En Junín, profesionales de la salud y especialistas en adicciones advierten sobre el crecimiento sostenido del consumo de vapeadores entre adolescentes, una problemática que empieza a instalarse con fuerza en la ciudad y refleja una tendencia mundial.
La advertencia llega días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertara sobre un fenómeno que se replica en distintos países. “El consumo de cigarrillos electrónicos entre niños y jóvenes está creciendo de forma alarmante. En muchos países, incluso, llega a niveles superiores a los de los adultos”, informaron.
En nuestra ciudad y la región, médicos y operadores sociales coincidieron en que se trata de un problema que ya impacta en los consultorios y en el entorno escolar.
En ese sentido, Juan Manuel Álvarez Basabe, licenciado en educación, operador en psicología social, acompañante terapéutico y diplomado universitario en el abordaje de los consumos problemáticos, dialogó con Democracia y planteó una visión integral del fenómeno:
“El aumento del vapeo en adolescentes está impulsado por factores tanto psicológicos como sociales. La curiosidad y el deseo de vivenciar nuevas experiencias son importantes, pero también hay una fuerte presión por pertenecer al grupo. El adolescente muchas veces vapea para ser mejor aceptado”, indicó.
Basabe advirtió que “hay una percepción generalizada de que el vapeo no hace nada, y no es así: contiene nicotina, que es altamente adictiva. Además, algunos vapers llevan THC, el principio activo de la marihuana”.
En este sentido, señaló la influencia de las redes sociales y la publicidad en la normalización del vapeo, comparándola con la promoción de apuestas online y alcohol. “Hoy el narcotráfico hace publicidades en las películas de Hollywood, se muestra a los actores tomar cocaína y eso lo que busca es normalizar su consumo. Esas escenas no son inocentes; está detrás el narcotráfico poniendo muchísimo dinero para que salga un actor consumiéndola", sentenció.
El especialista también alertó sobre la aparición de síntomas de dependencia y abstinencia en jóvenes consumidores de vapeadores, especialmente en aquellos que utilizan productos con nicotina. "Muchos dispositivos de vapeo modernos contienen concentraciones elevadas de nicotina. Algunos de los síndromes de abstinencia que se han encontrado son: necesidad compulsiva de vapear, ansiedad, dolor de cabeza, insomnio, entre otros. Los estudios también muestran que, - debido a la alta absorción de nicotina en algunos dispositivos - la dependencia puede desarrollarse más rápidamente que con los cigarrillos tradicionales", aseguró.
El fenómeno también deja señales visibles en el comportamiento cotidiano; por tal motivo, Basabe recomienda a padres y docentes “estar atentos”. “Cambios repentinos de grupo pueden ser una señal de alerta. En el caso específico del vaper, se pueden encontrar dispositivos pequeños similares a USB, cargadores extraños, líquidos aromatizados y olor a sabores dulces en la ropa o el aliento”, sostuvo.
“La curiosidad y el deseo de vivenciar nuevas experiencias son importantes, pero también hay una fuerte presión por pertenecer al grupo. El adolescente muchas veces vapea para ser mejor aceptado”, indicó Álvarez Basabe.
Perspectiva médica
En cuanto a las consecuencias físicas, los neumonólogos juninenses Germán Bertolot y Sergio Carpaneto describieron un escenario preocupante, en diálogo con Democracia. “Hay gente que jamás fumó y es adicta al vapeador”, señaló el Dr. Bertolot.
“En Europa, donde el fenómeno está más estudiado, ya hay evidencia de que con solo cinco inhalaciones - por hora - se puede desarrollar una enfermedad pulmonar. El vapeo empeora cuadros como el asma y la EPOC, y a largo plazo produce inflamación, alteración del ADN y hasta cáncer. No se necesita una dosis alta para que aparezcan las enfermedades”, afirmó el especialista.
En cuanto al tratamiento, aseguró que se aborda tanto el cuadro clínico como la adicción en sí, un proceso complejo que requiere tiempo y compromiso del paciente. "Tenés que tratar de captar al paciente para que siga viniendo e ir sacando ese cigarrillo de a poco hasta que pueda suspenderlo del todo. El paciente, al ser menor edad, no tiene en su cabeza que puede enfermarse o morirse. Entonces hay que charlar mucho para que el paciente lo entienda y lo acepte. No es tan fácil pero no queremos llegar cuando el paciente está enfermo", indicó.
En la misma línea, Carpaneto señaló que ha notado un aumento considerable en las consultas por esta problemática. “Veo cada vez más adolescentes que ya usan cigarrillos electrónicos. Incluso me llegan pacientes que jamás habían fumado y ahora están adictos al vapeador”, afirmó.
Y subrayó que el daño no es menor porque “una persona que vapea un rato puede inhalar tanta nicotina como si fumara un paquete de cigarrillos”.
Además de la adicción, sostuvo que los efectos inmediatos pueden ser graves: tos persistente, dolor de pecho, síntomas neurológicos, riesgo de ACV e infartos.
Ambos profesionales coincidieron en que el vapeador no debe ser considerado un método eficaz para dejar de fumar. “No solo no ayuda a abandonar el cigarrillo, sino que puede incentivar el inicio del consumo”, aclaró Carpaneto.
Según él, su efectividad es muy baja –solo un 13% de éxito anual– y hay alternativas mucho más seguras y probadas, como tratamientos psicológicos o aplicaciones de acompañamiento terapéutico.
El impacto negativo en la actividad física también fue señalado por Carpaneto. "Para la práctica de deporte obviamente va en contra porque la persona tiene más riesgo de tener asma. Entonces el que va a hacer deporte va a sentir que tiene un rendimiento que es inferior, va a sentir el pecho más hinchado, va a sentir dolor de pecho y quizás tenga que evitar en el momento de correr porque falta mucho el aire", describió.
La preocupación crece en Junín, y si bien todavía no hay estadísticas oficiales locales, el testimonio de quienes están en contacto diario con adolescentes, desde la salud y desde lo social, dibuja un escenario que no puede pasarse por alto. La tendencia avanza silenciosamente, pero con fuerza. Y las consecuencias, tanto físicas como emocionales, ya se están haciendo visibles.
Una regulación que no frena el consumo
En Argentina, la venta, distribución, importación y publicidad de los cigarrillos electrónicos está prohibida desde hace más de una década. La disposición 3226/2011 de la ANMAT estableció este marco legal que busca restringir el acceso a estos dispositivos, especialmente entre los menores de edad.
Sin embargo, la normativa se enfrenta a un cumplimiento deficiente, lo que facilita que los vapeadores estén disponibles en kioscos, comercios online y redes sociales sin demasiadas restricciones.
La situación se agravó en 2023, cuando el Ministerio de Salud amplió las restricciones con la Resolución 565/2023. Esta vez se incluyó también la prohibición de los llamados “productos de tabaco calentado”, dispositivos similares a los cigarrillos electrónicos pero que contienen tabaco.
A pesar de ello, el acceso sigue siendo sencillo para adolescentes y jóvenes. Según Mario Bedosti, coordinador del área de incidencia de la Fundación Interamericana del Corazón (FIC) Argentina, “el problema radica en la dificultad para implementar estas normas. La venta está prohibida para todo el público, pero debería controlarse aún más en menores de 18 años, debido a que se trata de sustancias con nicotina”.
Este panorama no es exclusivo de Argentina. De acuerdo con el último informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo existen 88 países que aún no establecieron una edad mínima para la compra de cigarrillos electrónicos.
Además, en otros 74 ni siquiera se han implementado regulaciones para controlar su uso. En ese contexto, la OMS advierte sobre los riesgos del vapeo en la salud pública y recomienda acciones diferenciadas para cada país, dependiendo de su legislación vigente.
A los países que ya prohíben la venta, les sugiere fortalecer la aplicación de las restricciones y mejorar la vigilancia. A los que permiten su comercialización como producto de consumo, recomienda implementar regulaciones estrictas, como la prohibición de sabores, límites en la concentración de nicotina y la aplicación de impuestos.
Para aquellos que consideran los cigarrillos electrónicos como herramienta para dejar de fumar, el organismo internacional insiste en que primero se deben agotar otras estrategias de eficacia comprobada antes de recurrir a dispositivos que, lejos de ser inocuos, también representan riesgos para la salud.
La realidad demuestra que las regulaciones, aunque necesarias, no son suficientes si no están acompañadas por controles efectivos, campañas educativas y un debate serio sobre los mecanismos de acceso de los más jóvenes a estos productos.
Las razones detrás del consumo
Detrás del crecimiento del consumo de cigarrillos electrónicos entre adolescentes hay una combinación de estrategias de marketing, plataformas digitales y una peligrosa percepción errónea sobre su supuesta inocuidad.
Lejos de tratarse de una elección inocente o aislada, el vapeo entre los más jóvenes se está consolidando como una tendencia impulsada por estímulos directos y constantes.
Una de las claves del atractivo de los vapeadores son sus múltiples sabores. De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la Salud, existen al menos 16.000 variantes aromáticas que se promocionan entre los niños y adolescentes a través de redes sociales y personas influyentes.
Esa diversidad sensorial —dulce, frutal, mentolada o exótica— los convierte en productos tentadores para quienes están atravesando una etapa de exploración y construcción de identidad. A esto se suma el diseño llamativo de los dispositivos, con presentaciones que incluyen caricaturas o estéticas modernas y sofisticadas que apelan directamente al gusto juvenil.
La figura del influencer también cumple un rol fundamental en la expansión del vapeo. Músicos, actores, artistas y creadores de contenido con miles o millones de seguidores publican fotos y videos vapeando, lo que naturaliza la conducta y genera un efecto de imitación en sus audiencias adolescentes.
La OMS alertó sobre este fenómeno y pidió que se regulen estos contenidos, ya que la exposición a estas figuras públicas incrementa la aceptación del vapeo entre los más chicos.
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