CAMBIO CLIMÁTICO

Afirman que las sequías “existieron siempre”, pero advierten que “ahora son más extremas”

“Pasamos de una inundación histórica en 2016, 2017 y 2018, a una sequía que fue la más grande que se haya vivido”, dijo Alejandro Signorelli del INTA. El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) confirmó que no se espera que el calor extremo vuelva en el corto plazo.

La ola de calor que durante más dos semanas sofocó a toda la Argentina y que según confirmó en las últimas horas el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), "no se espera que el calor extremo vuelva a presentarse en el corto plazo", estuvo potenciada por la crisis climática sin precedente que transitamos, según aseguran distintos científicos y organismo internacionales.

Si bien la brutal ola de calor ha sido impulsada por el fenómeno conocido como La Niña (que acaba de finalizar luego de 3 años consecutivos), son cada vez más los sectores científicos y agrupaciones ambientalistas que elevan la preocupación por el grado de aceleración del fenómeno como consecuencia del calentamiento global. “A medida que las temperaturas globales continúan aumentando, las olas de calor solo se volverán más comunes”, aseguran.

En este sentido, un informe de febrero de este año de la iniciativa World Weather Attribution demostró que, si bien el cambio climático no fue el principal impulsor de las bajas precipitaciones en el centro de América del Sur, sí provocó temperaturas más altas de las esperadas en la región, reduciendo la disponibilidad de agua y agravando la sequía.

Otro informe de WWA en diciembre encontró que las temperaturas récord en Argentina y otros países sudamericanos a fines del año pasado fueron 60 veces más probables por el cambio climático causado por el hombre.

Al respecto, el jefe de Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) Junín, Alejandro Signorelli, señaló a TeleJunín que, después de tres años, “se está debilitando el fenómeno La Niña y en abril tendríamos mayor probabilidad de tener un año neutro, lo que quiere decir que va a llover normalmente”.

Además, alertó que estos fenómenos “existieron siempre, pero estamos viendo una tendencia más extrema y nos vamos corriendo de la media. Pasamos de una inundación histórica en 2016, 2017 y 2018, a una sequía que fue la más grande que se haya vivido, según la gente de campo”, confirmó. 

Además, recordó que el 11 y 12 de febrero “tuvimos los días más calurosos para ese mes y a la semana una helada que hizo un grado”.

Según explicó Signorelli, “La Niña es un fenómeno que ocurre en el Pacífico sur que se da por el cambio de temperatura del océano por los vientos alisios. Esto hace que se vaya hacia el norte, y que ascienda el agua más profunda y fría. Al enfriarse hay menor humedad en la atmosfera lo que hace que haya menores precipitaciones en nuestra zona. En otros lugares genera problemas de inundación, como en el sudeste asiático o Australia.

Por su parte, el fenómeno El Niño se da “cuando no hay tanta predominancia de estos vientos y se calienta unos dos grados el océano, lo que genera mayor evaporación y humedad generando mayores precipitaciones en la región pampeana”.

Crisis climática

Para comprender en profundidad cuál es la relación actual que existe entre la última ola de calor y la crisis climática, se dialogó con Guillermo Folguera, biólogo, filósofo e investigador de Conicet.

“Frente a la salida de esta ola de calor brutal, lo primero que hay que marcar es que era algo esperable como parte de las consecuencias directas de la crisis climática. Lo único que puede llamar la atención en lo ocurrido es el proceso de aceleración en el que se está dando, y entonces la pregunta sería por qué se está acelerando”, introduce Folguera.

Y detalla: “Todo lo que impacta en la crisis climática que estamos viviendo involucra la convergencia a tres grandes escalas: la global, la regional y la local. En términos sintéticos, están los gases de efecto invernadero como una de las grandes consecuencias en términos globales; a su vez, los desmontes en el Amazonas se observan como una de las causas regionales más visibles; y en términos locales, se encuentra la sucesión de políticas extractivas y de depredación de territorio que involucra incendios intencionales, desmontes, exploración offshore, mega minería y extracción de litio a través de técnicas de evaporación de agua, entre otras políticas extractivas".

"Lo que ha pasado en el país es que estas tres escalas tuvieron la misma direccionalidad”, argumenta.

En relación a la amplitud térmica generada por la ola de calor que se vio potenciada por la crisis climática, el experto menciona con certeza que “es esperable que las temperaturas en verano se exacerben cada vez más y que en invierno se vuelvan cada vez más extremas”.

Dichas amplitudes térmicas provocan situaciones muy serias en términos sanitarios y de salud ambiental y, como siempre, son los sectores populares y de menores recursos quienes sienten más fuerte el impacto por falta  de agua potable, luz o un techo donde resguardarse.

-¿Cuáles son las principales causas de la crisis climática?

-A nivel global: La ciencia ya demostró que la emisión de gases de efecto invernadero hace que los rayos solares entren y que no pueden salir,  volviendo a la tierra  cada vez más caliente. Si no se cambia la fórmula de gases de efecto invernadero tan presentes, está a la vista que esto va a seguir empeorando. 

A nivel regional: Hay que entender que mucho de los fenómenos ambientales trascienden fronteras. Es una cuestión multifactorial. Por ejemplo, para explicar la sequía histórica del río Paraná, tenemos que contemplar las consecuencias del desmonte del Amazonas; asimismo, lo que significó al desmonte y destrucción sistemática del Chaco –que según registros mundiales lo ubican entre una de las principales regiones del planeta desmontadas en términos porcentuales-. También hay que tener en cuenta el daño provocado por las plantaciones de Pino en la provincia de Corrientes y la sequía asociada. Entonces, estos 3 fenómenos regionales tienden a generar suelos que retienen cada vez menos agua, y así situaciones de menor humedad regional con consecuencias esperadas, es decir, la generación de temperaturas cada vez más altas en verano y cada vez más extremas en invierno.

A nivel local: El impacto sobre la crisis climática va en el mismo sentido ya que todos los proyectos que involucran mayor deforestación y desmonte, nula reforestación, o un sobre consumo de agua como ocurre con las mega pinerías o las mega minerías o las plantaciones de soja, no han más que profundizar la crisis climática.

-¿Cómo se sale? ¿Estamos a tiempo de revertir?

-Sí, estamos a tiempo. Respecto a cómo se sale, en principio, alterando las direcciones de las acciones globales y produciendo cambios en las tres escalas. En este sentido, es fundamental dar una discusión a nivel global, sobre todo con aquellas potencias mundiales que ubican a América Latina como una de las principales regiones productoras de insumos y commodities de exportación del mundo.

Con Europa, China y Estados Unidos, que son las tres potencias que promueven que Argentina les exporte litio para garantizar su transición energética sin tener en cuenta nuestro bienestar ni las consecuencias terribles que los proyectos de extracción de litio dejan en los territorios quitándoles el agua y secándolos por completo –como es el caso de los proyectos de extracción de litio en Chile, Bolivia, y por supuesto, en el país, también habrá que dar una seria discusión.

En términos locales, Argentina está entre los 10 países del mundo más desmontados y deforestados a nivel global de las últimas dos décadas. Las políticas extractivas que involucran mega minería, extracción de litio, desmonte, incendios intencionales y exploración offshore, deben ser seriamente revisadas.

En todos los casos, las diversas formas extractivas mencionadas generan efectos drásticos a corto plazo en términos socio ambientales y tienden a sacarle el agua a la naturaleza y a las comunidades para terminar vertiéndolas en emprendimientos que, en su gran mayoría, están relacionados con la exportación de commodities que, aparentemente el país necesita para pagar la deuda externa. Acá también habría que discutir que significan estas deudas y la consecuente prioridad del dólar.

Por último, considero que es fundamental que las formas de resistencia deben tener un eje claro a nivel, regional y local para frenar esta locura y que lo primero que no debemos hacer es pensar que es natural.

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