Los almacenes locales se enfrentan a un panorama de inestabilidad.
Los almacenes locales se enfrentan a un panorama de inestabilidad.
ANTE EL AUMENTO DE PRECIOS Y LA ELIMINACIÓN DEL CEPO

Almacenes de Junín: cautela, segundas marcas y un consumo más controlado

La baja en las ventas y los cambios en los hábitos de compra obligan a los comercios de barrio de nuestra ciudad a repensar sus estrategias frente a aumentos dispares y un mercado cada vez más retraído.

La reciente eliminación del cepo cambiario ha tenido efectos inmediatos en la economía local, especialmente en el sector de los alimentos. La devaluación del peso y la fluctuación del dólar han generado un aumento significativo en los precios, afectando directamente el bolsillo de los consumidores y desafiando a los comercios de proximidad. 

En Junín, los almacenes, tradicionalmente el refugio de los vecinos para sus compras diarias, se han visto obligados a adaptarse a esta nueva realidad, enfrentando el desafío de sostener la demanda mientras los precios continúan subiendo. La incertidumbre sobre el futuro de la economía y las estrategias comerciales que están implementando los pequeños negocios de barrio marcan el pulso de esta situación compleja, donde la estabilidad parece cada vez más lejana.

Los pequeños comercios de nuestra ciudad atraviesan un escenario de precios inestables y ventas moderadas, donde las segundas marcas y el consumo día a día marcan la dinámica. Así lo reflejan referentes locales del sector, que advierten un cambio de hábitos de los consumidores y diferencias notorias en el comportamiento de los precios.

Roberto Elías, dueño del supermercado Don Enrique e integrante de la comisión directiva de la Sociedad Comercio e Industria de Junín, señaló – en diálogo con Democracia – que los aumentos más fuertes recientes fueron en bebidas y con una marca en particular. “Hubo recientemente un aumento significativo con Coca-Cola, fue de un promedio de un 8/9%.

La verdad que nos ha sorprendido. Porque si bien es primera marca es un producto que se estaba vendiendo menos porque tiene un precio alto. Pero aparentemente la política ha sido aumentarlo”, contó. 

Elías aclaró que, en líneas generales, los movimientos de precios han sido más controlados. “Después, otro aumento significativo en seis meses no hubo. Es decir, han sido normales en relación a lo que fue el año pasado. Ahora, en este año, son muy puntuales y no tan significativos como el de Coca-Cola”, describió. 

En cuanto a las estrategias comerciales, explicó que “hoy hay una tendencia a la baja de la venta, entonces tienen que generar acciones, promociones, porque si no, no hay rotación. Entonces no hay aumentos significativos, sino que está todo muy tranquilo y los aumentos no los pueden hacer”.

Sobre el comportamiento del consumidor, Elías opinó que se percibe el cambio porque “no hay un descontrol”. “No registramos un ‘comprar por comprar’, sino que compran lo que se necesita y aprovechan promociones. La compra es más pensada porque hay que administrar mejor el dinero”, sostuvo. 

Finalmente, proyectó que la recuperación dependerá de la iniciativa de los comerciantes. “Nosotros vamos a tener que agotar los recursos como para conseguir mejores precios y ofrecer servicios diferenciales a los clientes. Hoy hay que salir a buscar la venta”, concluyó.

La carne sube, el consumo se adapta

Por su parte, Pablo Sarquis, propietario de la tradicional carnicería del barrio Sabor Criollo, también compartió su perspectiva, en diálogo con Democracia. 

“El fuerte nuestro es la venta de carne. En los últimos seis meses la carne tuvo una subida muy grande. Estuvo todo el año estancada y después subió para las fiestas y algo que nunca pasaba es que siguió aumentando”, relató. 

Sin embargo, advirtió que no todas las subas tienen el mismo origen. “La carne en dólares, por ejemplo, nunca valió tanto. Porque en realidad la carne nunca valió como está valiendo hoy 10 dólares. Es algo excepcional”, señaló. 

“Sabor Criollo, con sus dos sucursales, cuenta con una amplia variedad de oferta de distintos tipos de carnes. Entonces, cuando el consumo se va moviendo de vaca a cerdo o pollo, nosotros acompañamos a los clientes para que ellos puedan seguir consumiendo”, explicó. 

En cuanto a la actitud frente a los aumentos, fue tajante y aseguró que en su momento, cuando había subas constantes, han tenido una política de directamente “no convalidar dichos precios y directamente no comprar”. 

Además, coincidió en que la dinámica de consumo ha cambiado. “El que busca marca, busca marca. Pero también es verdad que la gente empezó, hace rato ya, a buscar segundas marcas”.

Finalmente, expresó un deseo compartido por muchos comerciantes: “Para los próximos meses, lo primero que desearía es una estabilidad de precios y después que se reactive el consumo”.

“La venta sigue lenta”

En diálogo con Democracia, Fernando Savore, vicepresidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia, explicó que “de octubre a diciembre” se vivió una meseta interesante. “O sea, si bien hubo incrementos, estábamos hablando de un 2%, un 2,5% –en algunos productos salpicados–, que la verdad no cambian el curso. La estabilidad siempre le da la posibilidad a la familia argentina de poder organizar un poco más el gasto en lo que es alimentos”, detalló.

Sin embargo, esa calma duró poco. “En el mes de marzo tuvimos una invasión de listas que algunos, –por ejemplo, el aceite– rondaban el 10%. En algunas marcas de café también hubo subas de 12%. Fue muy, muy agresivo en lo que fue marzo y durante la primera semana de abril”, indicó. 

Savore atribuyó parte de esa escalada a movimientos anticipados de las grandes empresas. “Tienen sus asesores y evidentemente estaban previniendo lo que podía llegar a ocurrir”, sostuvo.

Tras la noticia de eliminación del cepo, los precios se estabilizaron nuevamente, aunque persiste la expectativa. “Nosotros tenemos más que claro que cada vez que el dólar blue subió, la mercadería varió para arriba. Ahora el dólar blue bajó, o sea que la discusión sería qué dólar van a tomar: si el dólar blue o el dólar oficial. Considero que si tomamos el dólar blue –que es lo que se tomó históricamente– evidentemente la mercadería tendría que bajar de precio”, señaló. 

Respecto a las diferencias entre grandes marcas y pymes, Savore fue claro: “Las marcas líderes no midieron en el tema de los aumentos y las marcas pymes considero que han sido más cautas. Entonces, en función de lo que fue el año pasado y lo que va de este año, si bien hubo algunos incrementos en las marcas pymes, fueron muy cautos porque evidentemente tienen que sostenerse en un mercado que no es fácil”. 

Hoy la brecha entre primeras marcas y segundas, se amplió considerablemente. “Un pan lactal de marca Bimbo, por ejemplo, hay que venderlo en 5.000 pesos y uno marca pyme lo podemos vender entre 2.000 y 2.500, depende de la marca”, describió. 

Por otro lado, se refirió a la dinámica de consumo y explicó que “históricamente” enero, febrero y marzo son meses que “son especiales en cuanto a la baja de venta por el tema de vacaciones y comienzos de clases”. “En tanto, abril es un mes donde la venta se tiene que ir recuperando. Sin embargo, hasta el momento la cuestión va muy lenta. No hay tanta venta, los comercios están con la venta justa, la gente es más cauta, no es de hacer una compra grande quincenal mensual. La gente se maneja más en el día a día y por ese lado nos favorece el comercio de proximidad porque usted por 12.000 pesos no se va a ir hasta un hipermercado”, relató. 

Además, destacó un cambio cultural: “Los argentinos, todos los argentinos, somos muy marquistas; desde el calzado, la vestimenta y obviamente los alimentos. Y lo que vemos nosotros es que en los últimos tiempos la gente viene a la góndola buscando el paquete de galletitas y se lleva el que está en mejor precio y seguramente la pyme está en mejor precio. Entonces ahí está el factor de que la gente sigue confiando en la marca pyme y, por el otro lado, ya esto de la marca se está corriendo y la verdad que es una alerta a las marcas más conocidas”.

En ese sentido, detalló que “hoy por hoy, prácticamente toda la góndola es de empresas pymes y por allá perdida hay una de primera marca”. “No se trata de un capricho que tengo de poner la marca pyme y no comprar la primera marca, sino que funciono en base a la demanda de mis clientes. Si veo que mi cliente demanda más el fideo de mil pesos y no el de dos mil quinientos, entonces yo apuesto a eso”, aseguró. 

Consultado sobre qué medidas podrían ayudar a frenar los aumentos, Savore hizo hincapié en la necesidad de una discusión sobre cuántos incrementos de impuestos tiene cada mercadería. “Los impuestos son tremendos. Me parece que la discusión de los impuestos que sufre la mercadería, por comercio, es demasiado. Creo que ahí hay que hacer una evaluación y ver qué es lo que se puede sacar”, sostuvo. 

Destacó, además, la buena recepción institucional que han tenido. “Con el presidente de la Federación, Daniel Acuña, cada vez que hemos solicitado una reunión ya sea con la Secretaría de Comercio o con Fernando Martín Blanco Muiño, como Subsecretario de Defensa del Consumidor, la respuesta siempre ha sido que sí. Nunca nos vamos a quejar de que algún gobierno nos haya dado la espalda”, indicó. 

Durante abril 

Los precios de los alimentos registraron una suba de 3,4% en abril. La carne fue la principal categoría que impulsó la variación mensual, al anotar un alza de casi 7% en las últimas cuatro semanas. Los lácteos también presionaron el indicador al alza. Ambas categorías explicaron tres cuartos de la inflación que acumula el rubro en las últimas cuatro semanas. 

Los productos de la canasta básica tuvieron un incremento promedio de 3,4% en las últimas cuatro semanas y del 2,5% de punta a punta en ese período. Los datos surgen de un informe semanal que realiza la consultora LCG. 

Además, en medio de la salida del cepo al dólar y el conflicto entre los supermercadistas y los proveedores por los aumentos “desmedidos” que fueron anunciados y luego suspendidos, LCG indicó que los precios de las 10 categorías que releva de manera semanal no registraron variaciones en la última semana. 

En ese lapso, seis categorías de productos básicos mostraron retrocesos de hasta 2,8% en sus precios, como en el caso del azúcar. “El sensible incremento de bebidas (luego de la reducción de la semana previa) es compensado por la caída de precios de ocho rubros”, explicaron desde la consultora. 

El informe indicó que las carnes y los lácteos fueron los rubros que más influyeron en la variación mensual, ya que explicaron el 75% del alza.

Durante abril, solo dos de las diez categorías relevadas se ubicaron por encima del promedio, que termina el mes en 3,4%. Así, el rubro carne duplicó el dato general al trepar 6,9% en las últimas cuatro semanas. 

Le siguieron los condimentos que escalaron 5,5% en el mismo período. Por el contrario, el aceite y las verduras registraron bajas de hasta 1,6% en sus precios.

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