TRIBUNAL ORAL EN LO CRIMINAL 1

Un jurado popular encontró culpables a los imputados por el homicidio de Marcelo Torres

Vilma Verón (expareja de la víctima) y Gustavo Arrieta fueron condenados a prisión perpetua por "homicidio calificado por alevosía y el vínculo" y “homicidio calificado por alevosía” respectivamente. El crimen ocurrió el 27 de octubre de 2020 en el Parque Ecológico de Junín.

Tras tres jornadas de audiencias y los alegatos, un jurado popular halló culpables, ayer, a Vilma Esther Verón (28) y Gustavo Damián Arrieta (36), por el asesinato de Marcelo Torres, hecho que ocurrió el 27 de octubre de 2020 en el Parque Ecológico de Junín.

El juicio por jurado se llevó a cabo desde el miércoles en el Tribunal Oral en lo Criminal 1 de Junín, a cargo de la Dra. Karina Piegari, donde 12 ciudadanos se expidieron de manera unánime.

En efecto, Verón (expareja de Torres) y Arrieta serán condenados a una pena de prisión perpetua por "homicidio calificado por alevosía y el vínculo" y “homicidio calificado por alevosía”, respectivamente, calificación que había impuesto la Fiscalía. 

La mujer está representada legalmente por el Dr. Mauricio Muñoz, mientras que el hombre por el defensor oficial Dr. Leopoldo Singla. La fiscal de juicio es la Dra. Paola Luján, y el abogado del particular damnificado es el Dr. Fernando Ojeda. 

Cabe destacar que fue la tercera vez que en el Departamento Judicial de Junín doce ciudadanos se expidieron sobre la culpabilidad, en este caso, de los imputados por el crimen de Torres, quien falleció a raíz de las heridas provocadas por un arma blanca en la zona del cuello. 

El hecho

El episodio fue descubierto alrededor de las 9.30 del 27 de octubre de 2020 dentro del Parque Ecológico, ubicado a la vera de la Ruta Nacional 188, en Junín, frente al aeródromo.

El hallazgo se registró cuando una mujer observó que dentro de un Renault Clío blanco había un hombre ensangrentado, por lo que llamó al 911. Torres (34) era el propietario del vehículo en el que fue encontrado muerto, trabajaba en el rubro de la construcción y vivía con su padre. 

Cabe recordar que las detenciones se concretaron durante un allanamiento en una vivienda en la que vivían los acusados, situada en Junín, a la que los policías llegaron luego de analizar las grabaciones de las cámaras de seguridad y recibir un informe sobre los teléfonos celulares de los acusados. 

Según las fuentes, los investigadores determinaron el recorrido que hizo el Renault Clío blanco, patente CYM-285, y que una mujer rubia con una prenda de vestir de color roja se hallaba como acompañante en el momento en el que ingresaron al Parque a la 1.09 de la madrugada del martes.

Las cámaras cercanas a la vivienda de Verón la tomaron caminando hacia el lugar de encuentro con su exnovio con una ropa similar a la que tenía la mujer que iba como acompañante en el vehículo. Además, se recibió el informe sobre los celulares marca Samsung A10 y Motorola pertenecientes a los acusados, quienes habían eliminado mensajes y llamadas de WhatsApp.

Sin embargo, los peritos recuperaron los archivos y establecieron que la mujer había acordado encontrarse con Torres a las 12.40 y que a la 1.06 le envió un mensaje a Arrieta en el que le avisó que estaban llegando al Parque Ecológico.

Los impactos de las antenas coincidieron con la geolocalización de la escena del crimen. En tanto, durante el allanamiento fueron secuestradas prendas de vestir, mientras que las llaves del auto en el que fue encontrada la víctima, su teléfono y el arma homicida fueron encontradas en un descampado de calle Ricardo Rojas entre República Libanesa y Padre Ghío.

Por su parte, el resultado de la autopsia practicada al cuerpo de Torres determinó que murió de "un shock hipovolémico provocado por tres heridas cortantes en el cuello", entre otras lesiones constatadas.

“Verón pactó un encuentro”

En los alegatos de apertura, la fiscal Luján había manifestado que “los imputados callaron a Torres para siempre. Ese día Verón pactó un encuentro con Torres a través de un llamado, previo a hacer un plan con Arrieta para matarlo en el Parque Ecológico, desde donde se llevaron el teléfono y el arma luego del hecho”.

Autopsia

En la segunda jornada de audiencias, la perito forense Carolina Pérez Mernes, que fue la encargada de practicarle la operación de autopsia al cuerpo de Marcelo Torres, declaró que la “víctima tiene lesiones de defensa en la mano”. Además, afirmó que “tiene golpes de puño, con un elemento contundente y cortopunzante con el cuchillo”.

Y confirmó que “las lesiones que le causaron la muerte fueron tres puñaladas en el cuello, lo que le provocó el sangrado y el shock hipovolémico a raíz del corte en la yugular”. “Después de esas heridas, hubo 3 minutos de sobrevida y con esas lesiones no pudo haber caminado”, advirtió. 

“Un charco de sangre”

Martín Ausa fue el primer policía en llegar a la escena del crimen, luego de que una mujer se acercó al módulo policial de Circunvalación y Ruta 188 para dar aviso sobre un auto detenido, en el Parque Ecológico, con las puertas abiertas.

“Nos acercamos despacio y vi las piernas salidas y luego a la persona fallecida. Había sangre en todo el auto. Era un cuerpo desplomado”, describió el uniformado. Y agregó: “Vi sangre en la parte del baúl como si se hubieran apoyado y a un metro, detrás del auto, había un charco de sangre, que me llamó la atención. Recuerdo las puertas abiertas y el vidrio roto del conductor. Había restos de vidrios en el piso del auto”. 

En tanto, la oficial a cargo de la división criminalística de la Policía Científica, Lucrecia Paviolo, recordó que el día del hecho su misión fue coordinar el grupo pericial y tomó fotografías “desde lo general al detalle”. 

Con las fotos proyectadas en la sala de audiencias, afirmó que “la mancha que se halló detrás del auto, en el piso, fue por escurrimiento, y da la pauta de que alguien estuvo parado ahí”. Además, dijo: “Vimos el vidrio del conductor roto desde afuera hacia adentro. En el lado interior de esa puerta había sangre por escurrimiento” y por proyección en el techo. Y destacó que, en el momento del hecho, “la puerta estuvo cerrada”. 

En la puerta del acompañante (exterior) “no se encontró un patrón hemático, mientras que en el panel interior de esa puerta había manchas de sangre por proyección y goteos”.

En tanto, “en la puerta trasera derecha se hallaron manchas por apoyo. En la manija vimos una mancha hemática con la particularidad de que tenía un patrón provocado por otro elemento, como un guante o tejido, ya que no tenía huella dactilar”, informó.

“En el techo (interior), del lado del conductor, había manchas agrupadas por proyección, mientras que en los asientos traseros había sangre por proyección y escurrimiento a raíz de la posición final de la víctima”, indicó. “También participé de las pericias de un teléfono, del arma blanca y llaves que se encontraron en un rastrillaje”, concluyó.

“Yendo, vida”

En aquel octubre de 2020, Julián González era comisario y jefe de operaciones en la DDI. Según dijo, intervino en el análisis de las cámaras de seguridad y teléfonos de los que se habían eliminado mensajes: “Hicimos el seguimiento del vehículo al Parque Ecológico”.

“Las cámaras la registraron a Verón en calles Beruti y Tucumán, cerca de las 0.50. Luego por Tucumán pasa el auto. En otra toma, luego se ve al vehículo en Rivadavia y Libertad donde se ve al acompañante con el buzo rojo”, explicó. “Luego se dirigió hacia Intendente de la Sota y Alberdi, donde tomó dirección a Ruta 188. Y se ve que cruzó por República y luego entrando al Parque Ecológico”, declaró.

En tanto Arrieta, por otras cámaras, se comprobó que “llegó al Parque en una moto 100 cc negra que luego fue secuestrada, al igual que la campera que llevaba puesta. En la vuelta se lo detectó en Félix de Azara y Circunvalación acompañado de una mujer, cerca de las 2 de la madrugada”.

Continuando con su declaración, González agregó que, según el análisis de las cámaras y teléfonos, “Verón le mandó a Arrieta ‘yendo vida’ cuando iban por Alberdi y Ruta 188”. También, informó que en los mensajes recuperados del teléfono de Arrieta, el ahora condenado, tres días antes del hecho, había pedido un ‘fierro’, en relación a un arma de fuego porque “tenía bondi con otra persona: no aprende por la buenas”.

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