La brusca devaluación del peso y la incertidumbre que las políticas económicas del Gobierno nacional han generado en la sociedad, no sólo aceleró la escalada inflacionaria y, al mismo tiempo, la depreciación del salario, sino también una “parálisis” en distintos sectores, entre ellos, el mercado inmobiliario, que a una caída libre en los últimos 12 meses, se suma ahora la falta de precio para operar.
En este escenario, de por sí complejo, la compraventa de propiedades en nuestra ciudad está prácticamente “paralizada”, según reconoció ayer, en diálogo con Democracia, el presidente del Colegio de Martilleros de Junín, Daniel Di Palma, quien aseveró, no obstante ello, que una vez que se estabilicen los precios, el mercado podría recuperarse.
Pero lo cierto es que, hoy por hoy –según coincidieron los especialistas consultados por este diario-, quien tiene una propiedad para vender “está a la expectativa” de lo que ocurre con los precios en general y con el dólar, ya que el mercado inmobiliario, históricamente, se cotiza en dólares, no sólo –explicaron los martilleros entrevistados- por la devaluación del peso, sino también “porque muchos insumos relacionados a la construcción sufren la inflación en dólares”.
Para Di Palma, este contexto de incertidumbre, abre, sin embargo, “una buena oportunidad” para aquellos que tienen dólares atesorados, ya que ante la escasez en el mercado de la divisa norteamericana, podrían conseguir mejores precios. Hasta antes de la devaluación, cabe recordar, las operaciones inmobiliarias se regían sobre la base de un dólar intermedio (entre el oficial y el informal o “blue”).
Di Palma reconoció que ante tanta incertidumbre, el que tenía una propiedad en venta “opta por retirarla”, lo que provoca “una parálisis inicial”.
“Dos años de profunda crisis”
En línea con la continua retracción en los volúmenes de compraventas operadas en el territorio bonaerense, el presidente del Colegio de Escribanos de la provincia de Buenos Aires, Jorge Mateo, afirmó: “Se puede decir que el mercado está a punto de cumplir dos años de profunda crisis y que aún continúa buscando un piso a partir del cual quebrar esa tendencia negativa. No queremos llegar a ese piso, sino revertir la tendencia cuanto antes. La actividad notarial ha sufrido una disminución del más del 50%”.
Los actos escriturarios de 2013 fueron 106.409, apenas superiores a los registrados durante el 2009 (105.976), año durante el cual se sintieron las consecuencias de la crisis internacional. Según palabras del escribano Mateo, “en los primeros meses del año se vieron algunos signos de recuperación mundial de la economía, pero al mismo tiempo, en el ámbito nacional, se tomaron decisiones que no fueron aceptadas por el mercado, ni por nuestro sector”. Al hablar de esto, se refiere a las dificultades generales para conseguir divisas extranjeras, a partir de la implementación del cepo cambiario.
“Es indudable que el acervo cultural de los actores del sector mantiene el hábito de utilizar moneda extranjera al momento de realizar transacciones inmobiliarias; esto dificulta las negociaciones debido a la virtual pérdida de un valor de referencia cierto”, explica el Presidente del Colegio de Escribanos de la Provincia.
Sin dudas, el anuncio de un amplio blanqueo de capitales y la implementación de los Certificados de Depósito para Inversión (CEDIN), a partir del mes de abril del año pasado, generó expectativas de un impacto positivo en esta área, pero finalmente no se vieron reflejadas en los resultados obtenidos.
Evaluando los números de 2013, la caída interanual se ubica en el 10,8% aunque, como citáramos anteriormente, se evidencia una clara desaceleración ya que en los últimos cuatro meses del año se ubicó un porcentaje cercano al 6% mientras que en el inicio del año se encontraba en cifras de alrededor del 36%.
Si se evalúa el primer semestre de 2013 y se lo compara con el mismo período del año 2012 la caída en la cantidad de actos se acerca al 20%, en cambio si se compara el segundo semestre esta cifra se reduce al 4,3%.
Por último, cabe aclarar que todos los datos antes mencionados hacen referencia a escrituras de operaciones inmobiliarias realizadas, aunque según estimaciones del Colegio de Escribanos “la disminución en operaciones de compraventa de inmuebles iniciadas y culminadas como proceso económico inmobiliario en el 2013, disminuyó más de un 50 por ciento”.
Refugio de inversionistas
El 45 por ciento de las propiedades nuevas que construye el sector privado en la Argentina son vendidas a ahorristas que invierten sus pesos y dólares en viviendas u oficinas sólo como “refugio de inversión” y no para utilizarlas en forma inmediata.
Así se desprende del quinto estudio de Opinión del Grupo Construya, realizado entre 592 profesionales ligados al sector de la construcción en todo el país, como empresarios, desarrolladores y responsables de estudios de arquitectura, entre otros.
La inflación y la devaluación tuvieron un impacto notable en el mercado de la construcción y del real estate, dado que los ahorristas no encuentran alternativa más rentable que los ladrillos, aunque muchos se quedan afuera por sus bajos ingresos.
Los dólares de los grandes productores de soja y otros sectores de alta rentabilidad, por ejemplo, van a parar a torres ubicadas en Buenos Aires, Rosario, Córdoba y Mendoza, ciudades donde el valor de las propiedades está en permanente alza.
La situación amplía la brecha entre quienes acumulan propiedades y los de la base de la pirámide que, a pesar de tener un empleo formal, no alcanzan al costo de la primera vivienda, que a pesar del cepo cambiario siguen cotizándose en dólares.
“Respecto del perfil actual del cliente, entre las constructoras y los estudios de arquitectura encuestados, el 45 por ciento señaló que sus clientes adquieren las viviendas como bien de inversión”, señaló el Grupo construya.
Otro 30 por ciento señaló que las adquisiciones son para uso propio y el 14 por ciento afirmó que contratan sus servicios para refacción o ampliación de viviendas propias; mientras que el resto dijo desconocer el objetivo de sus clientes.
Sobre la fuente de financiamiento, los encuestados precisaron en su mayoría que los ahorristas destinan su propio capital a la compra o ampliación de propiedades; y luego vienen la financiación de terceros (inversores particulares), la de proveedores y, por último, los préstamos hipotecarios.
Según el estudio, tres de cada cuatro encuestados calificaron a la construcción como “el mejor método de ahorro”, mientras que los bonos públicos argentinos obtuvieron el 6 por ciento de las respuestas, las acciones empresariales el 3 por ciento, y otros bonos, 3 por ciento.
MERCADO INMOBILIARIO
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Lo reconoció ayer el titular del Colegio de Martilleros de Junín, Daniel Di Palma, aunque se mostró confiado en que el sector se recuperará una vez que se estabilicen los precios. También destacó que quien tiene dólares puede obtener una mejor oferta.
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