MARKETING APLICADO

Mundial

La reacción de las marcas.

Por consejo de mi socio, abandonaré por un tiempo la línea filosófica que caracterizaba a esta columna. Probablemente, el paso del tiempo hizo que el espacio de los viernes pierda fortaleza y contundencia. “Muchas notas Mozart” alertaba el comentario de un lector haciendo que las alarmas resuenen en mi cabeza ante la retórica que por momentos parece híbrida.
En busca de hacer lo que le pido a mis clientes, flexibilizo mi posición escuchando lo que me dicen los demás. “Escribí sobre publicidad” dijo Rodrigo aseverando con el índice. Fue así que la columna que se iba a publicar hoy se convirtió en un bollo de papel habilitando estos párrafos.
Entiendo que de alguna forma debía reaccionar, así como lo hacen las marcas a las oportunidades del entorno. Tal es así que de pronto el mundial nos atraviesa a todos; lentamente lo que nos rodea se transforma en sorteo, promo-mundial y los televisores se convierten en objetos de status. Ya no sirve tener el mejor auto, el tema es el televisor y cuanto más grande mejor; la pantalla es tema de conversación elevando las pulgadas al sistema de medición universal.
Una bocanada de aire fresco para muchas empresas, algo que decir en busca de remover el stock del galpón acelerandola caducidad. El objetivo comercial está claro, apoyarse en el evento que paraliza al mundo para lograr lo que no se pudo en navidad; pitazo inicial y mueven las grandes marcas. Muchas de ellas se apoyan en las coincidencias entre aquel número diez, enrulado-endiablado, y este niño que de tan bueno es lacio. Otros remiten a la historia inconclusa, la promesa que no cumplieron los campeones de México.
Surge el “Teto Medina” como protagonista del comercial de la cerveza en clara referencia a la década del ochenta. De paso, sólo pagamos algunos derechos y nos ahorramos la costosa producción del spot publicitario. Bajo este mandato, quizá la moda que caracterizará las calles de Buenos Aires debería también estar atravesada por la década que pretendemos reconstruir. Un deseo de victoria impulsado desde todos los sectores.
La emoción es uno de los mejores vehículos comerciales y seguramente es en este tipo de eventos donde más se deja ver. Las marcas se funden con el mundial y nos hablan como si ellas fueran más argentinas que los argentinos más argentinos.
Remera, gorro y vincha. Televisores, autos edición especial “mundial” y salamines para la picada mundial. Lo que se viene en los próximos meses es redondo, para las marcas y ojalá una alegría para todos.

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