Sebastián Andrés Bueno: “Podés llegar a debutar, pero el tema es mantenerte”.
EXJUGADOR Y DT

Sebastián Andrés Bueno: “Podés llegar a debutar, pero el tema es mantenerte”.

Se inició en BAP y llegó al profesionalismo en Sarmiento, previo a emigrar a Europa y seguir con su carrera en diversos equipos del viejo continente. Es uno de los pocos futbolistas juninenses que tuvo el orgullo de vestir la camiseta de la Selección Argentina, dirigida por José Pékerman, y consagrase campeón Sub-20 en la Copa del Mundo del 2001. Se retiró a los 32 años y, tras volver al país, se formó como DT e inició su trayectoria dirigiendo a equipos juninenses.

Integra una privilegiada y reducida lista de jugadores nacidos en Junín que lograron vestir la casaca de la Selección Argentina. Además, en su árbol genealógico se destaca la figura de su tío-abuelo: el histórico Osvaldo Zubeldía que marcó tanto la historia de Estudiantes de La Plata, como la de todo el fútbol argentino.

Por su pasión por este deporte y para seguir el legado familiar, Sebastián Bueno cosechó una relevante trayectoria como jugador (entre otros, jugó en Sarmiento, Banfield y Marsella), y se extiende hasta el presente como DT (actividad que, por el momento, lo realiza en el ámbito amateur, pero no descarta hacerlo como profesional en algún momento).

En diálogo con Democracia, recordó su infancia en BAP; abordó su comienzo como profesional en Sarmiento; hizo referencia a la experiencia capitalizada en Europa; y valoró la importancia de tener un “plan B” en la vida de cualquier futbolista para el momento post retiro de la actividad. 

Infancia

“Nací en Pringles y Avenida San Martín, cerca de la escuela N°12, por el barrio donde se ubica el club BAP. Mi padre era empleado bancario y mi madre ama de casa. Iba al colegio a la mañana, luego almorzaba y me iba a ver entrenar a todas las categorías, hasta que llegaba el momento para entrenar con la mía. A los cuatro años salía del colegio y nos íbamos a BAP; a los 15, debuté en primera”, introdujo.

Acerca de la manera en que creció en otra época, e inclusive otro Junín, dado los cambios que vinieron con el tiempo, explicó: “mientras cumpliera con determinados horarios, era todo más libre. Íbamos al Campito Sánchez hasta que caía el sol. Con el tema del fútbol nunca me dijeron algo y me daban libertad para hacer lo que quisiera, pero sí me marcaron seguir con el colegio y estudiar”. 

“Luego, nos mudamos a Gandini y Borges, a una cuadra del Marianista. Seguí la formación en San Ignacio y me fui a jugar a las inferiores de Gimnasia Esgrima de La Plata”, relató sobre sus primeros años de vida, donde ya puede verse cómo el fútbol ocupaba una parte central de ella. 

Tras volver de su experiencia en La Plata, Bueno culminó la formación secundaria en el Nacional y, rápidamente, inició su trayectoria profesional en Sarmiento: lugar donde debutó a los 17 años y que lo impulsaría a las grandes ligas. 

Bagaje internacional

El hecho de ingresar al profesionalismo y el ser convocado por José Pékerman para vestir la casaca de la Selección Argentina Sub-20, fueron dos hechos que ratificaron que,

Bueno, reunía las condiciones necesarias para tener una distinguida carrera. Tal hipótesis se contrastó con la partida hacia el viejo continente y las vivencias en varios clubes.

“Estuve siete años en Italia, un país que culturalmente es similar al nuestro, por lo que estuve muy cómodo y la pasé muy bien. El nivel de vida es muy lindo porque trabajando lo mismo que alguien acá podés viajar, comprarte un auto, ir a comer afuera dos veces por semana. Todas las ciudades son hermosas: el mar está a 30 kilómetros y la nieve a 40”, explicó sobre su vivencia.

“También jugué en Brasil; en Chile me rompí los cruzados; y en Francia estuve 6 meses en Marsella. Compartí plantel con Fabien Barthez, Franck Ribéry, entre otros”, comentó.

Sobre las diferencias culturales con Francia, dijo: “Los sudamericanos llegábamos y poníamos música, y había un gran choque cultural porque era como un grupo de desconocidos. Me quedé atónito y me marcó porque era como que iban, hacían su trabajo y se iban”. 

Respecto a la figura del futbolista argentino en el mundo consideró que “es un jugador muy buscado dado el gran deseo de gloria que tiene. Además, es un futbolista que generalmente rinde, es aguerrido, va al frente y tira para adelante. Maradona nos marcó internacionalmente”. 

“Tuve la posibilidad de ir a otros clubes y estaba en un mejor momento. Cuando sos joven pensás que es culpa del DT o de determinados representantes que ponderan a otros, por lo que tuve un bajón delegando la responsabilidad en otros. Estuve tres años en clubes y no rendía muy bien”, reflexionó. 

Y valoró: “En Italia me di cuenta que el fútbol era mi fuente de trabajo y tenía que dar el máximo y meterle, pese a las adversidades. Las cosas que hice fueron porque se tenían que dar así, no sé si me reprocho algo de lo vivido y realizado. No me arrepiento de nada, pero tuve momentos que hoy me detengo a pensar de cuando era más joven y valoro que aprendí de eso”. 

La importancia de un plan B

Una constante que forma parte de la vida del futbolista es el lugar al que queda relegado la formación por fuera de las canchas, como así también la compatibilidad que tiene entre los tiempos de la profesión y el resto de las actividades.

Al abordar este tópico, Bueno, compartió: “Se me pasaba por la cabeza y no lo hice. Inicialmente, tuve la inquietud por la carrera de chef, pero no lo hice. De más grande no me dio ganas de estudiar”. 

Más allá de su caso, hizo referencia al plano general y opinó: “el futbolista tiene mucho tiempo libre y puede estudiar tranquilamente. Depende de cada uno y, sin dudas, puede dedicarse. De hecho, hay muchos casos de jugadores que tienen un título terciario porque, más allá de entrenar o viajar, hay momentos libres y es buenísimo hacer otra cosa”. 

“Creo que es una buena herramienta para poner la cabeza en otro lado y no estar 24 horas con lo mismo. Son pocos los que se salvan después del fútbol y es importante estar preparado”, afirmó. “También lo decían algunos entrenadores de antes: podés llegar a jugar y debutar, pero el tema es mantenerte. No es fácil llegar y mucho menos mantenerse”. 

Sostuvo que “hay que tener una mentalidad más allá del fútbol porque se termina y hay que tener algo: sea un estudio o saber cómo seguir”. Luego, recordó: “Cuando llegué estaba radicado en San Justo, provincia de Santa Fe, y monté un negocio de ropa”. 

Volviendo a su relación con el “plan B” que le permitió sostenerse económicamente y desarrollarse en otro plano, contó: “Me insistían en hacer el curso para tenerlo y para compartir mi experiencia como jugador. Me convencí, hice el curso y arranqué en un club santafesino”. 

“Salí bicampeón en la liga santafesina y fue hermoso. Surgió la posibilidad de volver a Junín, estar más cerca de mi familia, y me vine”, manifestó sobre la vuelta a nuestra ciudad de la mano del “plan B”. 

Junín, el hilo rojo

Esta ciudad es el lugar donde nació Bueno y hoy, tras varias décadas fuera del país, es el sitio donde elige vivir junto a su familia. Sobre el lugar que encontró al volver, opinó: “crece como lo hacen las mayorías de las ciudades. Es lindo porque me gusta mucho la Laguna o el Parque Borchex”. 

Un aspecto central en la cultura juninense es el fútbol de la Liga Deportiva del Oeste. Al analizar esta competencia consideró que “es muy competitiva. A su vez, hay algunos que equipos que tienen la posibilidad económica de ser semiprofesionales, pueden costear costos y entrenar todos los días”. 

Asimismo, también hizo referencia al mundo Sarmiento, tanto por su importancia como punto de partida del profesionalismo, dado que es el actual representante local a nivel nacional. Al respecto, afirmó: “a Junín se lo asocia por el Verde. Sería lindo e importante que todos tiren para el mismo lado y se lo apoye, porque nos representa a todos los juninenses en todo el país. Al tener tantos clubes y ser muy pasionales la gente se divide y se queda con el club de barrio”. 

Cierre: el saldo positivo

El inicio en BAP; los meses vividos en las juveniles del Lobo platense; el paso profesional por Sarmiento; consagrarse con la camiseta de la Selección Argentina; emigrar y vivir en distintos países de Europa; y el retiro: todo eso y mucho más componen la hoja de ruta de vida de Bueno.

Al hacer un balance de su carrera como jugador, analizó: “estoy contento con los lugares donde estuve y lo que di. No sé si calificar como positivo o negativo, pero no me arrepiento de lo que he hecho. Lo disfruté y nunca me creí un fenómeno y tampoco un picapiedras. En algunos momentos me fue mejor que en otros y creo que fue en Italia donde me sentí más profesional”.

Hoy, desde el retiro como jugador, pero en actividad como DT, Bueno descartó la posibilidad de volcarse de lleno a esta actividad y desarrollarse en el profesionalismo. “No pienso en dirigir a un equipo profesional porque tenés que meterte mucho en el tema. Si mañana me agarra la locura, me pongo a viajar e ir a otros lugares para prepararme y tener herramientas para poder hacerlo a ese nivel. Pero, vuelvo a repetir, no me pasa”, expresó. 

Sin embargo, al definirse como entrenador describió: “más que técnico, soy alguien que trata de enseñarle a los chicos todo lo que uno ha vivido, y no solo en lo futbolístico, sino en lo personal. Transmitir las vivencias en lo futbolístico para la vida, que es lo más importante”.

Finalmente, si bien no es el deporte donde vuelca toda su energía y pasión, sí lo es la familia y el afecto hacia ella. Al respecto, concluyó: “pienso en mi hija y lo que tiene que ver con ella, como puede ser cuidarla, educarla y que crezca bien. Ese es mi propósito y mi interés”.

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