Toda una vida vinculada al fútbol de alto rendimiento. En tal sentido, vale aclarar, que todos esos años como jugador transcurrieron en otra época, cuando el potrero era la norma y la tecnología no había alcanzado al deporte como lo hace hoy en día.
Fueron las lesiones la que lo llevaron a retirarse y seguir vinculado al fútbol, pero desde otro lugar. Se trata de la historia de vida de Oscar Avilés, quien, en diálogo con Democracia, recordó sus inicios en Sarmiento; hizo mención a los distintos clubes donde jugó en la Argentina y analizó el lugar ocupado por las lesiones en la rodilla como una complejidad en toda su carrera.
Punto de partida
“Nací en Tiburcio y viví ahí hasta los 11 cuando mi familia se mudó a Junín por una lesión en la rodilla que tuvo mi hermano Miguel Ángel. Mi padre era celador de un colegio y mi mamá era responsable de inspección de enseñanza”, introdujo sobre su biografía.
“Antes en Tiburcio era fútbol nada más. Le robaba las medias a mi mamá, Doña Nilda, y jugábamos con la pelota de tela. Solo había una pelota en el club Fortín Tiburcio y afuera jugábamos con una pelota de trapo. No recuerdo si teníamos pelota de cuero, sí había en el club y se usaba cuando jugaban los mayores”, rememoró.
Acerca de su infancia en Junín recordó: “Terminé la primaria en la Escuela Nº 1 y luego la secundaria en el viejo colegio Marianista, que eran cinco aulas y se ubicaba a media cuadra de la plaza céntrica. Lo lindo eran las olimpíadas de todos los años y viajábamos por la zona”.
Siguiendo con su mirada sobre el mundo deportivo consideró que “antes era más potrero y teníamos más picardía. Hoy es todo tecnología, celular, computación e inteligencia artificial. Nada que ver entre una cosa y lo de ahora”.
“En aquel entonces, empecé a jugar en la sexta de Sarmiento luego de que mi padre hablara con Pepe Ruiseñor. Salí goleador de la división y tuve un paso por la selección local.
Lo mío fue vertiginoso y rápido para saltar a Primera”, reseñó sobre su vínculo con la pelota.
Inicios como jugador
Dándole continuidad a su trayectoria futbolística indicó: “No hice muchas inferiores, sino salté a la amateur y luego a la Primera C. Recuerdo que jugaba Sarmiento contra Rivadavia de Lincoln y mis amigos me llevaron para probarme. Entré en el segundo tiempo e hice un gol y terminé quedando en el plantel”.
“El primer año debuté contra Leandro N. Alem e hice un gol de cabeza, de palomita, tras un centro de Omar Giménez. Alterné un poco en el banco y en el segundo año me afiancé un poco más. Tenía buenos compañeros como Horacio Barrionuevo. Viajábamos en la ´cucaracha verde´ y me metían en el medio porque tenía 16 años y era de los más chicos”, contextualizó.
También hizo referencia a su paso por Jorge Newbery, cuando estuvo bajo las órdenes de Topeka Azconzábal. Al respecto, narró: “Fue para el Nacional y era una vidriera súper importante para los jugadores del interior. Debuté contra Bartolomé Mitre de Misiones. Se armó un equipo lindo: estaban Hugo Spadaro y otros grandes futbolistas”.
Con la experiencia de haber vestido las casacas del Verde y el Aviador, Avilés despertó el interés de los equipos de Buenos Aires y, rápidamente, recibió ofertas para dar un salto en su carrera. “A raíz de eso me compró Huracán que compitió con Rosario Central por mi pase y, finalmente, se arregló para que me vaya al Globo”, comentó.
“Cuando fui a Huracán habían comprado al negro Baley y poroto Saldaño. Estaba el plantel completo del campeonato del 73 que había salido campeón con Miguel Brindisi, Jorge Carrascosa y René Houseman. Era algo extraordinario porque habían salido campeón con un fútbol brillante”, contó sobre su paso por la Quema.
Como parte constitutiva de aquellos años, y a la figura de Menotti como DT y formador, expuso: “Los recuerdos son buenísimos. Al poco tiempo me cita el Flaco Menotti para la selección juvenil, ya que, aún no existía la sub 15 o sub 16. Practicábamos atrás de la cancha de Defensores de Belgrano. Argentina venía de salir campeón en Toulon con Daniel Passarella, el Américo Gallego, Daniel Bertoni, entre otros. No se viajó porque Grondona no quiso arreglar los premios. Éramos todos de inferiores y algunos ya estaban en primera”, describió sobre su paso por el seleccionado nacional.
Lesiones: piedras en el camino
Más allá de los recuerdos superlativos vinculados a figuras de primer nivel nacional, el camino de Avilés no fue nada sencillo, ya que, tuvo que lidiar con un rival muy complicado: una lesión en su rodilla. “Fue a los 18 años cuando me pasó por primera vez, me operé y volví a jugar enseguida. Al poco tiempo volví a tener una lesión en la misma pierna y se me empezó a complicar cada vez más”, explicó.
Y siguió: “Yo estaba bien y fue ahí cuando me dan a préstamo a Nueva Chicago para que pudiera tener continuidad. En esa etapa tengo la tercera lesión y no quedé diez puntos.
Tras ello, me venden a México y ahí me lesioné la misma rodilla por cuarta vez. Allá el entorno era difícil porque no me pude recuperar y volví al país”.
Sin embargo, las lesiones en la misma rodilla seguirían y se acentuarían tras sus pasos por Banfield, primero, y España después. “Nunca tuve un desgarro o esguince, pero siempre me lesioné la rodilla derecha y es algo que ocurre en el fútbol. Si hubiera sido boxeador quizás me pasaba en la mano”, bromeó y agregó: “Sin tantas lesiones, hubiera tenido otra carrera con más triunfos porque me hubiera afirmado en México y España”.
Pese a todo, y como un triunfo en su vida personal, Avilés valoró: “Me retiré donde quise: en Sarmiento. Futbolísticamente tengo los mejores recuerdos con Horacio Barrionuevo, Oscar Melillo, Osvaldo Gutiérrez, Bocha Boianelli, Omar Atondo y Daniel Passarella. Un equipo hermoso y un grupo extraordinario. Afectivamente, el Verde ocupa un lugar distintivo”.
“Los pasos por Huracán, la selección juvenil y Banfield también fueron muy buenos”, aclaró y contó que, tras su retiro profesional, continuó ligado al fútbol de una forma amateur vistiendo las casacas de distintos equipos de la zona.
“Jugué en Colonial de Ferré, pero no es lo mismo que el profesionalismo porque la exigencia es distinta y, para poder hacerlo, practicaba solo”, opinó y se definió: “Aparte de la altura, tenía habilidad, manejaba las dos piernas, era frio en el sentido que no me atoraba con la pelota. Me consideraba un buen proyecto de jugador”.
Al abordar su trayectoria analizó: “No me quedan cuentas pendientes, es cuestión de situaciones y mala suerte. Todas las lesiones ocurrieron de maneras muy sonsas, salvo en México que estaba muy bien de la pierna y pesaba 69 kilos y me lesionan con un golpe en una gira por Estados Unidos”.
Análisis de fútbol
Como palabra autorizada del fútbol, Avilés hizo referencia al deporte actual y manifestó que “el fútbol nuestro era más de pícaro. Hoy predomina la parte física. Hay pocos jugadores que gambetean. Atondo o Barrionuevo te limpiaban gente como si nada y hoy casi ninguno lo hace”.
“En la actualidad se estudia mucho a los rivales y se ven muchos videos. Estuve trabajando en el cuerpo técnico de Passarella cuando fue DT de River y te aseguro que es totalmente distinto a cuando jugué en Sarmiento por la organización y el cuidado de los jugadores”, detalló.
Y compartió una anécdota: “Cuando era jugador, parábamos en Moreno y comíamos bife de chorizo y ensalada de lechuga. Con los años, se descubre que había que comer hidratos de carbono y que lo mejor eran las pastas. Nosotros hacíamos todo al revés”.
A su vez, sumado a la comparación entre el fútbol de antaño y el actual, Avilés también hizo referencia a lo que representa este deporte en nuestro país. “El jugador argentino es ganador y no le gusta perder a nada. Lleva el fútbol en la sangre y es distinto al resto de los sudamericanos. Jugábamos en cualquier lado, pero ahora cambió el mundo y ya no hay tantos potreros”.
Un aspecto que trasciende al tiempo es la importancia de contar con un “plan B” más allá del correr de la pelota. Al ser consultado por esto respondió que “no tengo estudios universitarios y lo podría haber hecho, pero estaba muy metido con el futbol. Es cierto que el jugador tiene tiempo si quiere estudiar. Pese a no haberlo hecho, promoví ese mensaje como DT”.
“El fútbol no sabes lo que puede pasar: muchos imponderables y hay que prepararse para otra vida. También va el tema de la ayuda de la familia y los padres. Hoy los chicos estudian. De hecho, cuando estuve en River teníamos los chicos en la pensión y hacíamos que terminen el colegio y hablábamos de la importancia del estudio”, concluyó.
COMENTARIOS