Carlos Alberto Marcellino es propietario de Joyas Mary, una joyería que fue creada en 1973, siendo una de las más antiguas de Junín.
El local está ubicado en Arias 588, entre Tedín y Derqui y además de adquirir, se pueden arreglar joyas.
“Tengo 68 años y me dedico a este trabajo desde los 14 años –comenzó diciendo Marcellino-. Actualmente, el trabajo de joyero se basa en hacer composturas de alhajas, fabricación de alhajas como alianzas, anillos, que pueden ser con letras, con relieve, etc. Trabajo no nos falta”.
El trabajo
Respecto a lo que más pedían los clientes a la joyería, Marcellino dijo que era hacer arreglos, detalles con piedras especiales, también achicar o agrandar anillos. “Nos traen muchas cosas hechas que quieren modificar. Se hacen arreglos de medallas, llaveros de plata y oro, con relieve, entre otras cosas”, explicó.
Con el transcurso del tiempo, la labor del joyero ha ido cambiando, adecuándose a los costos. Por ejemplo, el del oro, que según el entrevistado, su precio está entre los 500 y 600 pesos el gramo, y si está trabajado, sale más. “Depende del trabajo que uno le haga a la pieza. El precio del oro subió mucho, por eso se trabaja más en plata”, acotó.
Otro de los materiales que se menciona es el oro blanco, que vale más que el amarillo. “Muchas cosas vienen ahora en plata y oro, no en oro blanco, que es mucho más caro, como el platino, que vale casi el doble que el oro, por eso de platino casi no se hace nada. Antes se utilizaba para los engarces de los solitarios, usados por la gente cuando se casaban. Se hacían esas cosas con brillantes y se hacía un engarce de platino, pero ahora se está trabajando cada vez menos por el alto costo”, manifestó.
“Los tiempos fueron cambiando, ahora vienen las cosas hechas de fundición, se hace mucha matricería a inyección, con los engarces y todo, le ponés la piedra, lo observás y ya está. En cambio antes teníamos que hacer todo a mano, de manera artesanal. Antes, cuando me dedicaba a la platería, trabajaba dos o tres kilos de plata para hacer las cosas que se usaba en el campo, en las estancias, para los caballos, para las riendas. He trabajado mucho para la gente de Alberdi, que eran tradicionalistas”, dijo.
Respecto a sus inicios como joyero, Carlos Marcellino recordó que empezó a trabajar en la joyería Troiano. “Dejé la Escuela Industrial y mi papá me consiguió un trabajo ahí. Fui, miré y empecé, me gustaba ser más joyero que relojero, en ese tiempo había allí dos oficios que yo podía aprender. Se hacían mates, bombillas, cincelado en oro, en plata, rastras. Se trabajaba mucho para el campo. Después me fui y entré a trabajar en la Joyería Biondini, en 1962, aproximadamente. En 1964 inauguraron la joyería en el centro y me fui ahí, lo hice hasta 1973, cuando me puse mi propio negocio”, explicó.
En este día del joyero, Carlos Marcellino manda por este medio un saludo a sus colegas y amigos. “No somos muchos en esta profesión. Entre mis colegas y amigos te puedo mencionar a José Castelar, Jorge Giulio y Luis Delía, a ellos les mando un saludo”.
DÍA DEL JOYERO
Carlos Marcellino, un joyero con más de 50 años de trabajo en el oficio
Comenzó su labor como joyero cuando tenía 14 años y continúa hoy en el mismo rubro, desde su propio local.
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