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INTOLERANCIA SOCIAL

Preocupa la creciente agresividad contra agentes de servicios públicos en Junín

Inspectores de tránsito, policías, médicos y personal de Intermed, son blanco de amenazas y ataques por parte de los vecinos a los que controlan o asisten. “El trabajo en la calle es muy difícil”, coinciden, y aseguran que son “la proyección de todas las angustias y dificultades”.

El Estado debe velar por la seguridad, la salud y el respeto a las normas y eso lo hace a través de sus agentes de servicios: se trata de funcionarios públicos cuya tarea es asistir o controlar a los ciudadanos.
En el último tiempo, estas actividades empezaron a ser cada vez más riesgosas, producto del nivel de violencia generalizado y el crecimiento de la intolerancia.
Es así como inspectores de tránsito, policías, médicos y enfermeros del Hospital, y personal de Intermed, son blanco de amenazas, provocaciones y ataques por parte de los vecinos.
Este panorama preocupa a las autoridades, que ven cómo aumentan los embates contra estos agentes y cómo se hace cada vez más difícil el trabajo en “la calle”.

El tránsito

Si bien el director de la Agencia de Seguridad Vial, Daniel Kelly, señala que “últimamente no hubo agresiones”, también se muestra preocupado por la situación que atraviesan diariamente sus subordinados en los operativos de control de tránsito.
“Cada tanto sufrimos alguna agresión, y hemos observado que esto también sucede con personal policial y de Intermed cuando concurren a los accidentes de tránsito”, explica el funcionario.
Desde su análisis, Kelly sostiene que el lugar en el que se ha colocado a su repartición, alimenta este tipo de conductas: “De alguna manera, el hecho de que se acusara a la Agencia de ser meramente un ente recaudador generó esta situación y la función nuestra no es ésa, sino que estamos para prevenir y controlar, además de tratar el tema de la accidentología”.
Kelly asegura que “el trabajo en la calle es muy difícil” porque “la gente tiene un nivel de agresividad no visto anteriormente, está cada vez más intolerante y sabe que ante una falta pueden ser sancionados y eso deriva en las agresiones, cosa que no es justificable par nada, porque todas las personas tienen derecho a hacer su descargo en el Tribunal una vez que son citados; ése es el ámbito”.
Por eso destaca los cursos de educación vial que está promoviendo el Municipio, como una manera de concientizar y “tratar de mejorar la conducción en la calle: que sea más segura, que haya más respeto entre las personas en la vía pública y que se acaten las normas de tránsito”.
Según dice, los responsables de la conducción de la Agencia hablan periódicamente con los inspectores “para no responder de la misma manera, porque la agresividad genera más conflicto”.
Con todo, Kelly comenta que están tratando de “volver a realizar los operativos junto con la Policía”, para poder mitigar este tipo de situaciones.

La salud

El ámbito de la Salud no escapa a esta coyuntura. En tal sentido, la Guardia del Hospital Interzonal General de Agudos “Dr. Abraham Félix Piñeyro” (HIGA) también es un lugar donde se producen –de manera cada vez más frecuente– agresiones contra el personal.
El doctor René Cervantes, jefe del servicio de Emergencias del HIGA asevera que “sin ninguna duda hay mucha violencia, y en eso influye mucho el consumo de sustancias, de alcohol, siempre existe algún umbral de agresividad por parte de la gente, inclusive, si bien no tuvimos violencia física directa, sí hemos tenido roturas de vidrios, de puertas, o peleas entre pacientes”.
Cervantes cuenta que en la Guardia del hospital pueden suceder escenas de “violencia, disputas, pugilato, peleas entre jóvenes, sobre todo los fines de semana”.
El profesional advierte que “este fenómeno no se da solo en el ámbito local, también se ve a nivel provincial y nacional”.
Dado este escenario, el jefe de la Guardia asevera que el personal del hospital “trabaja en situación de ascuas”, y profundiza: “Trabajamos lo mejor que se pueda, pero siempre con esa reocupación, sobre todo los fines de semana. Somos un poco la proyección de todas las angustias, frustraciones y dificultades sociales”.
En tal sentido, recuerda que el Ministerio de Salud bonaerense entregó un botón antipánico para el servicio de guardia, de manera de poder solicitar el auxilio de la fuerza pública en casos críticos de violencia.
Sin embargo, Cervantes reconoce que este sistema “no da mucho resultado”, y señala que “sería interesante tener algún tipo de custodia policial, y a su vez, un sistema de resguardo que todavía no se pudo implementar, es decir, una barrera en el área de Emergencia”.
En la actualidad, cuentan con algunos agentes de seguridad, “pero al depender de la provincia con un sistema de becas, lo único que hacen es ordenar un poco, porque además, tampoco pueden tener otro tipo de intervenciones ya que no tienen facultades para hacerlo; en algún momento hubo policías acá, pero eso tampoco está estructurado”.
Según dice, todo esto fue planteado con las autoridades ministeriales, pero las dificultades económicas de la Provincia conspiran contra una eventual respuesta a esta problemática: “Se hace difícil esperar soluciones porque hace poco se anunció la disminución de un 10% del presupuesto en Salud: con lo crítica que está la situación más esta reducción, no guardamos esperanzas de que se solucione algo”.

La seguridad

Además de los casos aislados de ataques a patrulleros en determinados procedimientos, la Policía suele enfrentarse a otras situaciones agresivas, aunque mucho menos violentas.
“Por ejemplo, cuando hay un accidente de tránsito, le gente se enerva y dependiendo de cómo sea la situación, se la toma con el personal policial”, cuenta el subcomisario Mariano Sarco, titular de la Comisaría Primera de Junín, quien luego profundiza: “En estos casos lo que se nota, mayormente, es un mayor grado de estrés en la gente, siempre hablando de un nivel sociocultural medio o medio-alto, y no en todos los casos, por supuesto, pero se dan algunas circunstancias en las que el personal debe mediar y puede ser víctima de insultos. Ahí debe aplicar toda la psicología para tratar de no llegar a una situación más violenta”.
Sarco agrega que el personal suele sufrir embestidas a partir de “situaciones que se dan ciertos días, los fines de semana, o los feriados”, en los que “en determinados barrios se producen reuniones en donde el alcohol y otros factores hacen que los ánimos se enerven y cuando llega la fuerza policial se producen algunos problemas”. Según dice, en esos casos, “generalmente las personas reaccionan mal ante la llegada del patrullero”.
Ante estas circunstancias, la postura del responsable de la Comisaría Primera es la de bajar los decibeles: “Siempre uno debe tratar de que las cosas salgan de la mejor manera posible, intentando resguardar la integridad de los ciudadanos, de los efectivos y de los bienes de la institución”.
Si bien, el funcionario policial admite que no es un fenómeno exclusivamente local, sino que se da “a nivel nacional”, asevera que siempre recomienda a sus subordinados “tratar de mediar, de dar un paso atrás para luego volver a encarar la situación, inclusive hacer un relevo de personal, porque uno enfrenta una situación y tal vez ha llegado al tope, entonces, si ve que no puede entenderse con la persona, a veces, rotando el efectivo se logra un entendimiento y se pueden calmar los ánimos”.
A la hora de analizar la génesis de este escenario, el subcomisario Sarco asegura que “hay un mayor estrés de la gente, pero encarando la situación de buena forma se puede llegar a un entendimiento, tranquilizando a la persona, haciéndole ver la situación completa, y esta es la función de la Policía, tratar de conservar el orden y la paz social”.

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