Antonela Salomone, entrenadora de patinaje artístico.
Antonela Salomone, entrenadora de patinaje artístico.
FIGURA DESTACADA DEL DEPORTE LOCAL

Antonela Salomone: “Amo el patín artístico, es mi forma de vida”

Patina desde los 3 años, empezó con su escuela a los 19 y hoy entrena a más de 200 alumnas para competir a nivel nacional e internacional. En diálogo con Democracia, un recorrido por su brillante carrera personal y los desafíos de la enseñanza sobre ruedas.

Nacida en Chacabuco, Antonela Salomone eligió Junín para desarrollarse como profesional. Estudió, se formó y está al frente de su propia escuela de patín artístico desde muy temprana edad, con patinadoras desde los 3 años hasta la adultez mayor.

Acostumbrada a representar a su ciudad en el país y el mundo, hoy, junto a sus alumnas, hace que Junín sea reconocida por su nivel en la disciplina. Trece años en la enseñanza y una vida sobre ruedas. Las lecciones que exceden lo puramente técnico y los desafíos de trabajar desde la pasión. En diálogo con Democracia, un recorrido por su historia.

El patinaje, su adn

Con sólo 3 años, conoció el vértigo y el placer de deslizarse sobre cuatro ruedas. Un antojo y el posterior regalo de su abuela: sus primeros patines fueron las primeras líneas de su larga historia en el deporte.

En Chacabuco, su ciudad natal, hizo toda la formación básica, compitió y se insertó de lleno en el ambiente. “Amo el patín artístico, es mi forma de vida”, señaló, respecto a los más de 25 años que lleva sobre ruedas.

Educación Física fue lo que eligió para complementar su incipiente carrera, y así llegó a Junín, sin saber que sería ese el inicio de su profesión. “Cuando vine, estaba en mi auge como patinadora”, recordó Antonela que, entonces, empezaba a conocer los torneos del más alto nivel.

Fue para no perder el ritmo que ingresó al Club Rivadavia. No dejó de competir, tuvo su Sudamericano en Paraguay y, para 2009, su primer contacto con la enseñanza. “La profesora me ofreció estar con los grupos más chicos y me convertí en su ayudante”, explicó, y desde entonces no ha hecho más que crecer.

La escuela

Tenía sólo 19 años cuando la escuela de patinaje quedó a su cargo y empezó a llevar su nombre. Aún así, consciente de sus prioridades, el recorrido lo hizo completo: se recibió de profesora de Educación Física y amplió su formación para enseñar la disciplina. 

“Disfruto mucho compartir lo que viví como deportista, y trasladarlo a mis patinadoras es un placer”, destacó la profesora.

Su popularidad y convocatoria no han ido más que en aumento en la última década. Es que su escuela cuenta con más de 200 alumnas, desde los 3 años hasta la adultez mayor, que se dedican al deporte de manera recreativa o competitiva.

“Hacemos varias disciplinas, como figuras obligatorias y libres. Hacia fin de año nos enfocamos en show y precisión”, explicó Antonella que, además, cuenta con asistentes para llevar adelante las clases formativas de los equipos iniciales.

Asimismo, cabe señalar que, a pesar de que la escuela siempre usó el espacio del club Rivadavia para desarrollar sus actividades, por cuestiones de logística y tiempos dividió el entrenamiento de sus conjuntos y hoy sólo trabajan allí los equipos en formación. 

“El club está creciendo mucho y este año decidimos trabajar así. Siempre estamos muy agradecidos por el apoyo que nos dan”, expresó Salomone, que aclaró que la decisión fue tomada por “la cantidad de patinadoras y el nivel de los equipos” que, en consecuencia, “exige mayor disponibilidad horaria para entrenar”.

Lo que siempre quiso hacer, hoy lo hace a diario. Es conocida por su pasión y las familias confían en ella para formar a las patinadoras. Como telón de fondo, no es más que eso lo que motoriza su popularidad.

“Nunca hice publicidad de la escuela, siempre fue el boca en boca y crecimos mucho con los logros que obtuvimos”, destacó.

Competencias

Todas las patinadoras en su escuela tienen posibilidad de competir, pero la profesora enfatiza que también tiene equipos exclusivos para disfrutar la disciplina de forma recreativa.

Es así como, con un gran trabajo y esfuerzo detrás, cada año prepara muchas deportistas, de entre 7 y 18 años, para competir a nivel regional, nacional o internacional.

“Para los equipos de competencia, la pretemporada es un momento clave para proyectar el año”, explicó Antonela, que agradeció la predisposición del municipio para poder contar con las instalaciones del complejo San Martín durante el verano.

Asimismo, entre sus alumnas, son más de 20 las patinadoras federadas. “A eso se llega cuando la deportista ya está formada, tiene un cierto nivel técnico y está dispuesta a empezar a formarse dentro de las competencias profesionales”, explicó Antonela, que puntualizó que ello “implica formar parte del sistema reglamentado por la Confederación Argentina de Patín y tener un currículum profesional”.

En el caso de su escuela, forma parte de la liga Unión de Patinadores Libres y Artísticos, en el marco de la Federación de Patinadores Metropolitanos. 

Por otro lado, respecto a los compromisos que asumirán este año, la profesora detalló que el equipo no federado participará de los 4 torneos de la Liga, torneos amistosos en la Región y de un Sudamericano en Buenos Aires del 24 al 28 de mayo.

En el caso del conjunto federado, también cuenta con 2 torneos metropolitanos, 2 torneos Abiertos y un clasificatorio para participar en torneos nacionales y sudamericanos.

Los desafíos de la enseñanza

Llevar adelante grupos de deportistas jóvenes, conocer las fortalezas y debilidades, plantear desafíos y, sobre todo, transmitir la pasión. Eso es lo que hace Antonela a diario en sus clases, y reconoce que conlleva una cuota de exigencia personal considerable. “No es fácil, pero me gusta estar ahí. Soy muy observadora y estricta en algunos aspectos”, afirmó.

Enseñar es siempre un desafío. Sea un deporte, una materia o un oficio; transmitir un saber e inculcar el amor por una disciplina no es fácil, y la responsabilidad de estar al frente de ello no es menor.

“Me gusta que quienes son parte de la escuela tengan un seguimiento y proyección, más allá de que luego compitan o no”, observó Antonela, que considera que “el patinador tiene que tener la posibilidad de crecer y avanzar en lo que hace”.

En dicho sentido, la profesora pone particular énfasis en la planificación anual y el seguimiento de cada alumna por clase, para conciliar los objetivos con la preparación y atender a los compromisos planteados.

Lo económico es, sin dudas, un desafío que enfrentan periódicamente. “Tenemos un Sudamericano en Brasil, pero lo estamos evaluando. Es muy costoso porque todo corre por cuenta de la familia”, lamentó Antonela. En dicho sentido, suelen organizar exhibiciones, rifas y venta de comida para poder recaudar dinero y viajar.

No caben dudas de que, para que su proyecto prospere, el acompañamiento es un factor clave. “Agradezco a mis alumnas y sus familias la confianza y predisposición de todos estos años”, destacó la experimentada patinadora, que también rescata el crecimiento que ha tenido la disciplina, al punto de convertirse en “un deporte como cualquier otro”.

Carrera personal

Tiene un gran presente y mucho por delante, pero también una gran carrera detrás. De la humildad de su relato se cuelan algunos datos significativos, que muestran que fue una gran patinadora: a sus 16 años alcanzó el nivel Divisional B, para competir en la escena nacional e internacional.

“Costaba mucho llegar porque no había categorías previas que te formaran y no había competencias nacionales e internacionales. Por eso, mi primer Sudamericano y mi primer Nacional fueron a los 16 años”, explicó Salomone, que ve con buenos ojos los cambios que ha habido en el deporte para impulsar las trayectorias profesionales incluso en las patinadoras más jóvenes.

La vida le exigió tomar una decisión, y optó por la enseñanza. El tiempo requerido y el nivel de exigencia hizo incompatibles ambos caminos y, aunque reconoce que sólo le ha quedado como cuenta pendiente participar en un Mundial, está satisfecha con los logros en su profesión.

“Mi carrera como entrenadora la disfruto de la misma manera que lo hacía como deportista. Esto es lo que quiero hacer toda mi vida”, afirmó.

Entretanto, su objetivo sigue puesto en la enseñanza y en representar a Junín en el país y el mundo, dado que es la primera escuela que compite a nivel oficial. “Me llena de orgullo, estoy muy contenta y agradecida con la ciudad por abrirle las puertas al patín artístico”, concluyó.

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