TRAGEDIA EN LINCOLN

48 horas de nerviosismo y el peor final

Tomás Dameno Santillán desapareció el día que cumplía 9 años. Ayer apareció muerto.

Tomás Dameno Santillán desapareció el martes último, justo el día que cumplía 9 años.

Se levantó temprano en su casa de avenida 25 de Mayo 346, en Lincoln. 

Como todos los días, desayunó y se preparó para ir a la escuela. 

A las 7.30 en punto lo pasó a buscar un remís, que lo trasladó hasta la Escuela Nº 1, ubicada en Pringles y avenida Massey de esta vecina ciudad. 

Durante el transcurso de las 12 cuadras que duró el recorrido, el niño no dio señales de malestar, comentó el chofer.  

Se bajó y se despidió, como siempre. 

En el aula, las maestras tampoco notaron nada extraño. “Estaba normal, como todos los días”, coincidieron. 

Y así pasaron las horas en clase, hasta las 12, cuando llegó la hora de retirarse.

El vicedirector de la escuela, Carlos Azcona, comentó que la madre del pequeño, Susana Leonor Santillán, había informado que su hijo iba en remís “pero se volvía caminando” hasta su casa. 

Y así ocurrió. Con una mochila roja en sus espaldas, el pequeño emprendió la vuelta por avenida Massey. 

Desde la escuela hasta la avenida 25 de Mayo debía caminar nueve cuadras. Luego doblar a la derecha y tras caminar trescientos metros se reencontraría con su madre. Pero nada de eso ocurrió. 

De hecho, salió a las 12 del colegio y a las 12.45 aún no había regresado a su domicilio. Por eso su madre, preocupada, se dirigió hasta la escuela. Pero como ninguna respuesta la satisfizo, fue a la comisaría y asentó la denuncia. 

A partir de ese momento comenzó la búsqueda y la desesperación. 

El miércoles, unos 500 efectivos realizaron rastrillajes y se revisaron 700 viviendas en la zona urbana y rural, sin resultados. Hasta ayer, cuando apareció el cuerpo sin vida del nene. 

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