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TENDENCIAS

La escalada del dólar blue complica las expectativas

El horizonte económico se mide en días o apenas en semanas. La escalada del dólar “blue” ha desatado expectativas difíciles de contener, en especial porque la reacción oficial sigue siendo la de desconocer ese mercado, minimizarlo y echar al ruedo responsabilidades políticas desestabilizadoras. ¿Entonces por qué la Anses liquida enormes posiciones de bonos para intentar -sin éxito- controlar el precio del mercado secundario que debería alimentar a las “cuevas” que operan con billetes? ¿Por qué, entonces, la preocupación del Banco Central para que los exportadores de granos ingresen 1.820 millones de dólares como anticipo de la cosecha? ¿Por qué la urgencia ahora del ministro Kicillof en viajar a Francia para arreglar la deuda con el Club de París? El “desendeudamiento” es quizás uno de los últimos conceptos del relato K que se mantiene en el terreno económico. Atrás quedaron los discursos en donde se hablaba de los otros logros, el “crecimiento a tasas chinas”, la de un dólar “recontra alto” o los superávit gemelos. El “desendeudamiento” es quizás uno de los últimos conceptos del relato K que se mantiene en el terreno económico Los pronósticos de crecimiento para este año son magros y no son pocos los especialistas que esperan directamente una recesión. En el campo sindical, la CGT de Caló, los economistas de los metalúrgicos y los mecánicos del Smata, tienen los peores presentimientos: el impuestazo a los autos ha paralizado el mercado y a esto se suma la decisión de Kicillof de frenar, al menos por un mes, las importaciones del sector. El fantasma del desempleo es otro de los temores. La escalada del dólar “blue” y las dificultades de las economías regionales, además de otros elementos, certifican que el dólar ahora está retrasado; al menos lo suficiente como para alimentar crecientes expectativas devaluacionistas, que el propio Banco Central convalida con las correcciones diarias del dólar a tasas que superan el 60% o 70% si se anualizan esos porcentajes. Y en cuanto al desequilibrio fiscal, se estima al menos en 4 puntos del PBI si se despejan los datos de emisión y financiamiento interno vía Banco Central y la Anses al Tesoro.

En busca de dólares

Como se dijo, el desendeudamiento parece continuar vigente, aunque ahora también en retroceso. El viaje de Kicillof a París persigue la obtención de dólares del exterior, para lo cual primero debe la Argentina pagar su deuda con ese organismo. ¿Podrá ahora tras al menos ocho años de fracasos en la negociación reencauzar las conversaciones? ¿Qué cambió, o en que cambió la posición argentina para lograr el éxito? ¿Está dispuesta a pagar y aceptar un monitoreo del FMI, tal como establecen los estatutos y costumbres del Club de París? ¿O existe también el riesgo que el ministro de Economía regrese igual que de su periplo por China, acompañado por el ministro De Vido, con las manos vacías, sin un dólar para agregar a las reservas?

Una carrera sin chance de éxito

Las fuentes más confiables del Banco Central aseguran que al menos hasta marzo (es decir en algo menos de un mes y medio), las reservas caerán otros 3.000 millones de dólares. En el medio, las huestes de Kicillof no han dado ninguna señal de que hará el Gobierno, salvo resistir, bajo la hipótesis de que en marzo ingresarán los dólares de la soja. En el 2013, los dólares de la cosecha no lograron recuperar reservas: fueron consumidos por las importaciones, y la fuga de divisas por diversos mecanismos. ¿Por qué razón ahora cambiaría la situación? ¿Vendrá una recesión que paralizará los gastos en divisas en combustibles y bienes intermedios? El escenario, como se dijo, se mide con un horizonte de tiempo escaso. En el 2013 los dólares de la cosecha no lograron recuperar reservas: fueron consumidos por las importaciones, y la fuga de divisas por diversos mecanismos La inflación no deja de acelerar el deterioro de la capacidad de consumo popular; y además, en las últimas semanas se advierte una tendencia a la caída de la demanda de dinero. Es decir, la gente huye de los pesos y los precios se indexan día a día en línea con el dólar que ajusta el Banco Central. Es una carrera sin posibilidades de éxito. Los sindicatos no sólo han anticipado que reclamarán ajustes cercanos al 30%, sino que las negociaciones sean trimestrales.

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