LITERATURA HECHA EN JUNÍN

Florencia Bovio, la escritora local que venció el pudor y se animó a publicar

Después de sortear los miedos propios de un novato en la materia, editó su primer libro, “Esmeralda, el planeta de los sueños”. Y en base a esa novela, armó un manual de actividades para alumnos del nivel primario que vio la luz esta semana.

Observar, imaginar, soñar, tres rasgos que no pueden estar ausentes en la genética de todo escritor, se empezaron a manifestar en María Florencia Bovio cuando su edad aún no llegaba a los dos dígitos. “Escribía frases sueltas, cosas que para el resto pasaban inadvertidas porque salían de mi pensamiento y quizás nadie o muy pocos podían llegar a entender si se las mostraba”, recuerda la juninense, que a sus 33 años vive uno de los pasajes más satisfactorios de su vida.
Es que después de lidiar con años de miedo a la recepción de los demás, a no estar a la altura de lo que ella misma se fijaba como objetivo, logró vencer el gran pudor que la asediaba y se animó a publicar su primer libro, ni más ni menos que una novela de 216 páginas.
La creación fue titulada con el nombre de “Esmeralda, el planeta de los sueños” y vio la luz el año pasado con una buena aceptación en muchas escuelas de la ciudad, donde el texto fue tomado como disparador de diversas actividades en el aula.  
Tal repercusión hizo que la autora fuera por más y se dedicara estos últimos dos meses a la producción de un manual de actividades para chicos de 5º y 6º año del nivel primario, que vio la luz el lunes pasado.  
En esta charla con Democracia, Bovio habla de sus momentos de inspiración, sus influencias y relata cómo fue el proceso de composición de sus dos obras.

-¿Desde cuándo escribís?
-Desde chica, lo que pasa es que recién me animé ahora a soltarme un poco. Pero si me remonto a mi pre-adolescencia, a los 13 o 14 años ya escribía y si recapitulo más todavía, ya tenía mis cuadernitos con frases anotadas y cosas que me gustaban.

-Entonces no llama la atención que siendo tan joven ya tengas un libro…

-Largarme con todo es algo que decidí el año pasado con el libro, que ya lo tenía escrito hacía dos o tres años.
Siempre escribía poesías, algunas cositas a mi novio de ese entonces que es mi actual esposo, pero siempre guardé mucho.
Y un día me dije: “Esto no puede seguir escondido”, y hasta que no lo mostré no pude darme cuenta de que tenía algo que podía gustarle a los demás.
No me animaba por miedo a la crítica o lo que fuese, pero cuando vi que me empezaban a apoyar me hice una página web y de a poquito fui metiéndome cada vez más.

-¿Hay escritores o alguien que se haya dedicado a alguna rama del arte en tu familia?
-Sí, es un poco genético esto.
Mi papá escribía y tocaba la guitarra, mi hermano es músico, entonces heredamos todos un poco. Nace todo del alma. Nunca estudié nada referente a la literatura.

-Pero debés leer bastante…
- Me gusta mucho leer. Tengo épocas de novelas, en otras de autoayuda, va mucho con lo que me está pasando.

-¿Cuándo componés?
- No hay un momento puntual.
No hay un día que en mi cartera no lleve un papel y un lápiz por las dudas de que surja una idea. Por ahí estamos una tarde en la laguna tomando mates y paro para ponerme a escribir; otra vez me pasa lo mismo en un viaje o cuando estoy por dormirme.
Depende también de cosas que pasan en el día, de lo que le suceda a un amigo, familiar o algo que veo.
Todo es motivo para generar inspiración cuando a uno le gusta.

Sobre “Esmeralda, el planeta de los sueños”, Florencia recuerda que un sábado a la tarde se sentó en su casa frente a la computadora con el deseo firme de escribir algo, no sabía bien qué, pero sí presagiaba que cuando el manantial de ideas tomara forma y se agrupara en una estructura única no iba a ser un escrito más.
“No quería hacer una poesía, no sabía si un cuento, si una novela, no sabía lo que iba a salir. Arranqué por el título, sin saber qué iba a tener de común con el desarrollo de la historia. Lo abandoné, lo retomé, lo volvía a dejar.
En ese interín recibí un regalo de mi marido, una netbook. `Es para que termines de escribir el libro´, me dijo. Así que desde ahí, con la compu a todos lados. Hasta que lo terminé.
Quedaron 216 páginas, más que nada pensando en los chicos y en transmitir lo que uno fue aprendiendo, dejando todas las enseñanzas posibles para los niños y por qué no para los adultos. O sea, da para distintas interpretaciones”.

-¿Cuál es el argumento de la novela?
-Se trata de un chico que despierta en un planeta diferente, con seres totalmente distintos  a los que él está acostumbrado a ver en la Tierra. Se le da una misión a cumplir, pero no la sabe hasta el final del libro. Recién cuando logra el objetivo puede retornar a su lugar de origen. Tiene un compañero de viaje que es un duende de ese planeta, que le va dejando enseñanzas que lo ayudan a lograr su cometido.

-Después de escribir el libro viene la edición, que para los escritores locales suele ser todo un tema. ¿Cómo fue en tu caso?
-Fue un poco complicado, sobre todo por el tema económico. No me daban los costos, entonces, en vez de gastar en una editorial fui a una gráfica en Buenos Aires que me hizo todo. No obstante, toda la diagramación fue hecha por mí. El libro por el momento está en Junín, lo distribuyó en las librerías, lo ofrezco en las escuelas y hasta he ido a leerlo y compartirlo con los alumnos para saber si les gusta.

-¿Y en qué consiste el libro de actividades que acabás de publicar?
- Justamente es un proyecto que nació gracias a la interacción con docentes y alumnos de algunas escuelas cuando les fui a presentar el libro. Está basado en el diseño curricular de segundo ciclo, para quinto y sexto grado. Se armó porque el año pasado algunos colegios empezaron a trabajar con él. En las vacaciones empecé a trabajar, con la ayuda de una amiga que es psicopedagoga, y estoy muy contenta.

-¿Pensás seguir publicando?
-Sí (se entusiasma y sonríe). Por ahora quiero disfrutar esto y pagar algunas cuentas que me quedaron para publicar “Esmeralda…”, pero sí, ahora que arranqué quiero seguir y seguir.

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