Sebastián Justo Cosola, abogado y escribano juninense.
ACADÉMICO Y PROFESIONAL

Sebastián Justo Cosola: “Trabajar al lado de mi padre fue lo mejor que me pasó en la vida”

Es abogado, escribano, profesor y escritor. En 2022 fue elegido rector de la Universidad Notarial Argentina y presidente de la delegación local del Colegio de Escribanos, donde trabaja a diario. Un padre de familia y un apasionado de lo que hace, en exclusiva con Democracia.

La familia es su prioridad y, junto a su carrera profesional, el sentido de su vida. Fue músico en la juventud y, en pocos años, se convirtió en abogado y escribano. Inició su carrera docente de joven y, 2 décadas más tarde, aún la lleva adelante apasionadamente.

Doctor en derecho, escritor, rector y funcionario. Un referente en el campo académico. Es todo eso pero, fundamentalmente, un padre, un hermano y un hijo. En diálogo con Democracia, recorrió sus inicios, sus proyectos y la letra chica de su extensa carrera.

De la música a la academia

En su adolescencia era músico, tenía su propia banda, y veía su futuro en ese mundo. “Era mi sueño, planeaba mi vida ahí”, recordó. Pero debía elegir una profesión que le diera mayor certidumbre a su porvenir, y por eso se volcó al derecho y la escribanía, al ir tras los pasos de sus padres, Eduardo Justo Cosola, notario, y Graciela Acevedo, abogada.

“Decidí elegir lo que ellos hacían para sentirme acompañado en la carrera”, destacó.

En dicho sentido, explicó que “esa primera elección no fue vocacional”, sino que más bien una decisión que lo acercaba a sus padres. La Plata fue el lugar elegido y la universidad pública lo acogió, aunque los primeros años fueron difíciles. “Me iba bien, pero me sentía muerto emocionalmente”, recordó Sebastián, que añoraba su carrera musical. 

No obstante, fue la docencia lo que lo volcó definitivamente a la academia. “En segundo año, un docente me ofreció ser ayudante de cátedra. Como todo en mi vida, lo consulté con mis padres y decidí probar”, explicó el notario, que así descubrió su vocación por la enseñanza, y dio los primeros pasos de una carrera que aún hoy continúa.

“Eso me devolvió la vida, yo ya no podía escribir canciones pero podía estudiar, dar clases y transmitir conocimientos”, agregó.

Hoy, lo describe como “un vuelco totalmente inesperado de la vida”, que lo enfrentó, de muy joven, a un mundo nuevo. Para 2001, ya era abogado, escribano y ayudante de cátedra.

Objetivos claros

De un inicio incierto, a un futuro seguro; Sebastián encontró el camino y la guía que necesitaba para convertirse en el profesional que se había propuesto. Con dos títulos en su mano desde muy joven, decidió darle prioridad a su carrera docente en La Plata y Buenos Aires, e imprimir su sello personal a lo que dejaba de ser una mera tradición familiar.

No obstante, la escribanía de su padre le tenía un lugar reservado y, para adquirir experiencia en el campo, Sebastián volvió a Junín. “Uno de los dolores más grandes de mi vida fue haberme ido de La Plata”, recordó el notario que, aún así, le dio rienda suelta a su perfil académico.

“Empecé a trabajar hace 23 años y, en paralelo, viajaba en colectivo para hacer las especializaciones y la carrera docente”, explicó, al recordar que, durante más de 5 años, viajó a la gran ciudad semanalmente para cumplir con su rol de ayudante de cátedra y estudiar para dar clases.

Pero su elección no estuvo exenta de obstáculos. Sebastián recuerda que fue una etapa donde se hizo “todo a pulmón” y, sobre todo, “con un gran esfuerzo y un importante apoyo familiar”. En el horizonte, su proyecto de vida era claro, y necesitaba de su mayor compromiso.

Por ello, cuando sus padres le ofrecieron un regalo por la carrera realizada, Sebastián optó por un posgrado en derecho civil, contratos y responsabilidad en Salamanca, a sus 25 años. Ese fue el puntapié para que, posteriormente, se postulara y fuera seleccionado para una beca en la Universidad Notarial Argentina para viajar por un año a Madrid a estudiar.

Para su regreso, Sebastián sabía que quería ser doctor en derecho, y así comenzó un nuevo desafío en el que trabajó más de una década. “Son muy exigentes, me llevó 3 años aprobar el tema de tesis”, recordó el notario, que comenzó en 2012 y se recibió en 2017. 

Sin embargo, en su recorrido no estuvo solo, y el acompañamiento de su esposa, María Fernanda Morán, fue fundamental. “El doctorado lo hice con ella al lado, de otro modo no lo hubiera logrado nunca”, destacó, y recordó las horas de estudio a su lado que antecedieron al tan esperado título. Por ello, remarcó, “la tesis doctoral es de los dos”.

Funcionario 

El presente de Sebastián lo halla comprometido con sus funciones, en un trabajo ininterrumpido desde diferentes instituciones. 

Es que, en agosto del 2022, sus colegas lo eligieron presidente de la delegación Junín del Colegio de Escribanos, que cuenta con 92 profesionales. “Es un gran honor, me honra profundamente”, destacó, y explicó que existe un muy buen vínculo entre los integrantes, lo que conforma un grupo de trabajo muy eficaz.

“Somos todos de la misma generación, somos muy amigos y estamos unidos, por eso la delegación es fuerte”, señaló.

Además, pocos meses después, fue elegido rector de la Universidad Notarial Argentina, la única en el mundo de ese tipo. “Fue una situación impensada, el día anterior a la elección no sabía que estaba postulado”, explicó Sebastián, que así se convirtió en el octavo rector de una universidad con 58 años de historia.

“El trabajo es agotador, pero siempre lo hacemos en equipo”, afirmó.

Cabe destacar que la Universidad Notarial Argentina emite títulos propios de posgrado y es reconocida por la Coneau. Recientemente, señaló Cosola, lanzaron la nueva oferta académica, compuesta por diplomaturas, especializaciones, maestrías y cursos. “Tenemos un gran compromiso internacional, recibimos muchos alumnos del extranjero”, agregó. 

Por su parte, respecto al porvenir, el notario adelantó que ya sabe lo que hará cuando terminen sus funciones. “No me quiero perpetuar, ya dí mi palabra de que voy a cumplir un sólo cargo”, sostuvo, y recordó que “el éxito no lo logra una sola persona, por ello es fundamental la renovación y el trabajo en equipo”.

En paralelo, su carrera docente no se detiene. Fue adjunto en la UNLP hasta 2018 y, desde 2004, viaja semanalmente a dar clases en la Facultad de Derecho de la UBA, a la vez que enseña en la Universidad Notarial, la Unnoba, y en el Colegio Marianista. Asimismo, suele dar conferencias y clases en diferentes universidades del país.

“Únicamente me quedé con mis puestos en universidades públicas, uno no tiene que olvidarse nunca de donde viene”, destacó el notario, que advirtió que las chances que tuvo en su vida fue gracias a ello.

Docente apasionado, da lugar a su vocación y no descuida su profesión. “Tengo la carrera dividida en dos partes, la académica y la profesional, con el mismo grado de importancia”, explicó.

Escritor

De los versos, estrofas y canciones, los poemas de su juventud y su carrera musical, a la literatura académica. Su carrera como escritor es vasta e hizo un notable aporte en el campo del derecho. 

“Yo escribía música, y la manera de continuarlo fue escribiendo libros”, afirmó. Con 5 publicaciones propias, calcula que hizo más de 20 obras en coautoría, más de 50 colaboraciones en libros de otros autores y destaca que “algún día” va a publicar sus poemas.

Mientras tanto, la literatura específica es lo suyo, y su esposa, Fernanda, es quien oficia de representante. “El derecho es una ciencia opinable, y la manera de dejar constancia de lo que pensás es escribir”, sostuvo, y explicó que “todas las noches, de lunes a lunes” le dedica tiempo a la actividad. “Cuando se duerme Fausto, me hago unos mates con mi esposa y nos vamos a la biblioteca de casa”, señaló.

No hay sábados, domingos ni feriados. No hay horarios laborales ni rutinas. La escritura no entiende de eso, y Sebastián lo sabe. Incluso de vacaciones, con un cuaderno escolar en el auto y en el bolso playero, no deja que sus ideas se escapen. “La carrera de escritor es constante, no frena y no te abandona nunca”, destacó.

La familia, su prioridad

Es abogado, escribano, funcionario y docente; pero, sobre todo, un padre de familia, un hijo y un hermano. “La familia es lo primero”, remarcó Cosola, cuya historia está escrita con el apoyo incansable de su entorno.

En la escribanía familiar, ubicada en calle 12 de Octubre 39, trabajó 15 años junto a su padre, que finalmente se jubiló en 2016, y algunos junto a su madre. Actualmente, su esposa, Fernanda, y su hermano, Juan Eduardo, son quienes lo acompañan a diario. “La escribanía es una familia”, afirmó.

Y agregó: “Trabajar al lado de mi padre fue lo mejor que me pasó en la vida, lo extraño mucho”

Escribió, y escribe, su camino a diario, pero reconoce que “nadie alcanza nada sólo” y que “el verdadero poder reside en la familia y los afectos”. Se convirtió en doctor en derecho junto a su esposa y poco después fue padre de Fausto, que hoy tiene 4 años.

Sin embargo, más allá de su notable carrera como profesional, Sebastián enfatizó en que “el concepto de poder debe ser abordado de una manera diferente”, puesto que considera que “el poderoso es el que está rodeado de un núcleo de afectos que lo sostiene y lo contiene”. En su caso, reconoce que no goza de mucha vida social, pero que jamás descuida a su familia.

Ser parte, y distinguirse. Con una tradición familiar en el campo profesional, el notario nunca dejó de darle lugar a sus inquietudes y pasiones y, en retrospectiva, agradece haber tomado las decisiones correctas. “Hice mi propia carrera fuera de los cánones familiares”, señaló y, convencido, concluyó: “no soy modelo de nada, siempre quise luchar por lo mío”.

Su nombre, en honor a su padre

“Mi padre es un modelo muy importante en mi vida”, afirmó Sebastián quien, como muestra de admiración y respeto a Eduardo Justo Cosola, decidió adicionar el nombre Justo al suyo, lo que significó un complejo proceso legal.

“Hoy es simple, pero en su momento tuvimos que hacer un juicio”, recordó. Además, ello también significó que tuviera que rectificar todas las actas de su facultad, porque figuraba con su antiguo nombre.