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VOTACION EN LOS PUEBLOS DEL DISTRITO

Polémica y cuestionamientos en la previa de la elección del delegado en Agustina

Fernando Montenegro se postula para gobernar el pueblo por un nuevo período de cuatro años. Hay otros tres aspirantes al cargo, dos de los cuales criticaron la actual gestión, mientras que el restante optó por una frase sugestiva: “Será el pueblo con su voto el que evalúe”.

Agustina es el pueblo donde más interés concitó la convocatoria para postularse al cargo de delegado municipal. Los cuatro aspirantes al puesto, en la localidad ubicada a veinte kilómetros de Junín, sobre la Ruta Provincial 65, evidencian esa sensación al superar a los tres que se presentaron para dirimir la cuestión en Agustín Roca y a los dos que medirán fuerzas en Saforcada (en Morse y Fortín Tiburcio no surgió nadie con la voluntad de participar en el acto cívico, por lo cual continuarán los dirigentes actuales).
Uno de ellos es Fernando Montenegro, actual mandamás de la delegación, y quienes buscarán arrebatarle el puesto merced al voto de la gente son Vilma Tambussi, Rubén Eduardo Bowers y Cristian Longinotti. El acto que se desarrollará mañana no estará exento de polémica, dadas las fuertes críticas vertidas por quienes buscan acceder por primera vez a la conducción agustinense.  
A 24 horas del comicio, todos los involucrados dialogaron con DEMOCRACIA,  contaron las razones que los llevaron a incursionar en esta experiencia y hablaron de las obras que pretenden fomentar para mejorar la calidad de vida de su lugar de origen.

Montenegro promete lotes para viviendas

Fernando Montenegro tiene 48 años y tomó la conducción de Agustina en 2010, luego de la abrupta salida de Oscar Cademartori, quien fuera votado en 2008 por la mayoría del electorado.
El actual delegado destacó que, desde su asunción y hasta el día de hoy, ha tenido “la suerte de que la gente me ha acompañado y en este caso, que tengo proyectadas varias cosas, las quiero concretar. Con eso estaría satisfecho y podría terminar tranquilo mi experiencia como delegado en 2016, si es que la gente me renueva la confianza”.
El dirigente expresó que “tratamos de que Agustina avance y eso se logra con obras, como por ejemplo la construcción del Centro de Jubilados, para la cual el año pasado el municipio donó un inmueble a tal efecto y ya se está levantando la sede”.
Por otro lado, reveló que “estamos por entregar veinte lotes, dado que hay familias jóvenes cuya necesidad de contar con un hogar propio tiene larga data y lo que queremos es que no se vayan del pueblo”.
“Hay un déficit marcado de viviendas que se mantiene desde hace años. Pero lo importante es que a la gente no se le mienta; no se le puede decir que mañana se le va a dar una casa, cuando sabemos que eso no depende del municipio sino de la Provincia y la Nación”, comentó.
Otras de las propuestas que Montenegro dice tener en mente son “la iluminación del acceso, la construcción de cordón cuneta y la instalación de lomos de burro, porque aunque parezca mentira muchas veces la gente no mide la velocidad y los chicos siguen caminando en la calle como lo hacían en Junín hace veinte años”.     

Tambussi quiere un pueblo “pujante”

Para Vilma Susana Tambussi no hay vueltas a la hora de exponer los motivos que la decidieron a instalarse en la marquesina de posibles delegados: “Lo hago porque quiero una Agustina progresista, pujante, linda y con una mejor calidad de vida para todos”, expresó la mujer, de 57 años de edad.
Tambussi sostuvo que en Agustina sobran necesidades que subsanar, “y no son de cualquier tipo sino que repercuten de manera negativa en la vida cotidiana de los pobladores”.
Al respecto puntualizó que “es urgente el restablecimiento del servicio de emergencias, que haya riego, que se mejore la  forestación e iluminación de los espacios públicos, que se revaloricen las placitas de juego y que llegue el agua corriente a los numerosos domicilios en los que hoy está ausente”.
Con respecto a la gestión de los delegados anteriores y a la labor de Montenegro, Tambussi optó por la diplomacia al afirmar que “merece respeto el juzgar a cada uno de ellos, la gente es la que evalúa”.
Sí se refirió, sin embargo, al gobierno de Mario Meoni, al señalar que “merece todo mi elogio y mi total e incondicional apoyo”.  

Bowers: “Agustina se está cayendo”

Rubén Eduardo Bowers, de 31 años, es uno de los tantos jóvenes que nació y se crió en Agustina y que hoy siente que debe comprometerse para, por lo menos, intentar rellenar los huecos que ve en la composición estructural y estética del lugar.
Sobre ese punto, opinó que “el pueblo se va cayendo, hay muchas cosas por hacer que son de una urgencia apremiante”.
“Por ejemplo, no hay ambulancias, el día que surge un contratiempo de salud tenés que salir corriendo en auto a Junín. Y eso si contás con un medio de locomoción propio, si no se te complica mucho más. Otro problema es que el colectivo pasa dos veces por día, muy poco para la dependencia que tienen nuestros convecinos de viajar a Junín; no hay estaciones de servicio, no hay sala velatoria, escasea la iluminación, entre otras dificultades de relevancia”, describió.
Bowers sostuvo que la situación es tal porque durante la administración de Montenegro “no se ha hecho nada”. “Ha habido falta de voluntad, porque si uno plantea las cosas como corresponde y siguiendo los canales adecuados, el municipio no te las puede negar. A lo sumo tardará un poco, pero va a llegar”.

Longinotti: “Pasamos a ser los peores”

Con treinta años, Cristian Rodrigo Longinotti también integra la generación de jóvenes que pugnan “por una Agustina mejor”. Así lo expresó al dar el porqué de su postulación, al tiempo que realizó un  crudo análisis de la realidad actual por la que atraviesa la localidad.
“Hace diez años éramos el mejor pueblo del distrito, el más limpio y ordenado, y hoy nos hemos convertido en el peor por lejos. El factor estético cambió mucho: no se corta el pasto, hay árboles caídos meses y meses a la vera del acceso y de las calles, el propio pueblo es un monte y en el sector rural, los caminos son un desastre. Recién este mes, como se venían las elecciones, mandaron las máquinas a arreglar”, le dijo Longinotti a DEMOCRACIA.
A continuación aclaró que no persigue ninguna ambición política de rango mayor, sino que “quiero ver si puedo ser el nexo entre la gente y el municipio para que volvamos a ser lo que fuimos, porque Montenegro no nos ha dado nada”. 

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