CUENCA DEL SALADO

Al igual que en Mar Chiquita, se secó el vertedero en la laguna de Gómez y ya no escurre agua

En efecto, el río que encadena los espejos, con dirección a El Carpincho, ya no tiene correntada y el caudal quedó estancado. Lo mismo sucede con el canal que conecta el reservorio de Agustina, con el puente Morote y la desembocadura en la altura de la Ruta 7, en Saforcada.

Un nuevo fenómeno preocupante ocurrió recientemente en el partido de Junín, más precisamente en la cuenca del Salado, a raíz de la sequía histórica que golpea al país desde hace más de un año, tanto a la producción agropecuaria, como a los ecosistemas naturales.

Al igual que ocurrió en la laguna Mar Chiquita, por la bajante, ahora se secó el vertedero de la de Gómez, donde están las compuertas, que dejó de escurrir agua y el río que encadena los espejos, con dirección a El Carpincho, ya no tiene correntada y el caudal quedó estancado.

Lo mismo sucede con el canal que conecta el reservorio de Agustina, con el puente Morote y la desembocadura en la altura de la Ruta 7, en Saforcada, que quedó literalmente sin agua, al igual que ocurre en otras cuencas.

En un contexto árido y desolado, hoy se puede caminar tranquilamente por donde antes se amarraban los botes y lanchas, y por gran parte de la superficie del cauce.

“Desastre ecológico”

El fenómeno denominado La Niña, por falta de precipitaciones, también asola otras lagunas de la cuenca del Salado como las de Lobos y de Chascomús mientras que la de Navarro está completamente seca en tanto que la de Monte está al menos un metro por debajo de su nivel normal.

En ese sentido, Chascomús registra una bajante con sectores que no tienen una gota de agua, una situación que se repite en su conectada, la laguna Vitel, donde solo hay tierra a la vista.

Los reportes hablan de “desastre ecológico” en tanto que los expertos anticipan que “el agua va a volver, pero la fauna y la vegetación va a tardar” en regresar a la normalidad tal como en la laguna Indio Muerto de Saladillo y otros sistemas lacustres de 25 de Mayo, Roque Pérez, Bragado, Las Flores y Villa Cañas, entre otras.

Según estudios de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), “se prevé el fin del fenómeno de La Niña para después de febrero” por lo que las precipitaciones ayudarían a recomponer el escenario en el que actualmente apenas llueven 500 milímetros de los algo más de mil que se precipitan anualmente.

Navarro, sin agua

Desde hace varios meses, uno de los reservorios de agua que más sufre la sequía es la laguna de Navarro, que se quedó sin agua.

Tal es así que a fines de 2022 la Municipalidad aprovechó la situación para realizar tareas de limpieza con máquinas dentro del mismo espejo.      

El intendente de Navarro, Facundo Diz, expresó que “lo de laguna tiene un impacto ambiental muy alto” vinculado a “la muerte de flora y animales” que suelen habitar en el humedal.

Asimismo, contó que el Municipio venía creciendo como destino de descanso “con récord de visitas” y que la sequía de la laguna impactó de “forma negativa”. “Hizo que impactara de una forma negativa en lo gastronómico, en lo comercial, en los feriantes”, enumeró entre los sectores afectados.  

“Va a tardar mucho en recuperarse”

Además de Navarro, la situación es muy crítica en lagunas como la de Lobos y la de San Vicente. En Saladillo, en tanto, quedó prácticamente sin agua la laguna del Indio Muerto. En enero, el presidente del Club de Pesca Saladillo, Jesús Delía, contó que la bajante se dio de manera repentina. “Veníamos zafando, bajaba muy lento, parecía que iba a aguantar, que las obras hechas estaban haciendo su trabajo, pero esta semana el agua se fue, parece que desapareció por arte de magia”, detalló a través de las redes sociales.

Y agregó: “Ecológicamente es un desastre, va tardar mucho en recuperarse. El agua va a volver, pero la fauna va a tardar y ni hablar de la vegetación, todavía nos estábamos recuperando de la sequía de 2018-2019 y ahora volvemos a foja cero nuevamente”. 

Otro espejo que quedó totalmente seco es la laguna de Sevigne, ubicada en el distrito de Dolores. En tanto, en esa zona bonaerense también bajaron significativamente sus caudales las que conforman el sistema de Encadenadas de Chascomús.

En la laguna de Chascomús misma (de unas 3.000 hectáreas), a partir de la bajante, el Municipio realizó junto a vecinos y vecinas limpiezas en las partes secas de la costanera. En el marco de la convocatoria, se recolectaron distintos desechos como botellas de plástico, latas y neumáticos. 

Más al sur de la provincia, también se quedó casi vacía la laguna La Arenera, ubicada en el distrito de Tres Arroyos y de unas 550 hectáreas.

“La laguna está prácticamente seca, con las altas temperaturas que han hecho durante las últimas semanas y la poca profundidad del lugar es posible que no haya quedado ningún pejerrey”, dijo el pasado enero Rubén Peralta, miembro del Club de Pesca Claromecó. Y agregó: “Para que esto mejore tiene que llover mucho, y de forma sostenida todos los meses, porque se trata de una laguna chata que se llena de rebalse”.

En la zona oeste de la Provincia, la situación es igual de alarmante. La laguna Cuero de Zorro (en el partido de Trenque Lauquen), por ejemplo, se encuentra 1,30 metros por debajo de lo normal, según le detallaron. Asimismo, las bajantes afectan a los reservorios de agua de otros distritos como Bragado. Sobre este municipio, el meteorólogo Mauricio Senessi dijo recientemente que en “esta parte de la provincia de Buenos Aires se vio fuertemente afectada”.

“Bragado está dentro de la consideración de sequía excepcional, es un nivel superior a lo que es la sequía grave, es decir estamos en una situación histórica”, indicó el especialista. Y agregó: “El calentamiento global y el cambio climático está ayudando a que estos fenómenos cíclicos que sufre la Tierra tengan una magnitud un poco superior a lo que generalmente tienen”.

La Picasa

La Laguna La Picasa fue años atrás el eje de conflicto entre productores y provincias por la gran cantidad de campos que inundó, y la falta de acuerdo para darle una salida ordenada a la gran masa líquida que desciende hacia Junín y la Región.

Hoy este espejo de agua muestra un panorama diferente. Aunque sobre el sector norte sigue teniendo una reducida masa líquida, su cota ha bajado considerablemente y sobre la margen del sur hasta deja ver los pocos postes de alambrados que subsistieron a la erosión y pequeños mojones de malezas.

Así, a la altura de la localidad de Aarón Castellanos, que fue la más afectada por las inundaciones allá por el 2000, la cota bajó hasta 6 metros, considerada una marca histórica en los últimos 20 años.

COMENTARIOS