Aldo Marchetto repasó su trayectoria con Democracia.
Aldo Marchetto repasó su trayectoria con Democracia.
CANTOR, COMPOSITOR Y DOCENTE

Aldo Marcos Marchetto: “La música y el vivero son las pasiones de mi vida”

Supo ser el guía de sus hermanos en la infancia y el desarrollo artístico. Estudió en el Conservatorio de Música Junín, descubrió su vocación en la pedagogía y montó su propio espacio para brindar clases, además de ejercer en una decena de colegios a nivel local. En simultáneo, se abocó a estar en contacto con la naturaleza y desempeñarse laboralmente en el vivero. “A los 11 años yo era el que primero me levantaba y agarraba los gladiolos al amanecer”, comentó.

Representa uno de los casos más emblemáticos a nivel local de lo que es el amor a la música y la docencia. El paso del tiempo como así también el ser integrante de una de las familias más populares de nuestra ciudad han contribuido a que esto ocurra. Además de ello, el rol de Aldo Marchetto como hermano mayor y guía ha sido un valor distintivo que le ha permitido capitalizar una gran experiencia ocupando distintos roles.

En diálogo con Democracia, Marchetto recordó la infancia junto a sus padres y 14 hermanos; hizo referencia a la importancia del vivero durante su juventud; y compartió cómo fue desarrollarse profesionalmente en el mundo artístico.

“Nos criamos en una quinta muy linda porque mi mamá tenía muchísimo gusto para los jardines y todo transcurría entre plantas y flores. Tenemos un vivero de tres hectáreas y, a veces, necesitábamos a mi padre y lo ubicábamos porque él se la pasaba cantando”, inició.

Haciendo una valoración de su infancia sostuvo: “Ambos tenían valores importantes. Por ejemplo, mi madre, porque éramos muchos, no nos daba llave a ninguno y quizás un domingo a la mañana se levantaba diez veces para ver cuándo y cómo llegábamos”.

“En la mesera de la cama tenía una pizarra donde se escribía a qué hora había que llamar a cada uno y con qué: nos criaba a cada uno como un hijo único”, relató e indicó: “Lo mío se complicó cuando empecé con el gusto por la música porque no estaba bien visto. Mis primos tocaban la guitarra, los escuchaba y lloraba pidiendo tener una. Y ya a los 11 fue cuando lo manifesté”.

Desarrollo en la música 

Pese al deseo de formarse en el mundo de la música desde una temprana edad, Marchetto tuvo que esperar hasta los 18 para capacitarse y descubrir la pasión por la pedagogía.

Acerca de sus primeros pasos en el rubro compartió: “Empecé a estudiar con Pío y Daniel, que son los más grandes, y seguí con los más chicos, entre los que Mario era el que más me seguía a todos lados”. 

Sobre su gusto por la música aseguró que “era tan fanático y tenía tanta devoción que me la pasaba escuchando a los conjuntos en las radios, cómo hacían voces y coros”. 

De tal forma, fue el Conservatorio de Música Junín donde se capacitó: “Armaron un curso que se llamaba Premagisterio y lo hicimos con Mario. La peleamos porque no era fácil por la dedicación y el tiempo que implicaba. Estaba en tercer año de guitarra y algunas personas ya me empezaron a pedir que les enseñe. De tanto gusto y pasión, le encontré la vuelta para enseñar rápido y me empezaron a llover alumnos de todas partes de la ciudad”.

“Todos aprendieron rápido y bien. Había alumnos que aprendían con otros profesores y se comparaban y encontraban resultados rápidamente. Un año llegué a tener 115 alumnos: empezaba a las siete de la mañana que iba a la clase antes de ir al trabajo”, valoró. 

De tal forma, y como es de público conocimiento, Marchetto trabajó en casi todos los colegios de nuestra ciudad pasando por Santa Unión; Marianista; Normal; Padre Respuela; en las escuelas N° 1, 3, 4, 7, 8, 9, 10, 12, 16, 17, 18, 19, 22, 35, 40, entre otras.

Una experiencia distintiva fue el dar clases en las escuelas rurales. Al respecto, contó: “Allí los chicos se motivaban más porque veían la guitarra y se volvían locos. Quizás en otra escuela costaba más que encuentren la motivación dadas las condiciones”.

Los Marchetto: reconocida firma local

Producto de las generaciones, de lo que hacen sentir desde el escenario y el aura que emanan, la familia Marchetto se volvió un valor de la cultura local. “Con los descendientes directos de mis padres somos más de cien, por lo que no le damos mucha atención al cumpleaños y se busca hacer algo muy íntimo y chiquito porque sino no se puede”, contextualizó.

Acerca de lo que significa la familia a la que pertenece reconoció: “Según me han dicho es la unión familiar lo que llama la atención, donde somos muchos y todos músicos.

También, en lo que respecta a lo musical siempre hacemos todo con familiares y si no sabemos hacer algo obviamente incluimos a personas que sí sepan y no importa que sean de afuera”.

Y aclaró: “Sí que nos peleamos, pero peleas normales entre familia. Siempre buscamos fortalecer nuestro amor familiar y compartir desde donde podamos. Cuando dispongo de un tiempo me gusta visitar a algún integrante de mi familia”. 

Siguiendo con su opinión en torno al fenómeno familiar agregó: “Mis padres son de raíces profundamente católicas y nos han enseñado buenos valores. Habrá algún Marchetto loco, pero son todos buenas personas. Ellos nos hablaron y nos dieron el ejemplo. No sobraba el dinero en casa y se hizo todo con mucho esfuerzo porque éramos 16: 14 hermanos, papá y mamá”.

“Mi padre se levantaba al amanecer y trabajaba hasta la última hora. No vale mucho que te inculquen valores y no te lo demuestren”, remarcó y reflexionó: “¿Viste el dicho nadie es profeta en su tierra? no es para nosotros porque se siente el cariño y a veces creo que es demasiado”.

Además de la figura de sus padres, Aldo también hizo mención a sus pares y expuso: “Mis hermanos son toda una maravilla: cada uno con su locura y genialidad. Son barbaros y no hablo con fanatismo, pero son extrovertidos, alegres y positivos. Estoy muy orgulloso de toda mi familia”.

Pasión por el vivero

Transcurrida la vida profesional y ya posicionado como una referencia en la música, Marchetto, se posibilitó desandar su pasión por el vivero. Sobre este hecho contextualizó: “Mi padre amaba todo lo que hacía y me lo transmitió. Desde que tengo uso de razón amé el vivero. A los 11 años yo era el que primero me levantaba y agarraba los gladiolos al amanecer”.

Respecto al conocimiento adquirido en este rubro explicó que “hay distintos tipos de vivero y no es ´vender plantas´: nosotros no compramos nada, sino que junto semillas, siembro, hago injertos y saco gajos. Este es un vivero de producción: veo como nacen las plantas, brotan los gajos y se hace todo de cero”. 

“Me levanto a las seis de la mañana y arranco a trabajar.Por ejemplo, en esta época, estamos haciendo gajitos y es época de gajerío de los sesenta arbustos que tenemos, pero depende de cada temporada: en invierno muevo las plantas de maceta porque en verano pasan la maceta y se agarran de la tierra. A su turno, en junio o julio, se podan las rosas y las plantas, mientras que en primavera se hacen los injertos de todo tipo de planta”, continuó.

En torno a la labor que desarrollan en el vivero, Marchetto, describió: “Hay 300 variedades de plantas y todas necesitan un tratamiento distinto. Para tener el vivero de producción hay que conocer mucho y te tiene que gustar. Por otro lado, para el que compra y vende, solo tiene que regarlas siendo una modalidad totalmente distinta”.

Valiéndose de su lugar de referencia en el cuidado de plantas brindó una serie de recomendaciones generales y dijo: “El riego es lo básico. También es importante la sanidad de la planta, ya que, puede tener insectos y hongos por lo que es importante el uso de insecticidas y funguicidas. Para decirte más, hay que tener un conocimiento profundo y ver de cuál se trata en particular”.

Y profundizó: “Cada planta tiene un hábito específico: hay plantas de interior que difieren completamente a las de campo. Cuando vienen a comprar algo les consulto: ¿vivís en el campo o la ciudad? Para poder recomendar de la mejor manera y con la mayor precisión. Por ejemplo: el jazmín necesita sol a la mañana y medio sol a la tarde y una palta en el campo se te hela”.

Al momento de abordar el mundo de las plantas y quedarse con una, Marchetto, reflexionó: “Hasta la planta más hermosa si la tenés descuidada es fea. Por eso, la planta que está cuidada y derechita ya es hermosa. En mi casa tengo muchas palmeras, no porque sea la que más me gusta, me definen las plantas que tienen vista mucho tiempo. El jazmín es hermoso, pero me da flores 20 días y el resto del tiempo no. Me definiría entre la palmera, el jazmín y la rosa”.

Cierre

Al momento de hacer un balance por su trayectoria manifestó: “Quería hacer la música para cantar y hacer docencia, y hoy me genera satisfacción y conformidad la vida que llevé.

De hecho, todavía hoy con 76 años no puedo dejar y empecé a tomar alumnos y aportar mi valor en el vivero. No tengo nada de que quejarme”.

Como parte de su presente musical citó al “Grupo Marchetto” y explicó: “Armamos una banda de ocho integrantes de la familia”. Algunos le dan de comer a las palomas, otros aprenden a tejer y nosotros nos abocamos a la música. También estoy cantando con Jorge López, que es bioquímico, y estamos haciendo dúo”.

Finalmente, al momento de dar un mensaje desde su vasta carrera por el mundo artístico concluyó: “Hay que atreverse a ser más feliz y no cerrarse en el propio mundo. En mi caso siento que no viví mi juventud por distintos motivos. En síntesis, hay que disfrutar de cada etapa de la vida”.

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