“Nadie se levanta una mañana cualquiera y dice ‘quiero drogarme’. Hay un montón de cosas que te conducen a eso. Pero cuando vos empezás a explicarles esto a las familias y a hablar con los chicos desde la adolescencia para que entiendan lo que es un impulso y puedan pensar, les das herramientas para que puedan elegir”, dice en un tramo de la profunda charla que el expívot de Argentino –y de trayectoria en muchos otros clubes-, Juan Antonio Abdala, mantuvo con TeleJunín sobre su experiencia personal con las adicciones, su recuperación, el trabajo de prevención que realiza y sobre la inminente presentación de su segundo libro que resume parte de todo este período de sombras y luces con final esperanzador: “Crónicas de lo no Dicho, segunda parte”.
Desde que en 2018 presentó este testimonio de vida, Abdala sostiene que buena parte de la problemática de las adicciones a las sustancias prohibidas se alimenta de la desinformación. Y contó cómo –por este motivo- también fueron difíciles sus primeros momentos luego de revelar en primera persona los problemas que él padeció por las drogas.
“Nuestra sociedad no estaba preparada para recibir a un sujeto X que hable libremente de esta problemática, que trae 40 años de atraso, de estancamiento generacional y recién ahora estamos animándonos a tratar y desestigmatizar un montón de cuestiones que antes daban vergüenza y mucho miedo”.
Abdala, que comenzó su tratamiento de recuperación en 2011, en una charla profundamente intimista reveló cómo fue madurando este análisis y cómo esto lo llevó a involucrarse como un promotor activo de la prevención del uso y abuso de drogas. “Yo lo empecé a descubrir, digamos, de manera autodidacta. Cuando alguien necesita una mano, entonces ves que alguien se animó a hablar, y otros empiezan a hacer lo mismo. Y decís ‘bueno, si este flaco pudo... voy a ver si este problema con mi hijo lo puedo resolver en vez de estar escondiéndome’”, explicó.
A partir de ese escenario, el exbasquetbolista propone “empezar a desmitificar esto de que no podemos hablar, de que tenemos miedo, de que tenemos vergüenza, porque es lo mismo que le pasó a mi madre hace 30 años. Recién ahora estamos como empezando a abrir un poco la cabeza como sociedad y a entender que la única manera de poder resolver un problema es hablando y no escondiéndolo. Para que las generaciones venideras empiecen a poder cambiar la historia”.
El camino a la prevención y –eventualmente- solución de los demás con las adicciones exige que “dejemos de tener un poquito de miedo, de vergüenza, y aceptemos que esto está inmerso en la cultura y tomémoslo como un problema más. De esa manera, vamos a empezar a hablar más libremente, vamos a dejar de señalar con el dedo, a pensar en el otro también, a desestigmatizar. Son cuestiones puntuales que nos van a ayudar como sociedad a crecer”.
El entusiasmo y buena recepción que tuvo la obra de Abdala parece confirmar sus conclusiones. La primera parte de su libro empezó con 100 ejemplares y pronto subió a 2.500.
Pero el gran impacto lo percibió cuando comenzó a ser referente para muchas personas interesadas en prevenir el mal de la droga: “Hay muchas instituciones que me acompañan.
Se entregan ejemplares en las escuelas, doy charlas dos a tres veces por semana. He ido por toda la provincia de Buenos Aires, por Córdoba, Santa Fe, me han llamado de Corrientes, de Neuquén, sin ningún tipo de publicidad. Es un camino que se inició así, sin planificar nada, y hoy, después de 5 años, he escrito el segundo libro”. También destacó el fuerte compromiso del municipio de Junín y el gobierno provincial.
Abdala dice que fue un proceso rápido y lindo a la vez, aun cuando remover ese pasado de adicto muchas veces lo obligó a dejar de escribir un momento, por los accesos de dolor de panza y lágrimas. “Estar sentado hoy acá o pararme frente a 400 chicos es una responsabilidad de la cual yo no planifiqué nada, yo no sabía que me iba a pasar esto. De hecho, yo hice un tratamiento y estuve desde el 2011, y recién en el 2018 publiqué el libro. O sea que estuve 7 años haciendo un tratamiento y hoy me doy cuenta que eso fue parte de un proceso con avances y con retrocesos, pero la idea era poder cambiar, poder hacer algo diferente con mi vida”, expresa con una serenidad que mantiene aún en los momentos más emotivos.
El nuevo libro de Abdala, "Crónica de lo No Dicho- Segunda parte, Proyecto de Vida” será presentado el 11 de noviembre a las 19, en Fundación Casa Pronto. El autor explica el sentido del título: “Lo de ‘Proyecto de Vida’ es porque habla de la reinserción. Acá hay dos partes en el abordaje de la adicción: una de internación, cuando vos hacés un tratamiento terapéutico, y después cuando salís, que te encontrás con la realidad. En ese cambio externo que se hace, bueno, hay una transición y ya no se llama más reinserción, se llama Proyecto de Vida. Porque hay mucha gente que no se reinserta porque ni siquiera estuvo en el sistema. Entonces, en ese Proyecto de Vida también existen avances y retrocesos, y cuesta mucho sostenerlo”.
El deportista profesional retirado hoy, aparte de divulgador, es empleado en una empresa juninense. Escribió sus obras con una persona por la que él profesa altísima estima: Fabián Tonda, director de la Fundación AYLEN y presidente del FONGA, Federación de Organizaciones no Gubernamentales de la Argentina para la Prevención y el Tratamiento de Abuso de Drogas. “Considero que -del mismo modo que digo que estamos 40 años atrasados en prevención-, Fabián está 40 años adelantado”.
Y cierra la entrevista con una frase de esta suerte de mentor que fue para él Tonda: “Él dice que la idea no es luchar contra las drogas, sino trabajar para que la gente no las elija.
Por eso lo fundamental es aceptar que esto ya está inmerso en la cultura. Así vamos a hablar más libremente: cuando aceptemos tomar esto como un problema más, como es la violencia, la inseguridad, la compulsión a jugar, la obesidad, como la ESI. Es un problema más, nada más. Desde el momento que vos aceptás que esto está inmerso en la cultura ya empezás a cambiar, porque empezás a hablar libremente con tu hijo, a generar ese vínculo de confianza que te permite hablar un domingo en la mesa del tema. No como antes que estabas escondiéndote para que no se entere el vecino. Esto está en todos los contextos, entonces hablemos libremente y vamos a buscarle la vuelta para que cada vez nos lastimemos menos.”.
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