TRIBUNA DEL LECTOR

Estrategia, encuestas y gestión

Acallados los ecos del Mundial y sus coletazos, las principales noticias que nos ocupan vuelven a la “normalidad” y retornamos a temas como el pago a los “fondos buitres”, las encuestas sobre el posicionamiento de los eventuales presidenciables para el 2015 y las causas por el popurrí de denuncias contra el vicepresidente de la República, Amado Boudou.
Respecto a lo primero, pareciera que no avanzan las tratativas con nuestros acreedores en busca de una solución y estaríamos a una semana, más o menos, de caer en el temido default, esto es en esa suerte de cesación de pago de los compromisos contraídos por la deuda y que no nos beneficiará en modo alguno atento a la apremiante necesidad de inversiones externas.
La ya iniciada campaña electoral nos muestra encuestas que ubican al gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, al tope para la candidatura para el 2015.
Quiero pensar que se trata de consultas “piloteadas” y que sería interesante conocer el costo que demandaron al erario provincial. Si así no fuera, es evidente que a los bonaerenses no les preocupa la gestión de Scioli en materias como Seguridad, Educación, Salud, Red Vial, etc.
Estoy convencido de que un gran porcentaje de argentinos está experimentando una degradación ética e intelectual, en virtud de la cual no perciben o no les interesa, por ejemplo, que un 40% de sus compatriotas esté por debajo de la línea de pobreza, o el 50% de deserción en la educación obligatoria, o el resultado de un relevamiento más o menos reciente, que reveló que a un 50% de los entrevistados no le interesa el grado de corrupción existente.
Por todo esto (es una opinión personal) creo que pecan de ingenuidad quienes creen que quien está segundo en la encuesta, Sergio Massa, líder del Frente Renovador, es una alternativa válida para gobernar la Nación, a partir del año venidero.
Este partido, otra vertiente del peronismo populista, sale a la palestra y es una estrategia para captar a los disidentes del kirchnerismo y a electores independientes. El objetivo es obvio, perpetuarse en el poder y neutralizar en los estrados judiciales las numerosas causas por corrupción.
¿No se preguntan cómo votarán en una muy probable segunda vuelta los adherentes de la agrupación que pierda la contienda electoral o si sus legisladores electos tendrán una actitud correctamente opositora cuando se debatan proyectos oficialistas?
Los problemas que nos afectan y, lamentablemente, tienden a agravarse: inflación, inseguridad, caída productiva, desempleo, etc., estoy persuadido, son un efecto de la incapacidad de gestión.
El Gobierno nacional, los feudales gobernadores y los barones de los municipios, vienen designando en puestos clave a familiares, amigos y favorecedores. Ejemplos de desconocimiento e incompetencia en la función asumida sobran: Garré en Defensa (su preocupación fue el desguace de las FFAA, dejando en estado de indefensión a la República). El ministro Puricelli en Fabricaciones Militares,  la ya condenada Felisa Miceli en Economía, o quien está a cargo del Servicio Exterior, un canciller que es un obsecuente mero portador de apellido y embajadores entre los que hay ex terroristas con víctimas inocentes en su haber (las que no tenían derechos humanos). O el ferretero premiado por haber destruido, entre otras realizaciones, el Indec, distorsionando los índices de inflación, crecimiento, etc.
Y no hay problema en crear nuevas secretarías, direcciones, organismos o cargos en el Estado, como la reciente secretaría de Gestión Estratégica para el Pensamiento Nacional cuyo titular es Ricardo Forster (podemos estar tranquilos que nuestro pensamiento está a buen resguardo) o el puesto de coordinadora de Salud, para la nuera de la Presidenta.
Y la oposición, salvo alguna manifestación  individual crítica, en algún medio, parece soslayar este tema, que incide directamente en el desequilibrado gasto público y por ende, en el déficit fiscal, que arrastramos hace décadas.
El populismo, si utilizamos el léxico de la Presidenta, ya nos “embocó” a 40 millones de argentinos.
“Roguemos a Dios y la Virgen” que no se repita.



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