OPINION

¿Por qué UCR?

La “fiesta” explotó ya antes de la votación. En realidad costaba entender qué se festejaba, porque los que ayer aplaudieron de pie la venta de YPF ahora aplaudían, otra vez de pie, su expropiación, y los que ayer votaron en contra de su venta, hoy votaban junto con los “conversos”. No es la intención analizar aquí la conducta del kirchnerismo porque es manifiestamente inimputable, ya que la obediencia debida se les impone casi militarmente, y ahora más que nunca, debido al tono épico dado al asunto. Además era urgente huir rápidamente de “otros temas”. Lo que sí es difícil de entender es el voto de la gran mayoría de los diputados radicales. No basta con decir que votaron a favor solo del proyecto en general para ser coherentes con los principios y con la historia de la UCR. Es cierto. YPF nace con Hipólito Yrigoyen en 1922 como empresa del Estado. Pues entonces se debió votar un proyecto propio donde la empresa dejaba de ser Sociedad Anónima, como sigue siendo, para ser una empresa totalmente estatal. Pero además el voto acompañando el proyecto del Ejecutivo, aunque sea solo en general, deja pegado a este partido de historia transparente en el tema, al manejo oscuro y zigzagueante de quienes son los responsables, penal y civilmente, por acción u omisión, del reconocido vaciamiento y virtual quiebra de una empresa tan identificada con lo nacional. Como todos saben, fueron el gobierno de Menen primero y el de Kirchner después los que negociaron la venta total y parcial de sus acciones y fue el gobierno actual el que miraba hacia otro lado, renegando de su obligación de contralor, mientras YPF se caía a pedazos. Por lo que cabe preguntares, ¿los mismos saqueadores de ayer hoy la van a recuperar para lograr rápidamente el autoabastecimiento energético? Esto no es serio. Menos aún si se tienen en cuenta todos los argumentos dados por la bancada radical para oponerse a todo el resto del articulado. Es imposible entender entonces, dado el peso irrefutable de aquellos argumentos, que se haya votado como se votó. Porque el precio de la coherencia fue la incoherencia. Porque no se priorizó lo ideológico; se priorizó lo estratégico, por temor a quedar enfrentado con el supuesto “progresismo” oficialista.
El “progresismo” de los que hoy quieren revivir la YPF de la que ayer fueron sus sepultureros.
Lo ocurrido en el Parlamento le hace mal a la UCR como institución, pero el Radicalismo está más allá de aquella organización y pese a algunos agoreros que dicen que está en extinción, o a quienes quieren subirse a ella para ponerla al servicio de otros, continuará su vida histórica porque forma parte de la nacionalidad. Y cuando la libertad o las instituciones de la República entran en zona de riesgo, la sociedad mira a la UCR, aún aquellos que jamás la han votado. 

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