¿EVASION IMPOSITIVA EN EL CAMPO?

Srodek: es imposible que los productores no paguen

Jorge Srodek es secretario de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y la Pampa (CARBAP).

Para él, la actitud del titular de ARBA , la novísima agencia de recaudación tributaria bonaerense, cuando acusa en forma indiscriminada al sector agropecuario de evadir impuestos, tiene que ver con el desconocimiento de la realidad del sector, con la decisión política de extraer el máximo de recursos fiscales y con la necesidad personal de Santiago Montoya de mostrar un presente de enrolamiento en el kirchnerismo dados sus orígenes en la UCEDE alsogaraísta y su trabajo en la Fundación Mediterránea como hombre muy cercano a Domingo Cavallo.
Respecto del desconocimiento, Srodek en diálogo con DEMOCRACIA, señaló que durante la reunión que mantuvieron con Montoya, luego de los dichos del funcionario, se dieron cuenta que el recaudador desconocía que los arrendamientos rurales están exentos, obviamente por ley, de pagar IVA y que, por lo tanto, los pagos no se facturan.
Anoticiado sobre el tema, Montoya bajó el tono de sus declaraciones por cuanto se quedó sin uno de los argumentos centrales para acusar al sector en su totalidad de evasión.
“Sobre la materia, como en cualquier otra actividad, todo es posible” explicó Srodek, “pero las posibilidades de evasión del productor agropecuario son bastante pocas. Conviene recordar que cuando vende su cosecha o cuando comercializa sus animales es la industria molinera o el acopiador o el frigorífico quién se encarga de la factura y quién retiene los impuestos. Por lo tanto, la evasión desde el productor es insignificante”. “Sí, en cambio, y producto del intervencionismo del Estado existen los sobreprecios”.
Al respecto, una recorrida telefónica entre los consignatarios de ganado que, por supuesto, prefirieron mantener el anonimato, puso de manifiesto que en momentos de alta demanda, los precios “oficiales” del ganado en pié son superados “clandestinamente”. Así, cuando la cotización en Liniers marca un valor de 3,30 pesos por kilogramo en pié, los frigoríficos pagan entre treinta y cincuenta centavos más para conseguir animales. Con todo, este “negreo” se lleva a cabo por parte de quién compra.
Sobre la presión tributaria final, Srodek calculó que, en promedio, indistintamente del cereal o la oleaginosa que el productor siembre, por cada 100 pesos que ingresan, 64 van a parar a las arcas del Estado.
El ruralista sostuvo que la provincia de Buenos Aires aporta en concepto de retenciones a las exportaciones de granos, aceites, carnes y lácteos, alrededor de 3.000 millones de dólares anuales. “Y pensar que, en su origen, allá por la década del treinta, con el conservador Agustín Pinedo como ministro de Economía, las retenciones fueron aprobadas para dotar de caminos a la provincia, caminos que se hicieron. Hoy, de ese dinero, nada vuelve. Todo lo fagocita el gobierno nacional”.
Un último ejemplo sobre la voracidad fiscal mezclada con la necesidad de impedir el incremento de los precios al consumidor es lo que ocurrió con el trigo. Del valor neto que el productor debería recibir descontando retenciones de aproximadamente 740 pesos por tonelada, el acopiador o el molino pagan solo 580, producto del cierre del registro de exportaciones y de la presión del gobierno. Srodek no ve justificación por cuanto la harina como insumo para el pan sólo representa un 15 por ciento del costo final.

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