MARKETING APLICADO

Lujo

Resignificación social del término.

El Indio Solari es quizá uno de los artistas más influyentes de las últimas décadas, el ex líder de los Redonditos de Ricota accede al subconsciente popular bajando en cascada una serie de valores que la sociedad, en su recambio generacional, ha comenzado a exhibir.
Influencias, de eso trata esta columna que intenta describir los puntos de contacto por los cuales las personas modifican o condicionan sus hábitos y costumbres. Se trata de un sistema que se nutre de fuentes tan diversas como interconectadas: la música, el arte, la literatura, los referentes deportivos y sus frases, los políticos y lo que exhibe la televisión en su verborragia visual. Todo fluye e influye inconscientemente en  nuestro comportamiento público afectando nuestras elecciones, formas y estilos.
No se trata de cuestiones forzadas o imposturas, por el contrario, actuamos de forma natural e instintiva pero siempre para ser parte de un sistema de normas. Lo que hacemos y cómo lo hacemos; lo que decimos y cómo lo decimos, todo está dado por y para la aprobación de nuestros pares como animales culturales que somos.
Fue en la década de la “pizza con champagne” cuando la exhibición del lujo llegó al pico más alto. En aquel momento el antagonismo se planteaba cuando el artista de referencia llenaba estadios entonando la canción “Un poco de amor francés”con la frase que auguraba el cambio de paradigma.
“El lujo es vulgaridad” se presentaba como una propuesta, una invitación que hoy toma cuerpo como síntesis de una idea. Acaso hoy la exhibición de un auto importado no sea tan valorada y aceptada como valor en sí mismo; acaso en nuestros días tengan mayor aceptación quienes “saben vivir la vida”.
Entiendo que por estos tiempos la virtud habita en quienes hacen elecciones para mejorar el “día a día” disfrutando cada momento en profundidad. Estamos en tiempos de cambios, tiempos de cocina gourmet, cata de vinos, viajes exóticos, vida saludable, aire libre y una permanente búsqueda de mejorar nuestra cotidianeidad y exhibirlo como nuevo parámetro de lujo.
Quizá ya no sea tan llamativo, o efectivo en términos de exhibición, un auto importado como el viaje exótico a Tailandia; quizá se trate de otro estilo, de una nueva tendencia que los comunicadores debemos observar como fuente de información ya a fin de cuentas para comunicar, primero hay que observar.
El lujo es vulgaridad.