TRIBUNA DEL LECTOR

Una ausencia significativa

Soy médico, especialista en Clínica Médica y tengo un cargo docente de dicha especialidad en nuestro hospital, ad honorem, desde el año 1997. Aunque gran cantidad de personas lo ignoren, nuestro Hospital Interzonal de Agudos (HIGA) “Abraham Piñeyro” es un hospital escuela. Esto último significa, en forma resumida, que recibe periódicamente alumnos que cursan su carrera en sus respectivas facultades dependientes de las universidades nacionales de Rosario, La Plata y Buenos Aires.
Para ello deben concurrir a nuestro servicio, como así también a otros servicios del HIGA acreditados oportunamente por esas casas de altos estudios.
También hemos recibido rotantes de otros países ubicados en América del Norte, América del Sur y de Europa con las imaginables expectativas que eso acarrea.
El día 4 de abril de este año asistí al “1º Curso Anual de Medicina Traslacional: de la investigación básica a la clínica”, desarrollado en la sede de la Secretaría de Extensión de la Unnoba, organizado por las doctoras Carolina Cristina y Virginia Pasquinelli (Unnoba-Conicet), donde el tema central fue “Avances en endocrinología”. Todo esto, para los que estamos en el tema salud representó un hecho de enorme trascendencia, casi fundacional, puesto que aparte de lo interdisciplinario, por la presencia nutrida bioquímicos, unió en nuestra universidad los tres pilares donde se asienta una jerarquizada atención médica: la asistencia, la docencia y la investigación.
Está demás decir que, para los que amamos la docencia, lo que se siente al entrar en un claustro universitario es apasionante; comparable –por dar un ejemplo banal- a lo que siente un fanático del fútbol al ingresar al estadio del club de sus amores. Justamente esa sensación tuve al ver bajar bulliciosamente de una combi a muchos jóvenes, futuros genetistas, que permanecieron atentos durante las cuatro horas que duró dicho curso.
Sin embargo, y como triste contraste, nuestro hospital como institución estuvo ausente de dicho evento. Ese contundente hecho habla por sí solo, no necesita comentarios.
Independientemente del origen de esa situación, que seguramente será multicausal, espero y deseo que las nuevas autoridades que regirán los destinos del HIGA puedan solucionar esta alternativa, tanto para jerarquizarlo como para jerarquizar la atención de los pacientes y además para que, trabajando en conjunto con la universidad local, se produzca la amalgama entre asistencia, docencia e investigación, piedra fundamental que le permita a nuestra zona tener su propia facultad de medicina.



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