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OPINIÓN

La democracia genuina debe ir hacia la equidad social

Hace treinta años, nuestro país conquistó la democracia. Quiero destacar, en primer lugar, la figura del ex presidente Raúl Alfonsín, que tuvo las limitaciones propias de la realidad del momento pero que debió sortear el hostigamiento de las corporaciones de la época, no muy diferentes a las que enfrentamos hoy.
Recuerdo con orgullo que fue homenajeado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, persona generosa si las hay con quienes están del lado del pueblo.  
Quiero destacar la larga lucha popular por la memoria y la justicia. Por eso mi homenaje a las Abuelas de Plaza de Mayo, Madres, familiares  y otros organismos de defensa de los derechos humanos. También a los luchadores políticos y sociales, trabajadores, intelectuales, artistas populares que pusieron el cuerpo a la lucha por la memoria.
La última dictadura dejó también resultados nefastos en nuestra economía, consecuencias que se profundizaron luego: pobreza, indigencia, desempleo, profundas carencias en materia de educación pública, de salud, retroceso en los derechos laborales, un estado desmantelado y ausente. Así fue como llegamos a ese fondo del pozo económico y social que representó diciembre de 2001.
Luego llegó Néstor Kirchner, que revitalizó el rol del estado, de la política como herramienta de transformación, contribuyó con la anulación de las leyes que protegían a los terroristas de estado y abrió paso a la Justicia.  
Al fin la democracia abrió paso a medidas económicas, sociales, culturales y políticas inclusivas.
Hemos recuperado YPF y tenemos una ley de medios de la democracia, al fin declarada constitucional. No hay dudas de que permitirá pluralidad de voces. Tenemos asignación por hijo, recuperamos nuestra aerolínea, el matrimonio igualitario, el voto joven y muchas otras cosas.
Los socialistas creemos que el ideal de profundización y consolidación de la democracia viene de la mano con la igualdad social. La democracia genuina debe avanzar hacia la equidad social.
Falta mucho, mucho más de lo que se hizo, pero sabemos también que los obstáculos son enormes.  
Otro punto de maduración democrática será si discutimos la problemática de la seguridad con responsabilidad, mirando la cuestión de fondo, pero dando respuestas concretas que respeten los derechos humanos y la integridad de las personas.
Además debemos dejar todo en el  trabajo por terminar con la violencia institucional, el gatillo fácil, por la aparición con vida de Julio López, de Luciano Arruga, de Marita Verón.  Se debe terminar con la complicidad de sectores policiales, judiciales y políticos.
No tengo dudas de que podremos avanzar en el marco de un proyecto de ampliación de derechos, como éste, y no con los que quieren volver al pasado y defender privilegios.
En nuestra ciudad debemos trabajar en pos de la inclusión de muchos juninenses que no tienen las necesidades satisfechas, tender a profundizar la calidad de las instituciones, la transparencia, y la promoción de la participación ciudadana como formas de contribuir a fortalecer la democracia.


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