None
ARTE

La fuerza creativa de Dalí sigue viva

El 23 de enero se cumplieron 25 años de la muerte del genial artista español. Considerado uno de los máximos exponentes del movimiento surrealista, las exposiciones de sus obras siguen causando furor y son de las más visitadas en el mundo.

Al cumplirse 25 años de la muerte de Salvador Dalí, la figura del artista español se presenta más inmortal que nunca y su obra despierta cada vez mayor interés entre el público, como lo demuestra la afluencia masiva a exposiciones que le dedicaron el Museo Thyssen de Madrid o el Pompidou de París.
Más de 730.000 visitantes pasaron por las salas del Museo Reina Sofía de Madrid durante el pasado año para ver “Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas”, durante los cuatro meses que duró la muestra, lo que la convirtió en la exposición más visitada en la historia de la capital de España.
La actualidad de la obra de un genio que se anticipó a su tiempo ha sido el argumento dado por los expertos para justificar semejante interés en la obra del español nacido en la localidad de Figueras veinticinco años después de su muerte, el 23 de enero de 1989.
Pintor, escultor, escenógrafo, escritor y grabador, entre otras facetas artísticas, Salvador Dalí forma parte ya de la historia de los grandes, fundamentalmente por el reconocible y personal estilo de su obra, en la que sus famosos relojes derretidos, sus icónicos huevos y obeliscos se han convertido en símbolos universales.

Un artista revolucionario

Considerado uno de los máximos exponentes del movimiento surrealista y uno de los artistas que revolucionó la pintura en el siglo XX, junto con Joan Miró o Pablo Picasso, Dalí se une al movimiento surrealista en París en 1929, aunque desde mucho antes el ampurdanés ya mostró un inusitado interés por esa corriente, especialmente después de leer a Freud y su “Interpretación de los sueños”.
Para esta corriente, surgida a principios de los años veinte a manos de un grupo de poetas dirigidos por André Bretón, su principal argumento son los sueños, aunque el delirante Salvador Dalí se convirtió en el más radical defensor de esta teoría, que llevó adelante hasta la creación del método paranoico-crítico.
Uno de los acontecimientos de su infancia que más lo marcó fue, como el propio Dalí reconoció posteriormente, la muerte de su madre a causa de un cáncer de útero cuando él se encontraba en plena adolescencia, con 16 años.
“Es el golpe más fuerte que he recibido en mi vida. La adoraba”, dejó escrito Dalí, quien nunca aceptó que su padre contrajera segundas nupcias, un año y medio después de la muerte de su madre, con su tía Catalina, hermana de su progenitora.

La productiva decada de los años treinta

No obstante, fue su relación con Gala, a principios de los años 30, la causa del alejamiento de su padre, un momento que coincidió en el tiempo con su ruptura del surrealismo.
Es precisamente durante esa década en la que la producción de Dalí llegaría a su cénit, con obras tan significativas y emblemáticas como “La persistencia de la memoria” (1931), con la que ilustra -con sus míticos relojes derretidos- su rechazo del tiempo como algo inflexible.
Tras una estadía de ocho años en EE UU en la que su excentricidad le abrió muchos círculos, y también le cerró otros, Dalí regresa en 1949 acompañado de Gala a su Cataluña natal, dónde ambos permanecieron hasta que, en 1982, muere su compañera sentimental y musa de buena parte de su obra.
Siete años más tarde le llega a él mismo la muerte a causa de una paro cardiorrespiratorio en la localidad que lo vio nacer, Figueras, a los 84 años, siendo enterrado en la cripta de su actual casa-museo.
Para la historia quedaron obras pictóricas como “Muchacha en la ventana” (1925); “La persistencia de la memoria” (1931); “El gran masturbador” (1929); o “Galatea de las Esferas” (1952), pero también muchas otras de diferentes disciplinas artísticas como la joyería, con “Corazón real” (1953); la literatura, con “La vida secreta de Salvador Dalí” (1942); o el cine, con “Un perro andaluz” (1929), un cortometraje realizado junto al cineasta Luis Buñuel.
La evolución de sus ideas políticas, próximas en sus inicios al anarquismo para terminar haciendo una aproximación al régimen franquista tras su retorno a Cataluña después de la guerra, lo llevó a tener tantos detractores como admiradores, aunque su caprichosa personalidad jugaba, también en este terreno, a la permanente confusión.

“Dali es inmortal...”


“Dalí es inmortal y no morirá”, decía el genial pintor de sí mismo dando cuenta de un rasgo definitorio de su carácter, su megalomanía o delirio de grandeza, por el que pasaría a formar parte de la posterioridad junto con su capa, su barretina (gorro catalán), su bastón y, cómo no, su singular y extravagante bigote.
No obstante, y al margen de sus excentricidades, además de adelantarse a su tiempo en su obra, también el español supo presagiar que su figura traspasaría fronteras, lo llevaría a convertirse en uno de los artistas más conocidos en todo el mundo y se engrandecería con el paso del tiempo. Deseo cumplido.

COMENTARIOS