EL ANÁLISIS DEL ANUNCIO DE LA FLEXIBILIZACIÓN CAMBIARIA

Fin del Cepo o un poco de sacarina; ¿Cómo sigue la película del dólar?

El teléfono empezó a sonar a las 8 y 10 de la mañana y me agarró de sorpresa. El Jefe de Gabinete, con el Ministro de economía a sus espaldas, anunció que se abría la posibilidad de que los particulares compraran dólares para atesoramiento (previa autorización de la AFIP) y que bajaba del 35% al 20% el anticipo de ganancias que debe pagarse para las compras de dólares (y los pagos con tarjeta).
No fui el único sorprendido. El Propio TN tituló que se terminaba el cepo y por unos minutos hasta que todos digerimos la noticia y escuchamos varias veces la repetición con las palabras de los funcionarios, realmente esa fue la sensación.
Cuando bajó la espuma lo que quedó claro es que estrictamente hablando lo que hizo el gobierno fue retrotraer el tiempo al 5 de julio del 2012, cuando la Comunicación A5318 del Banco Central, borró de la lista de motivos para la compra de dólares, el atesoramiento con fines de ahorro.
Ahora se vuelve a abrir esa posibilidad, de modo que el Cepo queda exactamente como se impuso en noviembre del 2011, cuando por Comunicación A 5236, se estableció el listado de las operaciones de compra de dólares autorizadas.
Más aún, el 31 de agosto del 2012, la AFIP impuso el recargo del 15% para las compras en dólares con tarjeta (en rigor, un anticipo de Ganancias), que subió al 20% el 18 de marzo del 2013 y al 35% el 3 de diciembre del año pasado, con el agregado de que se extendía ese 35% a las compras de dólares autorizadas por la AFIP para turismo.
Ahora se vuelve a julio del 2012, con el sobrecargo del 20%, de modo que se podrá comprar dólares siempre que la AFIP nos autorice, pagando el precio oficial, más un 20%, lo que a valores de hoy es $9,60 ($8 +20%).
La clave, obviamente, es como va a funcionar el filtro de la AFIP. Hasta ahora la realidad es que el algoritmo se guarda bajo siete llaves y es más secreto que la fórmula de la Coca Cola, además no parece funcionar siempre del mismo modo, porque suele autorizar discrecionalmente a algunos sí, a otros no, e incluso algunos días no autoriza a las 11 de la mañana pero sí a las 2 de la tarde. Las preguntas del millón son dos entonces; ¿A qué valor va a quedar finalmente el dólar oficial cuando se estabilice el mercado? Y ¿Cuan flexible va a ser el filtro de la AFIP para autorizar la compra de dólares a los particulares? Respecto de la primera pregunta, el Jefe de Gabinete fue muy clarito y dijo que estaban cómodos y les parecía bien el precio que había alcanzado el dólar oficial (entre $7,75 y $8). Entre hoy y la semana que viene veremos qué valor termina convalidando el mercado; en qué precio realmente se estabiliza el dólar oficial, de suerte tal que el Banco Central no deba sacrificar más reservas para sostenerlo. Es probable que ese valor termine un poco más arriba del actual, en torno de los 8,25/8,50, pero justamente en la determinación de ese precio se verá cual es el nivel de confianza en el plan económico del gobierno que tienen los operadores.
Si el dólar se estaciona, en un valor entre 8 y 8,50 querrá decir que el Gobierno recuperó la confianza. Si por el contrario, el Banco Central sigue necesitando intervenir para que no se dispare aún más y sigue por lo tanto perdiendo reservas, la señal será que no hay confianza en que el Gobierno efectivamente logre estabilizar el barco.
Respecto a la segunda pregunta, si realmente la AFIP es flexible con las autorizaciones, la gente podrá comprar un dólar que oscilará entre $9,60 y $10, 20 (dependiendo de que el oficial cotice a $8 u $8,50), lo cual pinchará el Blue que debería quedar entre $10,60 y $11,20 y generará un cambio positivo en las expectativas de los consumidores. Si por el contrario el ente que dirige Ricardo Echegaray sigue tan restrictivo como hasta ahora, pues la medida se convertirá en una pantomima, las expectativas económicas se deteriorarán y la gente se volcará nuevamente al paralelo consolidando el alto precio que se pagó esta semana por la divisa en el mercado informal.
Despejadas esas incógnitas, en el mediano plazo la clave será la inflación, porque anticipándose a la devaluación gradual que venía implementando el gobierno los productores remarcaron notablemente en diciembre y lo que va de enero (para la consultora Elypsis, la inflación en diciembre fue del 3,4% y en las últimas cuatro semanas supera el 5%).
Si la inflación continúa en ese sendero (o se acelera), entraremos en una espiral inflación-devaluación, que hará que vuelva a subir el dólar en los próximos meses, eso genere más inflación y se dispare nuevamente el dólar; una historia que los argentinos ya vimos varias veces y nunca terminó bien.
Que se dé uno u otro escenario depende crucialmente de dos factores; la política monetaria del gobierno, por un lado y las próximas paritarias, por el otro.
En 2013, el Gobierno emitió 92.000 millones de pesos para financiar el déficit del tesoro (básicamente ocasionado por la montaña de subsidios a los servicios públicos y la energía). Si continúa en esa senda será imposible frenar la inflación y el dólar (en todas sus versiones) irá acompañando los precios.
Por último; de acuerdo a la última encuesta de la Universidad Di Tella, la gente espera, en promedio, una inflación del 37,6%, por lo que las paritarias serán claves para determinar la inflación. El Gobierno planteaba dos meses atrás el objetivo de cerrar los acuerdos salariales con un 18% de aumento, pero eso parece improbable hoy.
Si las paritarias cierran en torno del 35% habrá más inflación que se comerá la competitividad lograda por la devaluación contribuyendo al círculo vicioso de más devaluación y más inflación. Solo si el gobierno puede convalidar un acuerdo de salarios razonable (por debajo del 25%), existirá la posibilidad de que esta devaluación haya sido exitosa.

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