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SE INICIO TOMANDO CLASES JUNTO A JUAN COMUNI

María Celina Dell’Isola: La pasión por pintar

La artista plástica juninense expuso durante diciembre de 2006 «La deuda interna» en el Centro Cultural Espacio Contemporáneo de Arte de Mendoza, ciudad en la que está radicada/En el transcurso de este año, la muestra va a ser presentada en el Museo de Arte Municipal local.

«La deuda interna es una obra que alude al nunca atendido reclamo de los pueblos originarios por la propiedad comunitaria de sus tierras, y en la que a su vez retomó algunos trabajos anteriores como así también la temática tratada en «Los dueños de la tierra. 500 años después», otra de mis series», comenzó diciendo su creadora, María Celina Dell’Isola, una juninense que abandonó la ciudad sobre fines de los años cincuenta, para vivir un tiempo en Buenos Aires y luego radicarse definitivamente en Mendoza.

La muestra, recientemente expuesta en la capital de la provincia cuyana, resultó seleccionada para la edición 2005 del Salón Nacional de Artes Visuales en el Palais de Glace, y la pintura que da título a la colección es la única de autor mendocino que integró el Salón Nacional de Artes Plásticas en el transcurso del mismo año.

Sus comienzos

Dell’Isola empezó a pintar siendo casi una niña, tomando clases en el Museo Municipal «Angel María de Rosa» junto a Juan Comuni. Sus primeras expresiones artísticas (óleo con espátulas) formaron parte de diversas exposiciones en el ámbito local, junto con las de un grupo que conformaban entre otros Monona Zanzarullo, Antonio Latorraca, Leonardo Frea, y Titina Seresi. Los trabajos de sus inicios como pintora están basados en naturalezas muertas, y en el tiempo fueron corriéndose hasta el retrato para finalmente pasar a la figura humana.

La plástica abandonó la actividad por casi 20 años, hasta que entrados ya los años ’80 retomó clases, cursos y talleres dictados en Buenos Aires por Raúl Podestá y María Laura San Martín, con quien expuso por primera vez fuera de Junín en una muestra que se llamó «Cinco Pintoras». En Mendoza -sitio en el que se radicó por cuestiones familiares hace ya 25 años- Angel Gil, Carlos Ercoli y Antonio Sarelli fueron sus maestros.

Otra temática

Con la celebración del 5º centenario del descubrimiento de América, las pinturas de María Celina cambiaron el tópico. Desde entonces su energía se canalizó en una serie de trabajos que la llevaron a crear la obra titulada «Los dueños de la tierra. 500 años después», en la que la temática hace referencia a la «desprotección y marginación del aborigen y su cultura, situación acentuada en los países latinoamericanos, especialmente los andinos» reconoció su autora, de paso reciente por Junín.

En 1994 recibió el premio del Salón de Pintura Religioso por la obra «Fervor popular» y desde entonces comenzó a asistir a distintas fiestas patronales del desierto, donde se inspira otra de sus series que justamente lleva ese nombre. «La fiesta patronal es la sociabilización, no sólo la procesión. Hay fiestas como la de San José Artesano, que son realmente surrealistas. Otras como la de Laguna del Rosario (para mí la más importante), La Asunción o El Cavadito son más auténticas, tienen características más puras y para mí son a la vez fuente de inspiración. Ahí la gente come, baila, intercambia, comercia, deja que sus ritos y tradiciones se vean como algo natural. Y eso es importantísimo, muy valioso», señaló a DEMOCRACIA.

Desde una perspectiva semejante, y siguiendo el lineamiento trazado desde 1992 en adelante, «Hoy como entonces» surge como la tercera de sus series. «Esta refiere a las actividades y costumbres ancestrales que guardan vigencia en la cultura agrícola y artesanal, como los trenzados en cuero, la molienda y rituales de carácter hereditario, costumbres tradicionales que las secuelas de la globalización aún no llegan a contaminar. La pasión por pintar me llevó a lugares en los que la cultura indígena está viva e integrada. En países como Bolivia, Perú o Guatemala estas cuestiones aparecen más fuerte», resaltó la autora -durante el diálogo mantenido con este diario- en base a las características de esta colección.

Recreo

Más allá del explícito contenido de sus trabajos más notorios, María Celina gesta a su vez un espacio que la retrotrae a sus fuentes. «Recreo es el nombre con el que se identifica una serie que hago para descansar de tanta figura. Es algo que dejo en el tiempo y de vez en cuando retomo. Allí aparece la pampa húmeda, el horizonte despojado....el lugar en el que me crié. Es algo que de alguna manera refleja mis propias raíces. Paradójicamente, pese a vivir en la montaña, sigo pintando paisajes pampeanos», enunció.

«Estoy en contra de la masificación de la cultura»

Abordando el arte y la cultura como conceptos, la artista plástica reflexionó: «Por cultura entiendo el trabajo de la gente vinculada al arte. Pero en realidad hay dos tipos de cultura, la local y la globalizada. Ninguna puede ser dejada de lado. Particularmente estoy en contra de la industria cultural y sigo sintiendo que el arte aún es belleza y armonía, no sólo en la pintura, sino también en la música o en el teatro, por ejemplo. También existen dos tipos de arte. Por un lado las vanguardias, que siguen modas globalizadas, y por otro los esfuerzos individuales por atenerse a lo personal. Quienes estamos en contra de la masificación de la cultura luchamos contra la corriente. Desde la intelectualidad se diría que lo que hacemos es pintura de modé, pero para mí la pintura que hago es realista, fidedigna y documental». 

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