MARKETING APLICADO

Forastero

El temor a la competencia.

Aparentemente somos un pueblo que defiende su identidad, al menos nos jactamos de eso manifestándonos a favor de “lo local” y en contra de lo “foráneo”. Para sostener esta suposición, levantamos las banderas incentivando a las empresas a promover el imperativo localista como argumento. Sin entrar en debates específicos que demandan otra profundización, quisiera indagar sobre esa huella que se desdibuja cuando el argumento se estanca en la cuestión semántica: “Compre Junín”.
En épocas donde todo era cercano y las caras eran reconocibles, Junín era un fuerte impenetrable, una estructura que nadie se atrevía a merodear. Por dentro, y disfrutando de la comodidad descansaban los mercaderes quienes, confiados por la protección, ofrecían sus productos sin mayores cuidados. Todo estaba en orden hasta que esta zona se puso comercialmente interesante y llegaron al noroeste algunas propuestas con “una vuelta de tuerca más”. Las reacciones no se hicieron esperar; personas, personajes y personalidades de todo ámbito no perdieron oportunidad para dar su opinión. Fiel al estilo argento del “todos opinamos de todo” los diagnósticos se presentaron tan certeros en algunos casos como disparatados en otros. Evitando el conflicto y fiel a este espacio me propongo, de mínima, acercar una receta entre tantas.
Acaso entiendo que lo mejor para defender al comerciante local es brindarle las herramientas teóricas necesarias para argüir su defensa con dignidad y fortaleza competitiva. Se trata de orientar su historia, canalizar su voluntad para capitalizar el esfuerzo con elementos profesionales que potencien su “conocimiento del terreno”. Implica comprender que es natural que el comerciante no tenga de forma innata los conocimientos para enfrentar competitivamente a empresas que llegan con una planificación a medida y todo un equipo detrás.
No se trata tanto de cercar el poblado sino de otorgar herramientas a nuestros comerciantes para que sepan defender el valor de su negocio.Se trata de evitar la nostalgia juninense como discurso o imagen en pos de seducir a nuestra gente; implica tomar esa ventaja para proyectarla hacia el futuro.
Caminar hoy por el centro de Junín es encontrar foráneos; bienvenidos ellos que despiertan de la siesta a quienes acostumbrados a la soledad del “lejano noroeste” descansan en su sedentarismo. Bienvenidos también los comerciantes que abren sus mentes y se “dejan ayudar” accediendo al asesoramiento publicitario como eslabón fundamental del proceso productivo.
Quizá me repita, quizá este tema ya tuvo su lugar en este encuentro de viernes. Posiblemente encuentre nuevas metáforas para decir más lo mismo; quizá lo siga haciendo hasta que perciba que los comerciantes tienen más argumentos para defenderse del forastero y no teman ante su arribo.

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