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TRIBUNA DEL LECTOR

Nueva Terminal: mal de muchos y negocios para unos pocos

Con los oídos tapados y los ojos puestos sólo en los propios escritos, los funcionarios municipales de Junín avanzan con su mega-proyecto: el traslado de la terminal de ómnibus. Esa es la prioridad.
Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires dictó una sentencia. Dijo que se debían suspender las obras del traslado.
El arco político opositor también se expresó en contra. La ciudadanía poco sabe, porque la información es nula. Pese a todo, el gobierno local avanza igual, avalado por el caudal de votos que los delfines de Massa supieron cosechar en octubre pasado.
Desde varios sectores le estamos peticionando al gobierno de Mario Meoni que acredite ante la comunidad las instancias mínimas necesarias que implican este tipo de obras: información pública totalmente accesible, un estudio de impacto ambiental previo al comienzo de ejecución de cualquier obra de magnitud y también agregamos la necesidad de hacer una consulta pública debido a la controversia desatada.
Nada de esto sucede. El silencio, el secreto, la premura por acelerar los pasos y transgredir la ley son las únicas respuestas y cabe preguntarse el porqué.
El traslado de la terminal de ómnibus implica varias dimensiones. En primer lugar afecta al transporte público y al traslado de las personas que no utilizan sus propios vehículos, una materia que este gobierno local adeuda ¿Tendremos un transporte público de pasajeros urbano o seguiremos sumergidos en este laissez faire donde sólo importa el dinero en masa o la inconducta para transportarse?
Segundo, el impacto en la zona urbana que se dejará libre. ¿Por qué construir torres y edificios en un área que, desde que fue diseñada la avenida San Martín, tuvo como objetivo ser un pulmón de ciudad? ¿Qué harían estos señores con los bulevares si pudieran tocarlos? Si quieren pueden ver las consecuencias de la construcción desmedida de torres en la ciudad de Buenos Aires, donde los servicios colapsan a medida que las moles se van sumando.
Tercero, la zona de la ruta que será afectada es un área que debe ser también protegida o al menos estudiada, qué viabilidad hay para una gran congestión de tránsito, y el río merece toda nuestra atención.
Sabemos que el río Salado no es algo que le preocupe puntualmente a este gobierno ni a ningún otro de la zona. Aunque los ríos del conurbano dan cuenta de lo que sucede cuando no se cuidan los cauces -llenos de productos fabriles y residuos urbanos- los corruptos o los inútiles o ambos no pueden ver lo que a simple vista se ve. Si el Salado avanza en degradación a los ojos de todos nosotros es porque también somos cómplices de ello, por ejemplo al llamarlo simplemente “canal”.
En algún momento el ex presidente Sarmiento pensó en hacer un puerto aquí y transportar los productos de la pampa mediante barcos hacia afuera. Sólo lo detuvo la llegada de un protagonista tan pujante como el ferrocarril. Los ríos cayeron en el olvido y sólo son objeto de degradación y acumulación de residuos.
Señores gobernantes, les pedimos que tomen en serio su función, ya que la ciudadanía deposita en ustedes la confianza del saber hacer y de ser personas que obran en función del bien común. El futuro y sus hechos demostrarán cómo los ha de considerar la historia de nuestra localidad.



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