, , rifas, kermeses o lo que fuere para “manotear”. Cualquier discurso es útil al momento de conmover: niños enfermos, escuelas carenciadas o perros abandonados en una dinámica que claramente perjudica a quienes verdaderamente lo hacen a consciencia ejecutando lo recaudado para el fin exhibido.
Manotas está en la calle, sólo hay que correr el velo para separar los brazos que actúan de buena fe, gente de valores que sostiene estructuras importantes de nuestra sociedad. Carencias que merecen ser atendidas con esfuerzo o dinero para que seguir construyendo sociedad.
Sólo se trata de hacer dos o tres preguntas, indagar sobre lo que hay detrás de cada persona que se presenta solicitando ayuda; creo que ésta es otra manera de apoyar a quienes trabajan honestamente en acción social.
Afuera manotas!